MENTIROSO AMOR

#Francisco

Soy Francisco, el hombre que lo tiene todo. La hermosa Liana, la empresa próspera, la casa lujosa, todo es mío. O al menos, todo no es mío mientras mi suegro siga vivo. El viejo no puede durar mucho más, y cuando muera, la empresa será mía. Y Liana, mi querida Liana, será mi billete de oro.

Pero, ¿por qué conformarme con solo una mujer cuando puedo tener dos? Silvia, mi secretaria, es hermosa, inteligente y, lo mejor de todo, está dispuesta a hacer cualquier cosa por mí. Y con Paolo, mi asistente idéntico a mí, puedo tenerlo todo. Él se hace pasar por mí en la casa, en la cama, pero solo para dormir, no tiene permitido tener intimidad con Liana, para evitar eso le encargo que le de unas gotas a Liana en su leche caliente que la dejan profundamente dormida, ademas me reemplaza en las reuniones, nadie desconfía de nada y asi puedo pasar mas tiempo con silvia.

Mi plan es perfecto. Liana cree que soy el esposo perfecto, el padre perfecto, no tiene idea de lo que realmente soy. Y Silvia, mi amor, está dispuesta a hacer cualquier cosa por mí. La empresa, el dinero, el poder, todo es mío.

Pero, ¿qué pasaría si Liana descubre la verdad? No, no puede descubrirla. Mi plan es demasiado perfecto. Paolo es mi seguro de vida. Él se hará cargo de todo si algo sale mal. Y Silvia, Silvia es mi recompensa.

¿Cuál es mi mayor miedo?

Que todo salga a la luz y me quede sin el pan ni la torta.

Miles de preguntas atormentan mi mente, no tengo paz, el estres me mata.

 ¿Y si Liana descubre la verdad?

¿Y si Paolo se vuelve en mi contra?

 ¿Y si Silvia se cansa de ser mi secreto?

 No, no puedo pensar en eso. Mi plan es perfecto. Nadie puede descubrirme.

Pero, ¿qué es ese sentimiento que siento en el estómago?

¿Es miedo? No, no es miedo.

Es solo la emoción de la aventura. Sí, eso es todo. La emoción de la aventura.

Silvia me reclama que quiere un fin de semana conmigo, los dos solos, quiere tenerme solo para ella, por lo que volvi a pedirle a Paolo que ocupe mi lugar, otras veces solo son un par de horas, pero ahora seria un fin de semana completo.

Pero, ¿qué pasaría si Liana descubre la verdad? ¿Qué pasaría si todo se derrumba a mi alrededor? No, no puedo pensar en eso. Mi plan es perfecto. Nadie puede descubrirme.

O eso creo...

Ese temor se esfuma al instante que veo a Silvia luciendo una lenceria muy sugerente en la habitación del hotel cuyo costo lo cargo en la cuenta de la empresa como viatico por viajes de negocios.

Silvia cumple mis fantasías. Con ella puedo hacer lo que se me plazca. Con Liana eso es imposible, siempre atentos a que nuestros hijos no crucen la puerta por mas que se la cierre, no entienden que deben de tocar.

En eso me llega un mensaje de Paolo informando que Liana dejo que los chicos queden en la casa de su amigo y que quiere comprar la cenar.

Me senti molesto, claramente le dije que no me moleste, por lo que le respondi que lo haga y no vuelva a enviar mensajes.

-Panchito, tengo hambre. Me dice Silvia en un tono melosa.

-Pediremos servicio al cuarto.

-No, quiero salir.

-¿Para qué?

-Te averguenzas de mi, voy a pensar que es mentira que te vas a separar y que todo va mal en tu matrimonio.

-Preciosa, ya conversamos al respecto, sabes la razón de porque no me separo ahora.

-Si, lo se. Responde poniendo cara de puchero y juega con el botón de mi camisa.

-Hazme lo que me gusta y te llevo a cenar afuera. Le susurre.

