Encerrada por un destino, libertad por un amor... que ya era suyo.
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Capitulo 22
Al ver mi comida hasta el hambre se mequito era el mismo caldo insípido, apenas si comí un poco, me tome todo el vaso de leche, ya no quise comer más, al ver el rostro de la joven mire que puso mala cara porque no quise comer; pensé en decirle algo, pero al final solo me puse a ver la televisión en silencio, ella recogió los platos y se retiró con ellos, no tardó mucho en regresar y quedarse parada aun lado del sofá, era tan incómodo solo se la pasaba observándome.
Traté de ignorar su presencia, concentrarme en la película, después leí un libro, jugué cartas en la computadora, sentía que el tiempo no pasaba al ver el reloj eran las 11 am; esa mujer a mi lado, como podía soportar estar parada por tanto tiempo y no hablar.
Enfadada de estar así empecé hablar, sabía que no me contestaría, pero algo era seguro no podía evitar escucharme, empecé a ver otra película y a comentársela, le decía lo que me había gustado, la parte que no me gusto, lo que me causo risa y aun que sabía que no me contestaría le hacía preguntas, sin obtener respuestas; la seriedad con la que me miraba, su rostro disgustado no me hiso desistir yo hablaría, a mí me gustaba hablar, odiaba el silencio.
Por un momento pensé en Gael, a lo menos con él era diferente, me trataba como una persona y hablaba mucho conmigo, pero no entendía porque había mandado a esta mujer a solo vigilarme, pensé que era diferente.
Era la 1pm cuando ella recibió mi comida, la puso sobre la mesita de centro, nuevamente ese caldo insípido y un vaso de agua, suspiro estaba desilusionada por la comida parecía un verdadero esclavo.
Sin nada de ganas empecé a comer, tratando de hacerme al ánimo de seguir comiendo, miré mi celular que estaba en el pequeño buro aun lado de la cama, se me había olvidado de que lo tenía.
Me levanto para tomarlo, solo tenía 4 contactos que él me había agregado, Dulce y Marina seguro estaban ocupadas era la hora de más gente en la cafetería no podía molestarlas en ese momento, Esmeralda seguro seguiría trabajando así que tampoco podía molestarla, miro el número de él que lo registro como “Esclavista” se me hizo divertido.
Le mande una foto de la comida y un mensaje “esclavista me comí tu sopa insípida, me merezco un rico chocolate” no esperaba que me contestara, solo quería molestarlo un poco, suspiro para seguir comiendo cuando el celular suena, al verlo era un mensaje de él, no podía creerlo, sonrió al verlo parecía tonta, pero me emociono.
Lo abro y empiezo a leerlo “esclava te llevare ese chocolate en la noche y mañana ordenare que te preparen lo que tú quieras comer” me sentí emocionada al leer su mensaje, era extraño la emoción que sentía al saber de él.
Me sentía tan contenta que me termine todo el caldo malo, una vez que termine la joven recogió los platos y se retiró con ellos, tome un libro me puse a leerlo, a las 3 pm le marque a Dulce duramos buen rato hablando, después de colgar la llamada seguí molestando a la joven, esta vez le conté sobre el libro que estaba leyendo.
Me fastidiaba esa cara seria que solo me observaba y parada a mi lado vigilando cada movimiento; eran las 7:30 pm estaba tan enfadada que termine recostándome en la cama y me quede dormida, sumergiéndome en mis sueños donde era feliz con mis amigas haciendo lo que tanto deseaba.
Creo que tuve un largo sueño cuando abrí mis ojos ya era otro día, no sé por qué dormí tanto; escuchaba la voz irritante del ama de llaves que me decía. - señora despierte, ya son las 8 am tiene que desayunar.
Me levanto ignorándola, me fui al baño para bañarme, al terminar fui a buscar que ponerme tome un short y una playera larga, al salir miro al ama de llaves molesta estoy casi segura que era por lo que traía puesto, pero no me importaba solo quería estar cómoda.
Me siento en el gran sofá para comer la comida que me trajo, como esperaba era ese caldo malo estaba harta de comer siempre lo mismo; solo tome el vaso de lecho, me negué a comerme ese caldo malo, el ama de llave al ver que no comería me dice molesta. - señora debe dejar de comportarse de esta manera, no es una niña a la que tengamos que estarle recordando cómo debe comportarse; este día no salga de su cuarto y menos vestida así.
Después de decir eso miro como sale del cuarto y deja la misma joven a vigilarme, no me dio oportunidad de responderle nada, esta mujer realmente me irritaba, pero un día de estos terminare explotando, le diré un par de cosas o tal vez le de unos golpes, esto último me agrada más.
Me recosté en el sofá sin saber que hacer no tenía ganas de verla tela, ni de leer o jugar en la computadora, deseaba tanto salir caminar por el jardín o meterme a la alberca, aunque no sabía nadar siempre había querido meterme en ella, ver a mis amigas estar en la cocina con ellas, en la cafetería.
Me levanto a buscar mi celular pensé en hablarles o mandarles un mensaje, empecé a buscarlo lo miro en el buró aun lado de la cama, al querer tomarlo miro una barra de chocolate a su lado y una nota.
