Lucía había enterrado su pasado para comenzar una nueva vida, pero las malas costumbres siempre se quedan. Charlie sería su nuevo objetivo, sin imaginar que él también ocultaba un oscuro secreto. Sus acciones traerán consecuencias para aquellos que los rodean sin perder su único objetivo, la obsesión.
Las apariencias a veces no son lo que ves, estás ocultan el otro lado de la moneda y Lucía no es ni buena ni mala, solo mentalmente inestable y físicamente una diosa sin presentes.
Esta no es la típica historia de amor. El deseo, la lujuria y el control emocional y psicólogo es lo que Lucía y Charlie provocan a los demas, hasta que ellos se encuentran y toda lógica cambia su vida.
Esta novela está subida de tono y puede tocar temas sensibles. Solo para lectores de 18+.
NovelToon tiene autorización de Deba para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
#21 El miedo de Flor.
"¿Y? ¡Lo viste!" Lucía estaba entusiasmada al ver que Flor no regreso con la canasta.
"Lo vi y también a su hermano. ¡Señorita! Ellos son realmente intimidantes, no vuelva a mandarme. Debería considerar en buscar otro hombre, no creo que ese tal Charlie se interese en usted. Es muy hermosa para rogarle a un hombre arrogante, estoy segura de que cualquiera quisiera andar con usted. ¡Solo piénselo!"
"Flor, cariño, las mujeres bonitas no tenemos suerte. Los hombres solo ven nuestro atractivo por un solo motivo. Es cierto que se acercan a mí, pero lo hacen con la intención de llevarme a su cama. Además, se asustan cuando ven que soy más inteligente que ellos. No es mi intención causar esa impresión, pero a ningún hombre le gusta sentirse inferior."
"¡Se equivoca! Hay todo tipo de personas, tal vez no has visto el adecuado. No todos los hombres pueden ser iguales."
"Es por eso que no puedo dejar ir a Charlie así como así, el es diferente, solo le falta recordar. ¡Necesita recordarme!" Flor se da cuenta de que Lucía está obsesionada y aferrada. Ella no puede hacer mucho, no se siente con el derecho de exigir algo de ese tamaño.
"¿Entonces que prosigue? ¿Cuál es el siguiente paso?" Lucía se calma, pero el que le repitan que Charlie no está interesada en ella la frustra.
"Él irá a una fiesta está noche. Lo sé porque yo tenía su itinerario y agende todas sus reuniones."
"Aún tiene morado su ojo, si va todos la verán. No creo que sea prudente."
"¡Iré! Usaré una cobertura alta y lo mejor de todo. ¡Es una fiesta de disfraces! Nos colaremos con los del banquete por la parte trasera y una vez adentro me pondré el vestido. Tú también irás, con una máscara nadie te va a reconocer." Flor siente como se le revuelve el estómago. Hacer este tipo de cosas le pone los pelos de punta y no sabe de dónde saca Lucía el valor para hacer estás cosas.
"¿Y si nos descubren? ¿Y si después de todos sus intentos él no la recuerda o se enamora?"
"¡Lo hará Flor, lo hará! Tienes que ser más positiva. Si algo sale mal corremos y ya. Huir siempre funciona."
"Está bien señorita, pero antes debo volver a mi hogar. Le diré a mis padres que voy a trabajar a tiempo completo. Si no me meteré en problemas."
"¡Vamos! Yo te llevo."
"¡No! Es mejor que vaya sola. Además, ya les di mi sueldo de ayer, estoy segura de que estarán más tranquilos." Con una cara larga se marcha de ahí.
Lucia no la conoce bien, y que no la dejara llevar hasta su casa le dio la impresión de que quizás se siente avergonzada de dónde y como vive.
Flor estaba más cómoda cuando solo se dedicaba a limpiar, pero fue muy tentador el salario que Lucía le prometió.
Al llegar a su casa su padre ya la esperaba con el cinturón en la mano.
