Quédate Conmigo

Era de noche y Miguel acababa de regresar a la mansión después de un largo día en la empresa.

Al llegar a la sala, se sorprendió al ver a su primo Aarón, quien lo miraba con intenciones asesinas.

"¿Qué pasa primo, te comieron la lengua los ratones?", bromeó Aarón.

"¿Qué haces aquí, Aarón?" preguntó Miguel.

"No es obvio, vine a recuperar lo que me robaste", respondió Aarón mientras se levantaba, poniendo en alerta a Miguel.

"Si te atreves a hacerme algo, lo pagarás caro", advirtió Miguel.

Aarón se rió de su primo, confiado en su propia superioridad. "¿Quién sería tan estúpido como para atacarme?"

"Mi suegro es tu viejo amigo Luis", reveló Miguel con orgullo.

"Astuto, pero yo siempre gano. ¿Y dónde está tu novia, a la que siempre defendías de mí?", preguntó Aarón, recordando la amiga de la infancia de Miguel.

"No es asunto tuyo", respondió Miguel con frialdad.

"Ella hizo bien en alejarse de ti, se salvó de estar con un bastardo como tú", insultó Aarón.

Miguel apretó los puños, decidido a encontrar a Emma y enseñarle una lección por todo el daño que había causado aquella noche.

"Quiero mi mercancía en una hora, o tus negocios se vendrán abajo. Tengo contactos dispuestos a destruirte", amenazó Aarón con una sonrisa malévola, sabiendo que por el momento no podía eliminar a su primo, pero lo haría una vez que acabara con la vida de Luis.

"Así será", respondió Miguel, resignado. Sabía que debía ceder, era consciente de las consecuencias de enojar a su poderoso primo en el mundo de los negocios ilegales.

"Todo lo que me has hecho te lo haré pagar, Aarón", murmuró Miguel al ver cómo su primo salía de la mansión Schmid.

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Aarón sonrió al ver toda la mercancía que su primo le había robado.

"Tenemos que regresar hoy mismo", dijo Aarón, deseando volver pronto a casa y viendo algo en su interior que ansiaba ver a Emma.

"Pero su primo", dijo Alan, recordando cuál era la misión principal en Alemania.

"Manda a nuestro mejor hombre para seguirlo. Quiero que se confíe para darle el golpe final", expresó Aarón al subir al coche que lo llevaría al aeropuerto.

"¿Qué estará pensando Aarón?", se preguntó Alan por ver ansioso a Aarón.

"Tal vez quiera encontrarse con una de sus amantes", murmuró Alan mientras abría la puerta y subía al coche.

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En Suiza.

Eran las 7 de la mañana en la mansión Richter.

"Hola, princesita", se acercó Javier a Clara al verla salir de la mansión.

Clara ignoró a Javier, deseando pasar un día tranquilo y esperando que él no la moleste más.

"¿Me quieres ignorar? Te lo buscaste, princesita", dijo Javier mientras tomaba la mano de Clara y la acercaba a él.

Como castigo por ser ignorado, Javier besó a Clara, ya que no estaba acostumbrado a que una mujer lo ignore.

Clara empujó a Javier, pensando que ese hombre estaba loco.

"¿Qué te pasa?", preguntó Clara enojada.

"Ya que me ignoraste, como castigo pensarás en mí todo el día, princesita", dijo burlonamente Javier.

"En tus sueños, idiota", respondió Clara, molesta, siguiendo su camino y limpiándose los labios, cada vez sintiendo más aversión hacia ese hombre.