EN OTRO TIEMPO

Ana todavía tenía una sonrisa leve cuando Chris se sentó abruptamente frente a ella, ocupando el lugar de Lucas. Su rostro no mostraba enojo, sino una mezcla de sorpresa y tensión contenida.

—¿Chris...? —preguntó ella, confundida y un poco nerviosa—. ¿Qué estás haciendo?

Él frunció el ceño, dolido.

—¿Yo? ¿Qué hago? —repitió, incrédulo—. ¿Y vos? Estás acá... con mi amigo.

La acusación cayó como un balde de agua helada. Ana lo miró fijo, sin pestañear.

—¿Me estás reprochando esto... mientras vos estás acá con tu hermana y tu supuesta exnovia? No tenés cara, Chris.

Chris apoyó los codos sobre la mesa, inclinándose hacia ella.

—Mi hermana, sí —dijo con voz tensa—. Mi hermana… que hasta hace poco era novia de tu actual cita.

—Como nosotros —interrumpió Ana—. Y estás acá con otra.

Chris la miró con el ceño fruncido.

—¿Qué pasa? —soltó una risa amarga—. Primero fue Peter, después yo. Luego Ralph... ¿y ahora qué? ¿El productor?

El golpe fue directo. Ana se quedó helada. Algo dentro suyo se quebró. No podía creer lo que acababa de escuchar. El hombre que tanto amaba… ¿realmente la veía así?

Se levantó de golpe, furiosa, temblando. Tomó su vaso de agua y, sin pensarlo dos veces, se lo arrojó a la cara.

El restaurante quedó en un silencio incómodo. Algunos comensales se giraron a mirar. En ese preciso instante, Lucas volvió, deteniéndose al ver la escena.

—¿Qué ocurre? —preguntó, confundido. Luego reconoció la figura empapada frente a Ana—. ¿Chris?

Ana lo miró con los ojos abiertos de par en par, luego volvió la vista a Chris, aún con el vaso temblando en la mano. Se dio cuenta de lo que acababa de hacer. El calor le subió al rostro, y la vergüenza la invadió como una ola.

—No puedo creer esto… —murmuró, y sin decir más, se dio media vuelta y salió corriendo.

—¡Ana! —llamó Chris, intentando seguirla, arrepentido.

Pero Lucas se interpuso en seco, firme, con la mandíbula apretada.

—No. Mejor vete, Chris. vete —dijo con dureza.

Chris dudó un segundo, pero Lucas no se movió. Finalmente, se quedó quieto mientras Lucas salió tras Ana.

Ana estaba afuera, muy avergonzada, con los ojos llenos de lágrimas y las mejillas enrojecidas, tratando de parar un taxi, pero no veía ninguno. ¡¿En dónde están los taxis cuando uno está desesperado?!

De repente llega Lucas y se acerca a toda velocidad.

-Ana.- la llamo, pero ella se movía para que él no la vea de esta manera, bajaba la cabeza -No, Ana, espera.-

Lucas la tomo suavemente de los hombros y la giro hacia él. Ana ya no podía contener sus lágrimas así que mantenía la cabeza baja.

-No llores, Ana, regresemos.- insistió Lucas.

-No puedo regresar ahí. Que vergüenza con la gente y está Chris...-

-No, Chris seguramente ya se marchó y por la gente... Soy el dueño, nadie se metería con mi cita.- dijo él con un toque de gracia para calmarla.

-No sé...- seguía ella.

-Vamos, levanta la mirada.- dijo Lucas, levantando con suavidad la barbilla de la joven para poder verla a la cara -Yo quiero esta cita contigo, que nada nos arruine la noche.-

Ana lo miro sin pronunciar palabra, un poco más convencida. Lucas sonrió y le seco las lágrimas.

-¿Vamos?- pregunto estirando su mano hacia ella.

-Eres el hombre más bueno que conozco.- respondió Ana y le dió la mano. Así regresaron adentro.

Ya de nuevo en su mesa, y en sus sitios, y sin nadie que los interrumpa presente, Ana y lucas cenaban espaguetis con salsa boloñesa, esquistos. Aunque no estaban muy charlatanes.

-¿Te gusta la comida?- pregunto Lucas rompiendo el hielo.

-Si, delicioso.- respondió ella.

-Pero dime... ¿Que es lo que te gusta?-

-¿Además de la salsa boloñesa?- dijo ella bromeando -La ciencia.

-¿La ciencia?- pregunto él intrigado.

-Mas bien física... Los astros, universo, agujeros de gusanos...

-¿Agujeros de gusanos? He oído hablar, Pero no sé que es.

-Son túneles "Hipotéticos" que conectan puntos en el espacio-tiempo.- explico Pero él la miro aún más confundido -Si existieran... Y pudieran ser estabilizados, podrían ser atajos tanto como para viajar en el pasado como al futuro.-

-¿Eso es cierto?- pregunto Lucas muy asombrado.

-Dije si existieran.- aclaro ella y él rio.

-De veras te gusta.- le dijo viéndola con una sonrisa -¿Y por qué no estudias esto?-

Ella pensó que responder por un instante. No podía decirle que en realidad "En su mundo" ella ya era científica a su corta edad.

-Tal vez en algún futuro, no sé si tan lejano.... Tampoco soy una de las mentes jóvenes más brillantes que existe.- sonrió ella.

Sabiendo que siempre decía totalmente lo contrario.

La noche continuo lo más tranquila y linda.

Lucas la llevo hasta su casa, se bajó, le abrió la puerta y la acompaño hasta la puerta de la casa.

-Me gustó mucho está cita.- dijo él.

-A mí también... Aunque tuvo un comienzo con traspiés.- comento ella sonriendo.

-¿Puedo... Puedo besarte?- le pregunto.

Ana se sentía tan tranquila y confortable, por supuesto que acepto. Asintió con la cabeza.

Lucas le llevo un mechón de cabello detrás de la oreja, se acercó y la beso. Tierno y suave en un principio, pero cuando Ana le rodeo el cuello con los brazos fue tomando intensidad.

Fue todo junto, dulce, tierno e intenso a la vez, y aún así cuando se separaron Ana lo miro con un semblante opaco en su mirar

-Este beso si alcanzo...- comento en voz baja más para ella que para Lucas.

-¿Qué?

-Nada.- respondió con una triste sonrisa -Que el lunes nos veremos en el trabajo.

-Por supuesto, descansa.- dijo él y luego Ana entro a la casa.

Anastasia cerró la puerta y se quedó apoyada en ella.

Un sentimiento de tristeza la abarcó. Fueron muchas emociones por una noche tal vez.

La había pasado tan bien, parecía que con Lucas todo era muy natural, realmente nunca había conocido a una persona tan amable como él.

Ebrinces ¿Cómo era posible que había salido con el hombre más perfecto que existe y cuando lo beso... No sintió lo mismo que con Chris?