bienvenidos a la quinta parte de los decendientes YANKELEVICH.
Vamos a conocer la historia de Los hijos del pequeño Max: David, Hanna, willmar Alexander y Chantal.
también conoceremos a los hijas de Claudia y Kilian: Dolores, Lupita y Aurora.
tendremos también las historias de los hijos de Aisha y Bruno: Leo y Leonardo.
cada uno tendrá que enfrentar nuevos enemigos y también conocerán el amor, nuevas aventuras tendremos en esta quinta parte y tendrán que hacer uso de sus enseñanzas para poder mantenerse con vida.
espero les guste está quinta parte.
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CAPÍTULO 03
Lupita tenía que hacer salir a esos hombres de donde se cubrían y para eso necesitaba mover los carros, piso hasta el fondo el acelerador, con la ayuda de Nala que disparaba sin parar, en ráfagas, moviendo la pistola de un lado a otro, sin dejar que ellos pudieran asomar la cabeza, eso fue algo que ella aprovecho y al estar a medio metro del impacto, sale del camión en un salto, que la hizo rodar un poco.
Para su suerte el impacto del camión con los otros camiones logro hacer una explosión, gracias a que ellos traían explosivos encima, el choque provoco chispas que de suerte cayeron en los explosivos.
Fue una explosión algo grande, lo que a Lupita le ayudo, fue que al rodar en el suelo termino cayendo en un pequeño pozo que las lluvias provocaban y estaba al lado del camino; si se golpeó, bastante fuerte y su mano izquierda termino recibiendo un golpe bastante fuerte que la dejo sin poder usarla, el brazo se disloco, pero la adrenalina del momento y sus ganas de proteger a todos, pero más que nada sus ganas de sobrevivir la hicieron tomar su pistola corta que estaba en su bota.
Empezó a disparar a los hombres que aun seguían vivos y que iban tras ella, pero se quedaba sin balas, todo parecía perdido, sabía que en ese momento no podía pelear, en el momento que mira a los dos últimos hombres vivos enfrente de ella, ya no tenía balas en su pistola, la guardo en su bota, porque si moría esa pistola tenía que regresar con ella.
Se pone de pie a como pudo, esos hombres le apuntaban con el arma, estaban listos para matarla, ella a pesar de su situación no dejaba de ver a los lados, buscando algo que le ayudara, pero en ese momento solo escucho el grito de Nala diciendo. -agáchate.
Lo siguiente que escucho fue la pistola al dispararse en ráfaga, ella se agacho al escuchar lo que grito, pero justo cuando estaba agachada mira como una de las balas pega en el suelo, cerca de ella, eso si la hizo sudar, se quedó viendo el hoyo que hizo, se dejó caer en su trasero y en el momento que Nala se acerca, lo escucha decir. - ¿estas bien?
Lupita voltea a verlo con el ceño fruncido y le dice. – Estas loco, casi me matas, mira esa es tu bala, se suponías que solo tenías que matar a esos dos, no dispararme a mí.
Nala se empezó a reír con ganas, esa hermosa mujer lo dejaba sin palabras y eso que era un hombre que nunca nadie lo sorprendía, más bien era él quien siempre sorprendía a los demás, pero ahí estaba sin saber que contestarle, escuchando sus reproches después de que le salvo la vida.
Se acerco a ella y le dijo. – recuerdas que estoy malo de mi mano izquierda, apenas pude sostener el arma con la derecha, pero al disparar se movió, no fue mi culpa y me gustaría ayudarte a levantarte, pero no creo poder, el culatazo del arma me acaba de lastimar la derecha, creo que no podre usar las dos manos en un tiempo, tendrás que hacerte responsable de mí y alimentarme en la boquita.
Lupita le sonríe y le dice. – tendré que decirle a Amadi que te alimente, ya que él te debe una más grande, recuerdas lo abrazaste, le diste de tu calor corporal.
Los dos se empezaron a reír y juntos regresaron con los demás, 15 minutos después llego Jones, la pequeña Maritza y Kim; llegaron preocupados por ella, habían visto la explosión, llegaron ahí lo más rápido que los jeeps avanzaron junto con su gente, esperando un enfrentamiento.
