Alma Rota: El Despertar De Aria

Punto de vista de La Rosa Blanca

Habíamos ayudado a Ethan a llegar hasta Aria, aprovechando un ataque de cazadores que asediaron a la familia de él. Lo que no previmos fueron las bajas que tuvimos debido a la llegada sorpresiva de Caleb. Las cosas estaban tomando otro rumbo, aunque sabíamos que esto podría pasar en cualquier momento.

—Ethan le contó todo a Aria y ella no se lo tomó muy bien —dijo mi amigo y mano derecha, Lucio.

—Era de esperarse. Son demasiadas revelaciones en tan poco tiempo para ella, pero debido a su naturaleza estoy segura de que lo comprenderá y le dará otra oportunidad a Ethan.

—La llegada de Caleb complica las cosas. Sabemos bien que no está actuando por gusto.

—Caleb es peligroso para todos. Sin embargo, sé que quiere a Aria para algo más que solo destruirla. El rastreador que le colocó a Ethan es para saber a dónde iría y si conseguiría a la joven.

—Pienso igual que usted. Tenemos que seguir de cerca cada uno de sus movimientos. Lo positivo fue que logramos encontrar ese rastreador.

—No podemos interferir con los eventos que pasan entre humanos, tampoco los que suceden con las otras criaturas. Pero si es algo tan pequeño como lo que hicimos no hay ningún problema —dije con preocupación.

—Nosotros tenemos una misión, y esa es la de velar porque en esta lucha no se involucren inocentes. Pero si alguno de los bandos rompe las reglas, tenemos todo el derecho de interferir e inclinar la balanza a nuestro antojo.

—Sí, pero eso no ha sucedido aún —respondió La Rosa Blanca.

Lucio se inclinó sobre la mesa de mapas, sus ojos fijos en la pequeña luz parpadeante que representaba a Caleb. La luz de la pantalla proyectaba un brillo azulado sobre su rostro pensativo.

—El rastro es claro —dijo Lucio, su voz grave—. Se dirige al norte, hacia la zona de los acantilados.

La Rosa Blanca se acercó a la mesa, su presencia llenando el espacio con una calma tensa.

—No irá directamente por Aria —dijo con total seguridad—. Caleb sabe que podríamos estar vigilando. Su objetivo es primero neutralizar a quienes la protegen, empezando por su familia. Cuando sepa quién es la humana a la que buscan, irá por Ethan. Él sabe que Ethan la ama.

Lucio frunció el ceño, procesando la información.

—Entonces la trampa es para nosotros. Si lo interceptamos ahora, nos estará esperando. ¿Qué hacemos?

—No podemos dejar que llegue a Ethan. Si lo está usando para seguir a su objetivo... el destino final de ese rastreador no es Aria, es un punto de encuentro. Y me temo que lo usará para atraer a alguien más.

—¿A quién? —preguntó Lucio, sintiendo un escalofrío.

Justo en ese momento, la puerta de la sala se abrió de golpe y un joven con el uniforme de nuestro personal entró agitado, su respiración entrecortada.

—¡Mi señora! —exclamó con urgencia—. Recibimos una señal de ayuda. Es un código antiguo, el que usa la familia de los Híbridos. Viene de la misma zona a la que se dirige Caleb.

La Rosa Blanca y Lucio intercambiaron una mirada de entendimiento. El plan de Caleb era mucho más amplio de lo que habían previsto. No solo quería a Aria, sino que estaba usando a Ethan para localizar a una familia entera, una a la que La Rosa Blanca había jurado proteger. El tiempo se les acababa.

Punto de vista de Ethan

Después de la conversación que tuve con Aria pensé que le diría a todos sobre mi secreto y que me sacaría de su vida para siempre. Pero no fue así. Llevo una semana en casa de su abuela, y aunque su madre me mira con desconfianza, el resto de la familia me trata con respeto.

—Tienes que aprender a defenderte —le dije a Aria mientras caminábamos por el jardín.

—No quiero ser parte de esto. Prefiero mantenerme oculta y olvidar que esto está pasando —respondió visiblemente afectada.

—Las cosas no son tan simples. Aunque quieras pasar la vida huyendo, al final esto te alcanzará y es mejor que estés preparada para ese día —dije tratando de persuadirla.

—¿Por qué a mí? ¿Qué me hace tan especial para tener que pasar por todo esto? —preguntó con su voz cargada de dolor.

—Eres una persona con buen corazón, te preocupas por los demás y tienes una fortaleza única. Además, cuentas con el apoyo de tu familia. Si el destino te escogió a ti, fue porque vio el potencial que yo veo.

—Mírame, no tengo nada de especial. Si no fuera por mi cambio físico, nadie se habría fijado en mí.

—Te equivocas. Yo, un demonio sin alma, me fijé en ti antes de ver este cambio y sin saber quién eras.

—Otra paradoja del destino.

Su respuesta me dejó en claro que ella también siente algo por mí, aunque sea imposible.

Continuamos nuestro camino por el jardín, rodeado de rosas blancas y una fragancia que nos hacía olvidar lo que tanto nos preocupaba. Después de insistir por un tiempo, Aria accedió a que la entrenara, solo que no podíamos hacerlo en la casa de Patricia, pues ellos sospecharían si nos veían practicando.

Volvimos al interior de la casa encontrando a la familia de Aria esperándonos en la sala.

—Ven conmigo, Aria —dijo Alma tomando a Aria del brazo y apartándola de mí.

—¿Qué pasa, mamá? ¿Por qué me jalas así? —preguntó Aria conmocionada.

—Este muchacho no es quien dice —dijo Lorenzo mirándome amenazante.

—¿De qué están hablando? Él es Ethan, mi amigo —respondió Aria soltándose del agarre de su madre.

—No, no es tu amigo. Nos llegó información de que este muchacho, o lo que sea, no es lo que dice —intervino Alma con cara de susto.

—Puedo explicarlo, por favor déjenme hablar...

—¡Cállate! No te atrevas a decir nada. Mejor vete de nuestra casa o no sabes de lo que somos capaces —dijo el tío de Aria, furioso.

—¡Ya basta! Sé perfectamente quién es Ethan y, como se los dije, es mi amigo y no sería capaz de lastimarme... Si quisiera hacerlo, creo que ha tenido bastantes oportunidades.

Aria salió en mi defensa, dejando a su familia con la boca abierta. Nadie se esperaba que ella fuera capaz de defender a una persona como yo.