El Verdadero Amor Del Dios Del Inframundo

Apareci en el medio del salon de mi hogar y definitivamente todo era un caos. Uno que no esperaba conseguir. El aura asesina de mis padres en el lugar era asfixiante. Mi madre tenia a Persefone agarrada del cuello con sus pies en el aire. Mi presencia la hizo voltear hacia mi, sus ojos me miraron y su mano solto a Persefone, corrió hacia mi rodeándome entre sus brazos.

—Estas aqui— solto aliviada.

La abrace a mi cuerpo acariciando su espalda con cariño

—Estoy aqui madre, tranquila.

La sentia temblar en mis brazos, sus ojos me miraron llenos de lagrimas.

—No llores por favor, estoy bien, estoy aqui.

—Yo...— su mano fue a su pecho intentando respirar con calma —Te senti... Te senti morir... Ya no estabas... ¿A donde fuiste?

—Yo... estaba en el inframundo, me sentia muy mal anoche, creo que... de alguna manera me contagie de aquella enfermedad.

Mi madre tomo mi rostro entre sus manos— ¿Por que no me llamaste? ¿Estas bien? ¿Estas mejor?

Tome sus manos entre las mias dejando caricias suaves —Estoy bien madre, fue de improvisto, estaba muy debil, solo pense en ir alli, Seol me ayudo, las llamas del inframundo me purificaron, fue como... renacer, talvez por eso sentiste que no estaba, pero ya estoy aqui, estoy bien, todo esta bien.

Mi madre recosto su rostro de mi pecho, abrazandose a mi con fuerza, acaricie su espalda con suavidad y entonces mi mirada se clavo en Persefone, de pie en el mismo lugar, con sus ojos clavados en nosotros, nuestras miradas chocaron y pude vislumbrar el miedo en su rostro.

¿Que tenia que ver persefone con todo esto?

—Esposo...— las palabras salieron de sus labios como un susurro tembloroso.

Mi madre se alejo de mi como si aquella simple palabra hubiera quemado su piel. Ella la miro y me miro con el rostro serio.

—Tenemos que hablar— mi madre se alejo de mis brazos y me miro fijamente—Te dire esto no como tu madre, si no como tu Alfa. Quiero a esa mujer fuera de mi territorio lo mas pronto posible, te dare 24 horas para que la saques de aqui, si pasa mas del tiempo y todavia esta aqui... Acabara con su maldita existencia... Y sabes que estoy hablando completamente en serio.

Solte un suspiro cansado—Sera como lo desees, Reina.

—Pero... esposo...—exclamo Persefone.

El gruñido que escapo de los labios de mi madre hizo que Persefone saltara en su lugar asustada.

—De todas maneras ya planeaba llevarla lejos, he conseguido un lugar para ti Persefone, es hora de que te vayas.

—¡No!... No puedes hacerme esto hades

Solte un suspiro cansado—No tengamos esta conversación de nuevo. No quieres conocer mi lado malo Perséfone.

La mire serio, su cuerpo se estremecio bajo mi mirada, dio un paso hacia atras nerviosa. Ya no me quedaban dudas, Persefone sabia algo, algo que yo queria saber y que la obligaria a decirlo sin importar como.

La puerta que daba hacia el jardin se abrio con una fuerza que logro que la puerta golpeara contra la pared. Y ahi estaba el, con el rostro rojo, los labios temblorosos.

—Cariño...

—Alfa

Leiah entro al lugar a paso seguro, mis ojos lo miraron y todo lo demas desapareció, su rostro enrojecido, sus ojos humedos. Habia hecho sufrir a mi preciado compañero.

—Cariño...Perdoname, lo siento tanto...

Sus pasos se hicieron cada vez mas rapidos y entonces llego a mi, y fui incapaz de decir nada mas, porque sus labios estaban sobre los mios, y esta vez no era solo un beso casto, el estaba deborando mis labios con tanta firmeza, como si estuviera sediento y mis labios fueran la fuente de la vida, mis manos se anclaron a su cintura y probe sus labios con esmero.