La pequeña Maritza al ver el golpe en su cabeza se alteró, quería revisarla, pero ella no la dejo, la mando a revisar a Amadi, que aún seguía sin despertar, estaba más preocupado por él que por sus heridas.
Kim y Jones se le acercaron, le dieron una vuelta completa viéndola de pies a cabeza, Jones dijo. – su espalada tiene una herida y creo que es grande.
Kim que estaba enfrente de ella, dijo. – su hombro izquierdo esta dislocado, hay que acomodarlo y tiene que ser ya.
Lupita estaba por decir que, si pero que su tía la pequeña Maritza tenía que atender a todos, cuando Jones sujeto su mano derecha y la dejo inmóvil, mientras que Kim tomo el izquierdo y de un movimiento se lo acomodo; ella grito del dolor que sintió, nunca se esperó que ellos hicieran algo como eso, esperaba que su tía Maritza le diera algo o le pusiera algo para no sentir tanto dolor, pero ellos lo hicieron sin siquiera dejarla reacciona o por lo menos hacerse a la idea de lo que iba a sentir.
No pudo evitarlo empezó a llorar por el dolor que sentía, no entendía por qué, pero por alguna extraña razón se sentía regañada y castigada.
Kim sujeto su mano en su pecho y mando a Jones con la pequeña Maritza, en su maletín medico traía un cabestrillo, que ocupaban para sujetar su brazo; no pudieron ponérselo la espalda la tenía muy lastimada, no soporto el tirante del cabestrillo, que cruzaba por la espalada.
Jones soltó el aire con fuerza, tuvieron que improvisar, tomaron una camisa y la amarraron por la parte de enfrente para que no moviera su mano; la llevaron al asiento del copiloto en el jeep que manejaba Jones.
Lupita quiso explicarles lo que paso, pero Jones y Kim no la dejaron hablar, eso lo iban hacer cuando llegaran a la aldea; la pequeña Maritza le dio algo de medicamento a Amadi, para la infección por la herida de bala, hizo que lo subieran a uno de los Jeep, tambien reviso a Nala, que hablaba de lo increíble que era Lupita.
Reviso a todos los que rescataron, los subieron a los Jeep y regresaron a la aldea, menos Kim que se quedó con 6 hombres para terminar de poner las antenas que faltaban.
Regresaron a la aldea, fueron casi 8 horas de camino, estaban bastante retirados, al llegar la pequeña Maritza hizo que Lupita fuera a la casa de campaña donde ella se estaba quedando.
Le quito con cuidado la camisa que hacía que no moviera la mano y la recostó boca abajo en una camilla, corto su playera y su sostén, para ver la herida de su espalda; se sorprendió al verla, estaba de lado a lado, era una raspada, pero lo que la estaba lastimando era el golpe, toda es parte estaba morado, se podía ver que había sido un golpe bastante fuerte.
La pequeña Maritza sintió alivio al ver que no había fracturas, le puso una pomada, cubrió la raspada con unas gasas, la ayudo a ponerse una camisa de botones para que no se lastimara el brazo y con una venda gruesa sujeto su brazo a su pecho, para no lastimar su espalda, prefirió vendarla.
Lupita estaba más preocupada por Amadi y le pidió a su tía que lo cuidara, que lo hiciera ponerse bien; ella estuvo a su lado, no quiso ni hablar con su tía Zuria, le pidió un poco de tiempo y al día siguiente cuando por fin él abrió sus ojos, fue un alivio para todos, pero más que nada para Lupita.
Amadi al abrir sus ojos, mira la hermosa sonrisa de Lupita y eso le dio gusto, ser ella lo primero que viera fue algo bueno, pero antes que él pudiera decir algo escucha que la pequeña Maritza dijo. – Lupita, ve con Zuria, ya viste que Amadi está bien, ya puedes ir a dar tu reporte y no pienses que esto se te va a permitir en el futuro, la próxima vez tu reporte tiene que ser lo primero que hagas.
