Anna Lía nunca tuvo suerte en el amor, su vida no fue lo que esperaba, pero con su hija la historia no se repite, sino que empeora. Será que nunca serán felices?
Es una novela acerca de la violencia de género y la desaparición forzada de personas.
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Comienza el maltrato
Una tarde que Paloma salió con Ulises, regreso muy rápido, como en una hora y un poco agitada, le pregunté que había pasado y me contó que estaba subiendo unas escaleras para entrar a y restaurante y se tropezó, que llevaba el teléfono en la mano y se le cayó, ella también se cayó y Ulises la trató de detener tomándola de la muñeca, pero que se golpeó la pierna y del jalón le había lastimado también la muñeca. El celular quedó destrozado y ella al mostrarme tanto el teléfono como los golpes, comenzó a llorar, soy tan torpe, me dijo, y la abracé diciéndole que no era torpe y solo había sido un accidente, le cure con ternura las heridas de su cuerpo, ignorando que su alma estaba aún más lastimada, no quiso contarme que realmente Ulises le hizo una escena de celos y la golpeó para luego romper el celular azotándolo contra el piso porque le entró el mensaje de un amigo. Como verás, mintió, la velada se arruinó. Él al otro día apareció muy temprano lavando un nuevo celular junto con un hermoso ramo de flores y la invitó a pasar todo el día con él, yo lo tomé como un lindo gesto. Ella aceptó nerviosa. Lo que en realidad pasó es que no quería dejarla a solas conmigo para que no me contara la verdad.
Paloma cambió hasta su forma de vestir, ocultaba su cuerpo y siempre usaba ropa que le cubriera los moretones qué tenía por todos lados, yo ni enterada. Así pasaron unos meses y yo la veía apagada. Pensé que era por la escuela y no le di la debida importancia.
Un día en que yo estaba en la cocina terminando de hacer la comida me dijo que tenía que hablar conmigo, le dije que hablaríamos durante la comida y asintió, cuando nos sentamos y aun sin probar bocado comenzó a llorar y me confesó que estaba embarazada, ya tenía cinco meses, yo me quedé petrificada, eso no lo había visto venir, debido a la forma en que se vestía últimamente no se le notaba nada. No voy a mentir diciendo que no me dolió que no me hubiera contado antes, yo creí que me tenía confianza, pero parece que no era asi. Me pidió perdón por haberme fallado y cuando yo le dije que todo se solucionaría me dijo que se iba a vivir con Ulises para criar al bebé juntos. No me pareció tan mal, pensé que estarían bien. Le pregunté si estaba llevando el control del embarazo y me dijo que si, que ya le habían dicho que tendría un niño, me alegró y le deseé lo mejor. Así que se mudó con el y me quedé sola.
A todo esto un día que los invite a comer conmigo le pregunté a Ulises como habían tomado sus padres lo del embarazo, a lo que me contestó qué no les importó, Paloma ni los conocía, el no quería que tuvieran nada que ver, a mi se me hacía muy extraño que en tanto tiempo de conocer a su hijo ni una vez habíamos visto a su familia, pero no quería meterme mucho en eso.
A los siete meses un día me llamó llorando y me pidió que fuera a verla, según ella se, había caído y Ulises no estaba disponible para ayudarla. Fui inmediatamente y la encontré en el piso sentada sin poderse parar, con moretones y raspones qué yo creí no eran producto de una caída, pero yo no sabía que la maltrataba, la llevé al hospital donde trabajaba y la revisaron para descartar un daño mayor, todo estaba normal, pero al salir el médico nos dijo, están segurasde quee los golpes son de una caída, y mi hija rápidamente contestó que sí.
La llevé a mí departamento para cuidarla y cuando Ulises fue a recogerla le advertí en doble sentido que debía cuidarla muy bien porque si no era mejor que regresará conmigo. El molesto me dijo que no había estado presente cuando se cayó y que no me preocupara más por ella, ahora era su responsabilidad. Después de eso Paloma se alejó un poco de mi, con el pretexto de ya no poder desplazarse sol, y cuando yo quería ir a verla siempre me decía que saldría con Ulises.
Yo sabía que las cosas no estaban bien, que se me ocultaba cosas y que Paloma estaba siendo manipulada, el doctor que la había revisado me confirmó que tenía golpes más antiguos a la supuesta caída y incluso cicatrices, Yo esperaba que naciera el bebé para que con el pretexto de cuidarla en la cuarentena, se mudar a al departamento y así poder hablar con ella para que se quedara definitivamente conmigo. Pero esos meses pasaban lento mientras temía por la integridad de mi hija y mi nieto.