Enseguida ella se pone a pelar una banana y la introduce de manera sugerente en su boca gimiendo como si fuera mi hombria, enseguida la tomo con brusquedad mientras ella sigue con la banana, los dos la comemos a la par mientras le doy con fuerza. Silvia no se queja, disfruta de mi manera tosca y brusca. En cinco minutos me descargue, me saque la tension de encima y la retiró.

Voy a ducharme, nunca dejo que se me pegue su aroma, hasta me tome el atrevimiento de que use el mismo perfume que Liana por las dudas, pero a pesar de ello me baño. Al salir le señalo el baño.

-Bañate, saldremos. Le ordeno.

Me gusta que este siempre limpia.

Ella sonrie alegre dirigiéndose al baño. No se si ella lo disfruto, eso es lo de menos, solo esta para complacerme, tengo el dinero, el poder y hago lo que me plazca.

Cuando Silvia esta lista la observo con admiración, es tan femenina y sexi, no como Liana que desde que tuvo a nuestros hijos se descuido, no se preocupa en arreglarse. Antes era hermosa y sexi, ahora se volvio una patetica y quejosa mujer.

-Vamos a la costa, hay una feria de gastronomia.

Me cuenta Silvia sentándose en mi regazo y enseñando una publicidad en su celular.

Asiento dandole una palmada a sus firmes nalgas que las tiene como para que se le antoje a uno.

Cuando estabamos proximos a llegar me mensajea Paolo que esta en la feria de gastronomia con Liana.

"Maldigo el dia en que se le ocurrio salir"

Liana no es de salir, siempre prefirio estar en la casa. Justo hoy quiere salir.

Tomo aire controlandome, no debo preocuparme Paolo esta con ella, hasta ahora nunca nadie sospecho nada, de todos modos no era seguro que nos vean en el mismo lugar.

-Pasa algo. Escucho que me pregunta Silvia.

-Iremos a otro lugar, hay muchas personas, asi no da gusto. Respondo molesto.

-Me prometiste llevarme.

-¿Cuándo te prometi eso?

-Claramente me dijiste que si te hacia lo que te gustaba me llevarias.

-A cenar, no especificamos lugar.

-Es que ya no me quieres. Solloza.

Estiro mi mano colando bajo su falda y hundo mis dedos en su zona baja con un movimiento rítmico.

-Si te quiero, por lo que me gustas. Le hablo de manera sugerente, ella se abre mas de piernas dejando que la siga tocando, me desprendo el cinturon y la vuelvo a poseer en el mismo auto, Silvia gime fuerte, los vidrios del auto se empañan.

-Sigues creyendo que no te quiero. Le pregunto.

-N-No. Responde agitada.

-Quieres ir a cenar.

-Mejor sigamos aqui. Responde.

-Comeme mientras manejo. Le ordeno en el oido.

Me separo acomodandome ante el volante y ella cumple mi petición.

#PAOLO

Soy Paolo, el hombre que vive en la sombra. El hombre que se hace pasar por otro. Mi jefe, Francisco, me paga bien para que lo reemplace en la casa, en la cama, en las reuniones, en todo. Y yo, Paolo, soy el que se hace cargo de todo.

Al principio, no me gustaba la idea. Me sentía sucio, como si estuviera engañando a alguien. Pero Francisco me pagaba bien, y yo necesitaba el dinero. Mi familia necesitaba el dinero.

Provengo de una familia humilde, trabajadora, que lucha dia a dia por tener un plato de comida sobre la mesa. Desde chico vi a mis padres dejar de comer para darme a mi y a mi hermano algo de comer. Por lo que me jure ser alguien en la vida para regresarle el favor y que en su vejes no deban trabajar. Pero como todo en la vida, no todos nacemos con una estrella y me toco remarla, con gran esfuerzo logre recibirme en administración de empresas. Hice muchos trabajos de medio tiempo y jamás el dinero me sobro, todo lo que ganaba le enviaba a mi familia. Estando en lo último, sin techo, porque el alquiler aumento, ni comida, porque envie a mis padres el dinero que gane en el dia, conoci al que es mi jefe ahora cuando limpiaba autos en un lavado, él me ofrecio ser su asistente, con un sueldo por mes que nunca gane en un año y solo tenia una condición cumplir lo que me pida sin hacer preguntas, ni decir a nadie lo que hacia.

