El CEO Y LA MARIPOSA. EL Final Del Invierno

"Señorita Foster, lamento lo que sucedió con mi sobrino. Hoy le volví a prohibir la entrada y espero que esta vez Thomas tenga dignidad y no se arrime más por el grupo Foster", respondió Larios con la esperanza de no volver a ver a Thomas.

"¡Gracias, señor!", Mónica se sintió muy agradecida de que su jefe no la haya tomado en serio. Ella renunció en un arrebato de ira. Que Thomas la besara le dio mucho coraje. Él fue su prometido y el hombre que le rompió el corazón, pero también sintió que se había precipitado. Necesita a Thomas cerca para hacerlo pagar por lo que hizo.

Después de aclarar las cosas, Larios se marchó con la satisfacción de que ella volverá.

A la mañana siguiente, Mónica se presentó a primera hora, tal cual lo planeó con su jefe. Ese día cerraron el último piso, donde se encuentra la oficina de Larios. El proyecto es confidencial y, a pesar de que varios de sus empleados están involucrados, solamente Mónica y ahora Larios conocen el resultado final.

Al conocer todos los detalles, Larios se sintió más seguro y confía en que obtendrá el terreno para construir la isla artificial. Ese día, Larios continuó esperando a que salieran los últimos análisis de su hija. Al parecer, tardarán 48 horas más. El doctor le dijo que si estos últimos exámenes no arrojan un resultado, entonces tendrá que realizar otros.

En los siguientes días, todo estuvo muy tranquilo y al llegar el tan esperado viernes, Tamara se preparaba para su gran noche de compromiso. Ha esperado mucho tiempo para comprometerse con Larios y por fin portará el anillo que le dará ese título.

Ese día, Larios dejó ir a sus empleados al mediodía. No estaba de humor. La verdad le molesta tener que comprometerse, pero quiere darle un hogar a su pequeña o, mejor dicho, una madre. En los últimos días, Tamara lo ha traído muy estresado.

La noche anterior, ella lo llamó para que fuera al departamento y al llegar, Tamara lo esperaba con lencería provocativa. Pero Larios la rechazó. No quiso tocarla ni siquiera aceptó un beso de su novia.

El evento será de máscaras, y ese día Mónica llegó temprano a su departamento y contemplaba el vestido que compró para usar ese día. Era anaranjado con detalles en negro, y desde el escote de la espalda le salía una gran cola larga que debía atar a los dedos de la mano. Esto le daría un efecto de alas caídas. La máscara negra estaba decorada con encajes. No obstante, dudaba si debería ir o no. Puesto que su presencia en el evento no sería buena y ella lo sabía.

¡No, no iré! Mónica se arrepintió de llevar a cabo su plan y se disculpó con su jefe al decirle que se sentía enferma. Al recibir el mensaje, Larios se sintió un poco desanimado y dudó en responderlo. Al final, le deseó una pronta recuperación.

Las horas pasaron y en un abrir y cerrar de ojos, ya eran las siete de la noche, y los invitados fueron llegando al salón del evento. Enrique es el heredero del grupo Larios y el segundo hombre más importante en la ciudad de Miami. El primero es el corrupto de Carlos Duarte, quien todo lo ha conseguido con artimañas. Al evento fueron invitados todos los de la alta sociedad, a excepción de Carlos Duarte. Una alfombra roja recibió a cada uno de los invitados que llegaron, vestidos de gala y con los rostros cubiertos con antifaces. Esa noche, un Bugatti Veiron se detuvo en la entrada del hotel y Larios se bajó vestido de blanco. Parecía un príncipe sacado de un cuento.

-¡Señor, estacionaré el auto cerca de aquí! -dijo John después de que Tamara se bajara. Ella lucía un vestido celeste cubierto de brillos, con un antifaz dorado y grandes plumas blancas. La verdad, exageró al escoger su máscara, pero no le importó, dado que ella es la estrella de la noche.

-¡Mi amor, estoy tan feliz, siento que podría llorar esta noche! -Tamara se escuchaba feliz. Sin embargo, a Larios no le importó y continuó su camino.

En la entrada, Alicia y Alejandro eran entrevistados por la prensa. Y en cuanto Enrique vio a su cuñado, sintió un gran repudio. Alejandro es un hombre vividor y Enrique cree que manipula a su hermana para conseguir lo que quiere. Sin embargo, la mujer siempre lo niega y ante eso, Enrique no puede hacer nada.

Esa noche, Teresa contrató a varios guardaespaldas. Mientras caminaba por la alfombra, Enrique hizo señas a uno de esos hombres y le ordenó acordonar la zona. No quería dar entrevistas, ya había dicho lo que su madre quería y no pensaba dar más declaraciones. Además, no se sentía de humor. Entre más rápido termine, es mejor para él.

Al entrar al salón, lo hizo sujetando la mano de Tamara. Ella mostró asombro al entrar.

-¡Wow, Cariño, esto es como un sueño! -exclamó la joven a su lado. El salón había sido decorado todo en blanco, esto a petición de Tamara.

-¡No es nada de otro mundo! "Compórtate o pensarán que es la primera vez que vas a un evento" respondió Enrique, un tanto grosero. Y como no, si su madre planeó el evento justo cuando Mariana no ha estado en las mejores condiciones, y Enrique no se sentía de ánimo.

No muy lejos de allí, una mujer de unos cincuenta años sostenía una copa con elegancia mientras fanfarroneaba. ¡Mi hija es realmente hermosa, y por fin se casará con el amor de su vida! Será una buena unión la familia Larios y los Contreras.

Junto a ella, otra mujer contestó, "Ay, Maryurí, qué envidia te tengo. ¡Mi hija debería seguir el ejemplo de Tamara!"

El evento dio inicio con bocadillos y bebidas. Y pese a que llevaban antifaces, los invitados no dejaban de presumir entre ellos. Era la crema y nata de Miami, y aparte de hablar de la pareja, también hablaban de sus lujos, sacaban a relucir sus yates, vehículos y más.

Pasado un tiempo, se dedicó un baile en honor a la pareja. En ese momento, Tamara extendió sutilmente la mano, y Enrique la sujetó y la condujo hacia el centro del salón. La balada era perfecta, y ellos bailaron al compás de la música.