Lupita suspira profundamente, le sonríe a Amadi, le dice. – Que bueno que despertaras, luego te miro.
Una vez que dijo eso salió de la casa de campaña y fue a la casa del jefe de la tribu, en ese lugar estaba Jones, Paola, Kira, Zuria y el jefe de la tribu, en el momento que la vieron entrar Zuria le ordeno que empezará hablar.
Lupita podía ver a todos serios, sabía que estaban enojados y que no iba a ser fácil salir de eso; ella sabía muy bien sus errores, no necesitaba que ellos se lo dijeran, pero era algo que no podía decirles, empezó hablándoles del momento que colocaron la primera antena, recalco que Amadi le ayudo y siguió sus órdenes en todo.
La decisión que tuvo que tomar al separarse de sus hombres para avanzar más rápido con la colocación de las antenas, pero que nunca se imaginó que a los dos días se encontrarían con los tratantes de personas, los ubicaron cuando ellos dispararon su arma para matar a una de las víctimas.
Cuando llego a esta parte hizo un silencio, pensando en las palabras que iba a decir, respiro profundamente y les dijo que observaron el lugar por un largo rato, vieron su forma de actuar, pero al ver que las víctimas estaban en peligro decidió actuar y rescatarlas.
Recalco que todo fue su decisión, el bajar a ese lugar y salvar a las víctimas fue su plan; el rescate salió bien, pero hablo de su error de no haber pensado en el rastro de las ruedas del camión que fue lo que hizo que los encontraran; les describió como enfrentaron a los hombres y de la ayuda que recibió de Nala, de cómo salvo su vida.
Kira, Jones y Paola, se sentían orgullos del buen trabajo que hizo, a pesar de sus errores, lo había hecho bien, pero no podían solo felicitarla, porque para ellos había puesto su vida en peligro y la de Amadi, la forma correcta de actuar era pedir apoyo, vigilarlos hasta que llegara el apoyo y planear una estrategia donde nadie corriera peligro.
Zuria se sentía orgullosa de ella, pero ahí estaba como la líder del equipo y no podía solo felicitarla, tuvo que regañarla, ser dura con ella, hablarle de su imprudencia, de cómo arriesgo la vida de Amadi, de lo mal que estuvo en su primera misión, termino diciéndole que eso no se iba a quedar así, tenía que ser castigada para que eso no se repitiera.
Como iba a estar una semana con el brazo quieto, su castigo iba a empezar una vez que se recuperara; ella iba a tener que ayudar en la cocina de la aldea, eso lo haría mientras estuvieran ahí, no la dejarían participar en ninguna de las misiones para rastrear a los tratantes de personas, quedaría excluida de cualquier decisión.
Lupita aceptaba sobre ayudar en la cocina de la aldea o cualquier otro trabajo que le pusieran, pero no quería quedar excluida de la misión; trato de hacerla cambiar de opinión, pero apenas dijo algo Zuria la callo de un grito al decirle que se guardara silencio y que saliera de ahí.
Fue un momento que, si le molesto mucho a Lupita, salió de la casa del jefe de la tribu inconforme por el castigo que le aplico; camino fuera del pueblo por largo rato, hasta que llego a un peñasco algo alta, se sentó en la orilla y miro algunos animales que estaban pastando, otros solo echados en el suelo, otros corriendo, por un momento fue entretenido, pero eso no lograba calmarla.
Estaba mirando a lo lejos cuando escucho la voz de Nala atrás de ella, que le dijo. – Joven maestra, de haber sabido que eras un descendiente de la familia del maestro nunca he hubiera hablado de la manera que lo hice.
Tengo que disculparme por lo atrevido que fui con usted, por favor no le diga a su familia, sería malo para mí; ellos podrían hacerme algo impensable por la forma en que le hable, hasta te hable por tu nombre.