Siempre crei que aquel chiste de las mariposas y los fuegos artificiales era solo otra de las tantas fantasias de los humanos, como la poesia que expresaba los sentimientos con dichos que se escuchaban dulces y enloquecedores.

Ahora comprendia que no lo era, porque incluso con los ojos cerrados podia verlos, porque las cosquillas en mi estomago se sentian como miles de mariposas revoloteando en mi interior. Queria tenerlo mas cerca aunque fuera imposible, queria fundirme en su piel hasta volvernos uno solo. Sus labios se sentian como el cielo, su sabor era el elixir de la vida, su cintura encajaba tan perfecto entre mis manos, estaba completamente hecho para mi. Estaba hipnotizado por sus labios, por su cercania, su aroma enloquecedor. Hasta que lo senti. Lo caliente de sus lagrimas en mis mejillas.

Me aleje de sus labios y lo mire, su nariz estaba roja, su mirada perdida se poso en la mia.

—No llores cariño, estoy aqui... Lo siento, lo siento tanto.

Sus manos tomaron con fuerza la tela de mi ropa empuñandola.

—A donde fuiste? No puedes irte asi no... no puedes dejarme Dark.

Tome su rostro entre mis manos y limpie sus lagrimas con suavidad.

—No ire a ningun lado cariño. Lo prometo, jamas voy a dejarte. Te amo, lo sabes...

Sus labios se corvitieron en un puchero adorable, mi rostro tan cerca del suyo, nuestras narices se rozaban, Leiah cerro los ojos suspirando con nerviosismo

—Prometeme que siempre volveras a mi.

—Lo prometo, cariño.

Leiah solto un suspiro aliviado, como si esas simples palabras pudieran calmarlo por completo, incluso aunque solo fueran palabras. El confiaba en mi y eso me llenaba de satisfaccion.

Leiah escondio su rostro en mi cuello pegando su cuerpo del mio, lo abrace con fuerza hundiendo mi rostro en su sedosa melena violeta, su cabello era tan suave y olia tan biel, todo de Leiah era precioso y me encantaba tanto.

Y entonces lo escuche susurrar en mi piel—Quiero dormir contigo Alfa.

Un gruñido territorial escapo de mis labios de solo imaginarlo en mi cama, su piel junto a la mia, sus mejillas enrojecidas.

El no sabia todo lo que provocaba en mi.

—¡Esposo!.

El grito que solto persefone me trajo a la realidad. Leiah saco la cabeza de mi cuello y la miro, yo hice lo mismo, y ella estaba ahi con sus manos en puños, con el rostro rojo de la rabia.

Ni siquiera recordaba que ella estaba aqui, o que mis padres tambien lo estaban.

Pero al mirarla recorde. Tengo que sacarla de aqui.

Tome a Leiah de las mejillas y sus ojos volvieron a mi, su mirada se suavizo, batio sus pestañas con una dulzura que me hechizaba.

—Puedes esperarme cariño? La llevare a su nuevo hogar y volvere rapidamente contigo, ¿Me esperaras dulzura?

Sus manos tomaron las mias con suavidad acariciando mi piel y sonrio—Siempre voy a esperarte alfa.

Mis labios se posaron en su frente—Te llevaré a la cama, cariño.

Lo tome en mis brazos con sutileza, sus piernas se enredaron en mi torzo, sus brazos se anclaron en mi cuello, acurrucando su rostro en la curva de mi cuello. Su cuerpo se sentia tan pequeño entre mis brazos, tan fragil con un muñeco de cristal. Era tan precioso y encantador, queria cuidarlo, adorarlo. Leiah lo era todo para mi... Y el lo sabia.

Camine con Leiah entre mis brazos, mis ojos vislumbraron a Persefone de pie en el mismo lugar, con su rostro rojo de furia.

—Tu y yo hablaremos cuando vuelva. Esto se acaba hoy Persefone.

El miedo en su rostro no paso desapercibido para mi.

¿Que has hecho persefone?