Asi fue que me volvi su doble, lo reemplazaba en todo aquello que el detestaba hacer, hasta como esposo de Liana.

Pero, con el tiempo, algo cambió. Comencé a disfrutar de la vida de Francisco. Me gustaba la forma en que Liana me sonreía, la forma en que me miraba con amor y confianza. Me gustaba la forma en que me tocaba, la forma en que me besaba. Francisco me tenia prohibido que lo hiciera, pero si queria que su plan sea perfecto no podia prohibirle a Liana que lo haga, empezaria a desconfiar, hasta llegaria a pensar que su esposo tenia una amante, por lo que hacia el papel de esposo cumpliendo con todo.

Y, un día, me di cuenta de que me había enamorado de ella. De Liana, la esposa de mi jefe. La mujer que creía que era Francisco. Me sentí culpable, como si estuviera traicionando a mi jefe. Pero no podía evitarlo. La amaba.

Ahora, cada vez que estoy con Liana, me siento como si estuviera en un sueño. Me siento como si fuera el hombre más afortunado del mundo. Y, cuando estoy con ella, me olvido de que soy solo un doble. Me olvido de que estoy viviendo una mentira.

Pero, ¿qué pasaría si Liana descubre la verdad? ¿Qué pasaría si se da cuenta de que no soy Francisco? ¿Me odiaría? ¿Me dejaría?

No, no puedo pensar en eso. Solo puedo pensar en el presente, en el momento en que estoy con Liana. Y, si eso significa vivir en la sombra, entonces que así sea. Estoy dispuesto a hacer cualquier cosa por ella.

Pero, ¿cuánto tiempo más puedo seguir viviendo esta mentira? ¿Cuánto tiempo más puedo seguir fingiendo ser alguien que no soy? La respuesta es simple: hasta que Liana descubra la verdad. Y, cuando eso suceda, no sé qué pasará. Solo sé que estaré allí para ella, sin importar lo que suceda.

Con eso en mente voy a la casa del señor Francisco y al ingresar hay un silencio que me resulta raro, siempre los chicos me saludan, hay gritos, corridas, pero ahora nada.

En eso escucho que ingresan al girar me quede congelado, era Liana mas hermosa que de costumbre, ella es hermosa, con su acostumbrado atuendo casual, al natural y su peinado al viento, pero ahora esta hecha una diva, con la voz en un hilo le pregunto de donde viene y me responde que del oculista.

La salude con un beso y mis labios quedaron palpitando ese roce que parece tan sutil pero para mi tiene un gran significado.

Trate de recuperar la cordura, no debo de olvidar que solo cumplo un papel, por lo que enseguida sugiero la cena.

Ella como nunca me pregunta que quiero cenar, otras veces es algo ligero y rápido a pedido de los chicos, pero como ellos no estan me consulta a mi. Este escenario es nuevo, jamás quedamos solos y no se porque le digo lo que quiero comer, que me gusta, ravioles.

En el segundo que lo dije me cacheteo, siempre mi jefe fue critico con lo que ella cocina, por lo que trato de sonar como él y propongo pedir comida a domicilio, a lo que ella sugiere salir a cenar fuera, ya que voy a gastar y se apresura a cambiar su atuendo.

Tengo las pulsaciones a mil, informo a mi jefe para que sepa del gasto, a lo que me dice que lo haga y no lo moleste.

Se que no debo molestarlo, pero es mi modo de enfrentar la realidad, que lo que hago es mi trabajo.

Luchando con mis emociones escucho a Liana que me avisa que ya esta, me gire a mirar, su belleza me encandila, fue una oleada de emociones que me atropellaron en ese instante, sin sus gafas es una verdadera obra de arte.

Si antes estaba nervioso ahora sabia que flaquearia y rompería mi contrato en miles de maneras que preferiria no pensar.