Intenta tragar saliva y camina a pasos lentos. El temor de lo que iba a pasar era inevitable. A cada paso lento sentía que el alma se le iba y la tensión de su cuerpo rígido ya era común, pero por más que pasaba ella no se acostumbraba.
"Dime. ¡Dónde pasaste la noche!" Ella se estremecía de miedo cada vez que el alzaba la voz.
"Trabajando papá. Ayer que vine le entregué el sobre de dinero a mamá. Mi jefa me va a pagar aún más si soy una empleada de tiempo completo. Quise decirte, pero no estabas en casa."
"¿Cuánto? ¿Cuánto más te va a pagar?" Él estaba satisfecho con la primera paga y tras escuchar que iba a recibir más dinero se le pasó el coraje.
Flor quería al menos tener un poco de dinero para sí misma y con mucho temor le mintió a su padre por primera vez.
"El doble de lo que recibí ayer. También cubrirá mis gastos médicos y me dará una habitación y comida. No tengo que preocuparme por eso."
"En ese caso, cuida muy bien ese trabajo. Puedes pasar, en esta ocasión lo dejaré pasar, solo por qué me diste una buena razón. ¡Mujer, tráeme de comer!" Le grita a su esposa.
Flor pasa a su costado a pasos muy lentos, debía empacar lo poco que tenía en una bolsa de plástico y pasar desapercibida, al menos por ese día.
Ella y su madre cruzan miradas y tras ver el rostro de su mamá se entristece. Había marcas de golpes que aún no desaparecían, pero ninguna de las dos eran capaces de huir y abandonar ese hogar.
"Tengo que irme padre, pedí permiso para salir, pero debo volver a trabajar. En cuanto reciba mi paga vendré enseguida." Él asienta con la cabeza y la boca llena de comida. Flor mira los pies de su mamá y al ver que usa un par de tenis donados por Lucía sonríe.
"Adiós mamá, debo ir a trabajar." Dice antes de marcharse.
"Adiós hija, ten cuidado y sé obediente. No hagas enojar a tu papá."
"¡Sí! Eso también, obedece a tu madre." Dice su padre con la boca llena de comida, era muy asqueroso como la comida salpicaba cuando hablaba.
Flor al fin sale de la casa con lágrimas en sus ojos, siente culpa por dejar a su madre con un monstruo en casa. Nunca obtuvo algo propio, ni siquiera juguetes de niña y vivió en pobreza extrema. Su casa lo decía todo desde afuera.
Su padre no se esforzaba por llevar dinero a la casa y su madre siempre hizo lo posible por conseguir dinero y algo de comer. Ahora que ella había cumplido veintidós no quería seguir siendo una carga para su mamá, y el trabajo de Lucía fue de mucha ayuda después de trabajar barriendo calles y porches de algunas casas, había sido recomendada gracias a eso.
Aun así, vivía con miedo y el miedo se le fue arraigado hasta los huesos desde su niñez.
"¿Todo bien?" Pregunta Lucía al verla llegar.
"Sí señorita, ya avisé a mis padres que me quedaré aquí y pase por algunas cosas."
"¿Esas son tus cosas?" Pregunta al ver la bolsa de plástico casi vacía. "¡Muéstrame! Quiero ver lo que tiene."
"Es mi ropa interior, me da vergüenza que la vea."
"¡Anda! No seas tímida. Te lo estoy ordenando como tu jefa." Flor con la cabeza baja le entrega la bolsa. Lucia al ver su contenido lo comprende, había un par de bragas con hoyos y un sostén.
Sin pensarlo dos veces lo boto a la basura.
"¡Pero!"
"¡Pero nada! Tú y yo iremos de compras mañana. Hoy usarás todo nuevo incluyendo la ropa interior. Quiero que te veas hermosa para esta noche. Mi dama de compañía debe estar a la altura de su jefa. ¿Entendido?"
"Si, entendí." Flor no puede evitarlo y deja escapar una sonrisa sincera.