La Diabla

Fue hermoso lo que viví con Jasha, lo sentí tan mío como yo llegué a ser de él, sólo en una tarde, sólo en minutos, olvidando y demostrandome que en mi adolescencia no sentí ni cerca a lo de hoy.

Llegó el momento de ir al aeropuerto y todos estuvieron ahí, despidiéndose de mí con fuertes abrazos y deseándome lo mejor del mundo.

Me subí sin mirar atrás, pensando no volver.

Para hacerles el cuento rápido, desde que volví a Italia empezó lo que hoy es mi vida, casi por obligación.

Al principio fue difícil, a pesar de estar en mi país natal, había alguien que me cerraba las puertas del trabajo, y sabía que pasarí. Así que como último recurso llamé a Nico pidiéndole que algún conocido o socio me diera un puesto de trabajo, aunque sea de limpieza, y ese hombre en media hora tuvo una respuesta Favorable para mí.

Me consiguió trabajo de secretaria en la Empresa Ciciliani, los conozco porque se dedican a la fabricación de auto personalizados o básicos para todo tipo de bolsillo.

Me encontré un poco confundida, había ido a la consecionaria y me negaron la posibilidad de hablar; al ir a la fábrica me pasó lo mismo, pero me dirigí nuevamente a la empresa a ver que pasaba.

Gracias al milagro llamado Nico, me dieron el puesto e imaginé que sería más fácil la vida allí, pero no.

Los meses pasaban y con el único que hablaba era Nicolai por decisión propia, no quería lastimar a Jasha, o que ambos nos estancaramos en un punto demasiado malo.

En esos meses descubrí mi embarazo, pensé que podría ser el padre y lo deseaba como loca, pero no quería decir nada por las dudas, tuve relaciones con él dos días después de que Omar me violara, había un 50-50 de probabilidades y le diría a penas supiera.

Hubieron cosas muy raras con los Ciciliani y le avisé a mi amigo, no tenía miedo, pero sabía que él ponía plata ahí, no podía dejar que lo mandaran a la quiebra o lo metieran en problemas... Persevera y triunfarás dicen, y lo descubrí.

Usaban la empresa como tapadera, lavado de dinero y transporte de sustancias ilegales, en pocas palabras usaban el auto que tú elegiste comprar para transportar cocaína hasta el país que lo recibiera y luego te lo entregaban limpio. No te enterabas nunca.

Acordamos con Nico que yo reuniría todas las pruebas necesarias y se las daría a un abogado suyo en Italia.

Desde que volví habían pasado 7 meses, tenía una enorme panza y era niña, quería a mi bebe y hoy día la amo más que a mi vida.

Con casi mi fecha límite de embarazo tenía todas las pruebas y las entregué, pero nada te prepara para un secuestró.

Estaba muy tranquila saliendo de trabajar, era mi último día por el parto, tenía dos meses de licencia, y fueron eternas porque nunca más volví a trabajar con los Ciciliani.

Cuando bajé al estacionamiento a buscar mi auto, habían 5 hombres esperándome, me agarraron y con delicadeza me llevaron a la mansión de mi jefe. Estuve ahí sin comer por una semana, no tenía fuerzas y sabía que moriría de a poco.