Lupita no volteo a verlo, suspiro profundamente y le dijo. – Que ridículo te escuchas, ser una de las jóvenes maestras no cambia quien soy y tambien tengo un nombre, que me gusta, aunque sea una lástima que no lo pueda usar, porque todos piensan que es mejor llamarme por un pronombre que la familia adopto para que el mundo nos conociera de esa manera, pero yo prefiero ser nombrada por mi nombre.
No me malinterpretes, estoy orgullosa de ser uno de los jóvenes maestros, de tener la familia que tengo, pero tambien me gusta que otras personas me conozcan por mi nombre, me hace sentir que soy reconocida por quien soy y no hay confusiones cuando esta más de uno de mi familia; porque sabes a todos mis primos y hermanos les llaman jóvenes maestros, entonces, si aquí estuviera con mi hermana o con uno de mis primos, si dijeras joven maestra, sería difícil saber con quién hablas.
Nala se sienta a su lado, se dio cuenta que ella estaba algo decaída y en ese momento le dice. – Si estuvieras con alguien más de tu familia, podría decirte joven maestra Lupita, pero tampoco importaría, porque lo que dije tu prima o hermana no lo entenderían, fue algo que viví contigo y eso es lo que para mí te hace especial, no un nombre.
Cuando estemos a solas te llamare por nombre, cuando estemos enfrente de otros te diré joven maestra; no es porque así lo quiera, pero aprecio mi vida y no me gustaría que tu familia se enoje, podría dejarme sin cabeza.
Escuche lo que paso y tambien me entere que te dejaron fuera de la misión, te vas a quedar solo en la aldea ayudando con los problemas cotidianos; pienso que es injusto, pero si hubieras dicho la verdad esto no te estaría pasando.
No fue tu decisión rescatarnos, ni fuiste la responsable de la herida de Amadi, quien tomó la decisión de rescatarnos sin un plan y poniendo a todos en peligro fue mi amigo Amadi, yo sé que lo hizo por mí, para que no me pasara nada, pero no entiendo por qué tú lo protegiste, si hubieras dicho la verdad no te hubieran castigado, seria él quien fuera reprendido.
Lupita sonríe con timidez y le dice. – Era mi responsabilidad mantenerlo controlado y protegido, esa era mi responsabilidad; aunque no fue mi decisión de empezar el rescate, debí detenerlo en el momento que se movió, pero yo me distraje y solo por eso todo lo que paso es mi culpa, no me gusta el castigo, pero tengo que aceptarlo, esto hará que en el futuro en otra misión no me vuelva a pasar
Por un lado, es eso, pero la verdad creo si hubiera iniciado el rescate con Amadi, los dos lo hubiéramos hecho, hubiera sido de diferente manera y creo que no tuviéramos el mismo resultado, tal vez alguien hubiera muerto y eso si me hubiera hecho sentir peor en este momento.
Lo bueno que el hubiera no existe y todos están vivos, gracias a la decisión que tomo Amadi, eso me reconforta y no me gusta el castigo, pero lo acepto porque eso me va a hacer ser mejor en la siguiente misión.
Nala, se ríe con ganas y divertido le dice. – Venia con la intención de consolarte, de aprovecharme de tu momento triste y en un momento así pensaba robarte un beso, pero tu arruinaste todo.
Estas bien y arruinaste mis planes, tendré que cambiar mi estrategia para conquistarte.
Lupita sonríe al escuchar lo que le dice y le dice. – Estas loco, pero gracias por tratar de animarme; aunque tengo que decirte que tienes una extraña manera de animar a las personas.
Se que tú no eres de esta aldea, pero si te toca quedarte unos días aquí, me gustaría conocer un poco de este lugar y me encantaría que me lo muestres.
Nala le sonríe y le dice. – Si pienso quedarme un tiempo, al aparecer las tribus se van a reunir aquí en unas tres semanas, tengo que esperar a que el jefe de mi aldea llegue y después regresare con él.
Me va a gustar pasar estos días contigo y sé a dónde te voy a llevar, aunque no podre hacer nada mi fractura es sencilla, pero aun así mi mano izquierda va a estar sin movimiento por unos 5 meses y tengo que decir que el golpe del arma en el hombre derecho solo fue eso un golpe.
