Holii mi nombre me lo reservo, pero soy colombiana y me gustaría compartibles mis historias y que les guste y me puedan apoyar. TQM
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El momento exacto
La casa estaba en silencio. David estaba en la escuela y mis padres trabajando.
Estaba sola.
Me puse a arreglar un poco mi cuarto, pero sin darme cuenta comenzaron a llegar preguntas a mi cabeza sobre mi relación con Tiago… una relación que aún no tenía nombre.
¿Tiago y yo qué somos?
No sabía cómo describir cómo me sentía en ese instante. Qué tonta, me besaba sin que nosotros fuéramos nada y aun así, yo me dejaba llevar por lo que sentía por él.
Sentí el teléfono vibrar.
Un mensaje de Tiago.
Tiago: ¿Estás sola?
Dejé el celular sobre la mesa y caminé descalza por la sala, intentando convencerme de que no estaba nerviosa… cuando claramente lo estaba.
El mensaje seguía ahí, abierto.
Le respondí la verdad.
Y ahora lo estaba esperando.
El timbre sonó y sentí ese vuelco en el estómago que ya empezaba a reconocer. Abrí la puerta y ahí estaba él, sin moto esta vez, sin casco y con una expresión distinta… más seria, más decidida.
Tiago: Hola —dijo.
Ann: Hola —respondí, haciéndome a un lado para dejarlo pasar.
Entró despacio, como si no quisiera romper el momento. Cerré la puerta detrás de nosotros y por unos segundos ninguno habló, solo nos miramos y su presencia se sentía más fuerte que nunca, como si el aire se hubiera vuelto más denso.
Ann: ¿Todo bien? —pregunté, intentando sonar normal.
Tiago asintió, pero no sonrió.
Tiago: Sí… solo que no vine a pasar el rato.
Mi corazón empezó a latir más rápido.
Nos sentamos en el sofá, dejando apenas un pequeño espacio entre los dos. Sus manos descansaban sobre sus rodillas tensas, las mías jugaban con el borde de mi camiseta.
Tiago: Ann —dijo al fin— no quiero seguir fingiendo que esto es casual.
Levanté la mirada.
Tiago: Desde el beso…desde antes, si soy honesto, no he podido sacarte de mi cabeza —continuó— Y no quiero seguir viéndote con miedo, ni yo seguir dudando.
Se acercó un poco más y sentí el calor de su cuerpo.
Tiago: Me gustas y no poco.
Mi pecho se apretó y ensé en Deysi, en sus palabras, en mis propias heridas. En lo que significaba decir que sí y en lo que dolía decir que no.
Tiago levantó la mano y tocó mi mejilla con cuidado, como si me pidiera permiso incluso para eso.
Tiago: Quiero intentarlo contigo, pero de verdad, sin juegos y sin esconderme.
Hizo una pausa, respiró hondo.
Tiago: ¿Quieres ser mi novia?
El mundo se quedó en silencio.
Lo miré a los ojos, buscando alguna señal de duda… pero solo encontré sinceridad, miedo, sí. Pero también ganas.
Ann: Sí —dije al fin con la voz firme— Pero con cuidado.
Su expresión cambió al instante, no fue una sonrisa exagerada, fue algo más profundo, era alivio.
Tiago: Prometo no soltarte —susurró.
Entonces me besó.
No fue como los otros besos. Este no tenía sorpresa ni prisa, fue lento, consciente y lleno de intención. Sus manos rodearon mi cintura y yo me aferré a su camiseta, sintiendo cómo todo encajaba, al menos por ese momento.
Cuando nos separamos, apoyó su frente en la mía.
Tiago: Gracias por confiar en mí —dijo.
Sonreí.
Tiago: Gracias por quedarte.
Nos quedamos así unos minutos, sin hablar, solo escuchando nuestras respiraciones. Sabía que mis padres no estaban y que mi hermano tampoco.
Pero el verdadero riesgo no era ese.
Era que esta vez… yo estaba eligiendo quedarme.
Y por primera vez en mucho tiempo, eso no me dio miedo.