Toma la barra de chocolate, empiezo a leer la nota «Esclava dormilona, anoche llegue y estabas dormida, hoy en la mañana no quise despertarte, pero quise cumplir con mi promesa te dejo la barra de chocolate disfrútala» sin pensarlo empecé a sonreír y el mal humor que el ama de llaves me hizo sentir desapareció, abro la barra de chocolate y me tomo una foto mordiendo la barra de chocolate, se la mando por un mensaje le puse «esclavista gracias por el chocolate, pero no cumpliste con toda tu promesa, la comida sigue siendo la misma»
Fue la barra más rica que me había comido, la disfrute tanto que no quería que terminara, era el primer dulce que comía desde que regrese a mi jaula y por lo menos esto me puso algo feliz.
Estaba tan feliz que no me molesto estar encerrada en el cuarto, me la pase molestando a la joven, hablando sin parar, contándole cada cosa que se me ocurría, le preguntaba algunas cosas y claro sin obtener respuesta, pero no me importaba yo deseaba hablar, no estar en silencio; a la 1 el ama de llaves llego con m comida como siempre lo mismo, mi celular sonó, lo tomo y miro que era un mensaje de él que decía “esclava ¿hoy que vas a comer?”
No entendía su pregunta, le mande la foto del caldo y un emoticono triste, no me contesto nada, resignada a comerme ese caldo malo, cuando miro su llamada le contesto sin dudar.
Apenas dije hola cuando él me dijo que le pasara al ama de llaves, le entregue mi celular al ama de llaves; lo próximo que mire fue la cara de ella nerviosa e insegura, no sé qué le decía, pero ella a todo le contesto sí señor, una vez que colgó la llamada con su voz tensa me dice.
- ¡señora! de mañana en adelante por favor díganos que desea comer.
No estaba segura, pero creo que él la regaño, eso me puso feliz ver su cara tan irritada y molesta por lo que seguro le dijo, que bueno se lo merece por ser tan mala conmigo. Me comí el caldo con gusto más por ver ese rostro tan desencajado y malhumorado; después de terminar ella recogió los platos y salió de mi cuarto dejándome con la joven.
Eran las 8:30 pm abrí la ventana el aire fresco acaricio mi rostro haciéndome sentir una calidez que Me dieron ganas de escuchar música, puse algo de música clásica y sin importarme que ella estuviera ahí empecé a girar bailando al ritmo de la música con mis movimientos toscos; estaba tan concentrada en la música girando disfrutando de mi baile que no me di cuenta cuando Gael entro hasta que sentí sus manos rodeando mi cintura y haciéndome bailar a su ritmo, me hizo girar y al final me inclino dejando su rostro a unos centímetros del mío.
Al ver su rostro estaba tan radiante y esa hermosa sonrisa que me daba, hizo que mi corazón latiera tan rápido; escucho su voz seductora que me dice. -Esclava si cada que llegue me vas a recibir así, harás que no pueda concentrarme en el trabajo pensando en regresar a casa y poder estar a tu lado.
Sin pensarlo correspondo a su sonrisa, lo próximo que sentí fue cuando el dejo un beso en mis labios de forma rápida, fue tan sorpresivo que no supe cómo reaccionar.
Después de eso me incorporo y me soltó, lo escucho que dice.
— Trae algo para que mi esposa y yo cenemos.
Miro como la joven sale del cuarto tan rápido como él termino de hablar; empieza a quitarse la corbata y su saco de vestir, los deja en una silla que estaba cerca de la cama, se recuesta en la cama, cierra sus ojos.
Se miraba cansado y estresado, me acerco a la cama quedándome parada aun lado; insegura le digo.
— ¡Esclavita! Parece que tuviste un día pesado. – Sin abrir sus ojos me empieza a decir.
— En días como hoy solo deseo estar en cama, tenemos que sacar una nueva computadora al mercado y está siendo complicado, no está cumpliendo las metas, no me gusta ser duro con los trabajadores, pero no me queda de otra.
No te gustaría consentir un poco a tu esposo para que se relaje y olvide su mal día; creo que necesito de mi esposa de sus atenciones, de su encanto.
Se mira tan tierno que daban ganas de consentirlo, era extraño, pero era agradable estar a su lado, aunque no pudiera confiar y siempre tenia que recordarme que tenía que estar alerta.
Me siento a su lado, acerco mi rostro dejándolo sobre el de él a unos centímetros encima; insegura le digo. - ¿cómo puedo consentirte? para que no tengas esa carita tan decaída.
Miro como abre sus ojos y me observa, su mano acaricia mi cabello de una manera suave y delicada, esa hermosa sonrisa parece en su hermoso rostro, escucho cuando me dice.
— Con esto me conformo por el momento.
Después de decir eso solo sentí cuando su mano me jalo hacia él, acercando nuestros rostros, pegando nuestros labios empezó a besarme de una manera dulce y lenta; yo me deje llevar, poco a poco me fue recostando en la cama.
Gael besaba tan rico, que me gustaba o seria que mis hormonas deseaban la atención de un hombre, que sentiría lo mismo con él o con cualquier otro; digo estoy en la edad de querer ciertas atenciones, de que mi cuerpo quiere sentir la pasión, el fuego de la lujuria.