Aun así, te pienso mostrar algunas cosas divertidas y solo espero poder pasar tiempo a solas contigo, porque lo de conquistarte no fue broma, estoy siendo sincero contigo.
Una vez que dijo eso se levantó y se alejó, dejando a Lupita sin saber que responderle; el escuchar esas palabras de que alguien quería conquistarla, fue realmente extraño para ella, nunca nadie se había acercado con esas intenciones y eso la emociono un poco, aunque ella no lo miraba de esa manera, fue agradable escuchar que a ese joven sentía interés por ella.
Nala desde ese día se la pasaba cerca de ella, haciéndole platica, le llevaba par que comiera algunas frutas que se daban en esas áreas, la hizo probar comidas que él preparo y los dos pasaban tiempo con Amadi, que ya estaba mejor; la semana paso rápido, a ella le quitaron las vendas, Amadi ya se había levantado de la cama, los tres pasaban la tarde juntos.
Los dos la llevaban a conocer hermosos lugares que estaban a los alrededores de la aldea; ella pudo ver animales que solo había visto en libros, la enseñaron a subir árboles como Amadi, algo que ella quería aprender y practico hasta que logro hacerlo en solo una semana.
Le enseñaron a lanzar la soga con dos piedras pesadas en las esquinas para cazar animales, a lanzar las lanzas que ellos tenían, hasta aprendió a usar el arco; en esos días los tres se fueron de casería, aunque Nala no podía cazar, fue con ellos solo para pasar tiempo con ella.
Amadi no era un hombre como Nala, era más serio nunca se fijaba en esas cosas del amor, su concentración era siempre en ser el mejor en su aldea, para lograr ser un buen líder cuando su padre se retirará, pero estar tanto tiempo cerca de Lupita; ver la linda persona que era, lo sencilla que era al estar con los demás, la forma tan educada con la que siempre se dirige a las mujeres de la cocina, lo amorosa que era con los niños, fue algo que lo fue conquistando.
La empezó a ver de diferente manera sin darse cuenta, a sentir la necesidad de verla todos los días, de pasar tiempo con ella, hasta el punto de querer ver su sonrisa, de ser el motivo de su sonrisa.
Hubo momentos donde miro una fruta y solo la tomo para llevársela, inconscientemente se empezó a fijar en lo que le gustaba, en lo que no le gustaba, a observarla con más atención, a darse cuenta de lo que necesitaba y a querer resolver los problemas con los que se encontraba.
Lupita estaba tratando de hacerlo bien, no era mala en la cocina, NEYLANE en un momento de su vida, junto con Daila a todos los jóvenes de la familia tanto hombres como mujeres les enseñaron a cocinar; fue una de las cosas que no le gusto, ella prefería estar con Max o Agramon o Zuria, viéndolos o practicando con las armas, pero todo eso que aprendió le estaba ayudando en ese momento, hacer útil en la cocina.
Cuando terminaba iba al área de entrenamiento de los hombres de la aldea, donde miraba como entrenaban sus técnicas para casar; ellos no eran guerreros, que entrenaran para luchar contra otros, sus hombres lo hacían para casar, para llevar carne a la aldea, eran pacíficos y no les gustaba la idea de tener que matar a otro ser humano.
Lupita estaba viendo como Amadi entrenaba a uno de los hombres, se emocionó tanto que termino uniéndose a la práctica, fue un momento que a ella le encanto, pero para Amadi fue aún más emocionante, más que nada cuando tuvo que ponerse detrás de ella, toco un poco sus pies para acomodarlos, toco sus manos para indicarle como tenía que acomodarlas para aventar una lanza y lo mejor fue en el momento que su nariz quedo cerca de su cabeza, al oler su aroma fresco como el de una amanecer en un campo de flores.
Amadi no quería que eso terminara, le gusto estar cerca de ella, pero ese momento fue tan rápido, que fue algo inquietante y solo quería volverla a tener cerca, pero era buena aprendiendo, no tuvo que volver acercarse, solo la miro festejando con los demás hombres que estaban en la práctica, poniéndose de acuerdo para ir a de casería.
