Ella es Karina quien después de morir, se convierte en una concubina destinada al sufrimiento y también a la muerte.
Cómo no está dispuesta a morir en manos de quienes hicieron sufrir a la joven que le ocupa el cuerpo, ella logra hacerse fuerte y hace arder el palacio y de paso también a todos sus enemigos.
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Propuesta ventajosa
Alfonso dio orden de iniciar a comer y todas sus mujeres comenzaron a disfrutar de su comida.
Había un silencio incómodo y Charlotte cuando tenía oportunidad como estaba cerca del emperador, le servía vino con una sonrisa amable.
El emperador se sentía dichoso y de vez en cuando halaga a la joven concubina, su belleza lo tenía deslumbrado. De todas sus mujeres ella es la que más ama su corazón. Es de quién se ha enamorado.
Al ver la amabilidad de la joven concubina, una idea le llegó a su mente, idea mortal para él, es solo que no sabe en realidad con quién se mete.
Si nombra Charlotte como su concubina, conocerá el infierno en la tierra.
Además de que, aquella joven princesa estaba más capacitada que las demás, por su linaje noble de princesa.
Cuándo todos terminaron de comer, Alfonso despidió a todas sus mujeres, menos a Charlotte.
Necesita comunicarle lo que ha estado pensando, y como condición a eso, le pedirá que en cuanto suba al trono, tengan un hijo.
¡Pobre iluso!
Nada más quedarse solos en el comedor, él se fue directamente al grano.
—Princesa Charlotte, ahora que la emperatriz no está entre nosotros, me gustaría hacerte emperatriz, pero a cambio quiero que me dejes un hijo desde de tomar el trono— dice él con un semblante serio y Charlotte en su interior sonríe, este tonto por fin está en sus manos y ella no tuvo que esforzarse tanto.
—Que el emperador me tomé en cuenta de esa manera, es lo mejor que me puede haber pasado en mi vida, soy tan feliz — dice ella para luego dejar salir algunas lágrimas de “felicidad”
El emperador va hasta ella y la abraza con cariño, y le da palmadas en la cabeza para que deje de llorar
—Todo estará bien, deja todos en mis manos, no te defraudaré en el futuro, si haces lo que yo digo— aconseja el emperador a Charlotte, y ella le dedicó una sonrisa.
— Voy a ser la mejor emperatriz para el emperador, le daré muchos hijos para abrazar, y seré obediente — dice ella con dulzura y el emperador la deja ir.
—Nos vemos está noche en mi habitación, ven preparada para pasar una buena velada, ambos la pasaremos bien, desde ya, iré gestionando tu ascenso al trono— le dice él y ella hace una reverencia con una sonrisa en los labios y se despide del hombre, con la esperanza de verlo en la noche. Sin saber que el destino le haría un favor.
Ella de buen humor sale del comedor, pero al salir, las mujeres del emperador, quienes había escuchado todo desde fuera de la puerta, la toman cada una por un brazo y arrastran a Charlotte hasta un pasillo, con la intención de darle una lección.
Las sirvientas de esas mujeres, arrastró a Nora, quien al ver a su ama estar tan tranquila, no se opuso tampoco a ser llevada por esas mujeres.
Charlotte se dejó llevar sin hacer nada, Pero en cuanto estuvieron en el pasillo, se libera de ellas y le da una patada a cada una en el estómago que le hace escupir sangre.
Acto seguido, se baja a altura de Andrea y la toma por el cabello y le susurra algunas palabras que solo ella escucha.
—Si eres inteligente toma tus cosas y vete de este palacio, porque pronto el palacio arderá en llamas y con él se consumirá todo lo que esté dentro— le dice Charlotte con malicia y aquella mujer intenta liberarse del agarre de ella, pero aquella pequeña concubina, sujeta aún más fuerte el cabello de aquella mujer y tira de su cabello.
Andrea gritaba de dolor, pero eso no sirvió de nada, ya que Charlotte se detuvo cuando le dio la gana. Aquella mujer se había desmayado de dolor.
Cuándo la dejó ir, se dio la vuelta para darle una paliza a las demás mujeres, pero Nora se le había adelantado y tenía a todas sus atacantes sometidas y también a la otra concubina, todas se había desmayado igual que Andrea.
Ella solo sonríe y para evitar problemas, ella sana las heridas superficiales de esas mujeres, y sin más las deja ahí tiradas y para hacer un buen drama, se rompe la ropa y se hace algunos moretones y se despeina.
Nora no entiende nada, pero la imita también, y ambas estaban como si les habían dado una paliza épica.
Sin más que hacer allí, Charlotte sale de ese pasillo y deja salir un gritó de dolor, y se apoya de Nora, para simular que se estaba cayendo.
Si gritó llamo la atención de cuatro guardias que pasaban por allí por casualidad, quienes salieron a su encuentro y se sorprende por ver el estado de la joven concubina y su doncella.
Ellos con delicadeza sostienen a las dos mujeres y las llevan a una habitación, para luego ir a buscar al emperador.
Alfonso recién había llegado a su oficina, y cuando le avisaron lo que había pasado, mandó a buscar al doctor imperial, y salió de prisa a ver a su futura emperatriz.
Cuándo llegó, la encontró en un estado deplorable y feo.
Ella al verlo volvió a llorar.
—Cuando salí del comedor, la segunda concubina y la cuarta, nos interceptaron y nos llevaron a un pasillo sin guardias, y nos dieron una paliza, creo que será mejor que usted me dé el divorcio, antes de que ambos tengamos hijos y ese hijo muera en unas de esas palizas— grita ella llorando, como a alguien que le han hecho el mal más grande el mundo.
Lo dicho por Charlotte, enojo al emperador, quien iba a mandar a buscar a las concubinas para darle una lección, pero en esos momentos llegó el doctor y él se quedó preocupado en la habitación.
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