Ya habían pasado dos semanas y esa noche después del entrenamiento, Amadi estaba sobre un árbol a las afueras de la aldea, pero desde ahí miraba la casa de campaña donde Lupita dormía, miraba la sombra que se hacía por la luz dentro de la casa de campaña, la miro quitarse la ropa y recostarse, aunque solo fue una sombra negra, solo eso necesito para sentirse inquieto, para desearla como la mujer hermosa que era.
En ese momento escucho la voz de Nala que le dijo. – si yo pudiera subir a este árbol, creo que tambien estaría como tu viendo a la hermosa Lupita, preparándose para dormir, aunque solo sea una sombra negra, mi imaginación terminaría con la imagen completa.
Amadi se sintió molesto por lo que le dijo, la idea de que él pudiera ver a Lupita de esa manera no le agrado, baja del árbol y en ese momento molesto le dijo. – Lo que dijiste es irrespetuoso y yo no estaba viendo a Lupita, solo estaba viendo el pueblo, pensando en lo que tenemos que hacer para proteger a todos.
Nala le sonríe y le dice. – Yo te conozco muy bien, eres mi mejor amigo, puedo ver que ella te gusta y que no puedes dejar de verla; tengo que decirte que lo mismo me esta pasando, Lupita es una mujer increíble y con un cuerpo que te hace desearla.
No niegues lo que se mira y acepta lo que sientes o mejor no lo hagas y quédate a un lado como un tonto, déjame todo el camino libre, porque yo si pienso conquistarla, la voy a enamorar, daré lo mejor de mí.
Soy un hombre que siempre habla con la verdad, soy directo, tú me conoces, por eso te lo estoy diciendo, pienso luchar por su amor y si tengo que pelear contra ti, lo pienso hacer, porque Lupita lo vale.
Para Amadi sus palabras no fueron nada bueno, lo hicieron sentirse inseguro, furioso con él, termino tomándolo del cuello y le dice. – Si no fuera porque aún no te recuperas de la mano, ya hubiera iniciado una pelea contigo y te hubiera partido la cara.
Ya que tú lo dijiste, desde este momento te digo que yo tambien tratare de conquistarla, aunque eso signifique que tenga que perder tu amistad.
Nala hace que lo suelte y le dice. – bien, entonces así va a ser, desde hoy empezamos esta pelea y ya veremos quién gana el corazón de Lupita.
Al día siguiente los dos se levantaron temprano, sabían que ella todas las mañanas se levantaba a las 5 am, para correr y hacer algo de ejercicio, era parte de su rutina; ellos se unieron a ella, corrieron a su lado, cada uno le hacía platica, algo que molesto a Lupita porque era su momento de correr en silencio, de disfrutar de la mañana, pero más que nada era cuando hacia ejercicios de respiración, hablar era malo cuando corría, disminuía su resistencia al correr.
Termino callándolos a los dos y alejándolos de ella, cuando termino fue a la parte de la cocina que estaba al aire bajo una ramada; esta mañana tuvo que cortar algo de carne y verduras.
Nala y Amadi quisieron ayudar, pero eso era algo de mujeres según la cultura de su tribu, terminaron regañados por una de las mujeres; cuando Lupita termino ahí, fue hablar con los hombres que iban a salir de casería, quería ir con ellos y fue difícil, pero termino convenciendo a Zuria y al jefe de la aldea para que la dejaran ir, algo que puso feliz a los hombres, les agrado la idea de tenerla en su equipo.
Amadi y Nala tambien se unieron a ellos, se la pasaron cuidando de Lupita, cargando su agua, sus flechas porque ella llevaba un arco, tambien llevaba la lanza, pero ellos se la quitaron, trataban de que ella estuviera cómoda, de que no cargara nada.
Lupita al principio no les prestó atención, se enfocó en la plática de todos los hombres, se ponían de acuerdo en lo que iban a cazar y como lo iban hacer; ella participaba con ideas, estaba emocionada, porque una cosa fue a ver ido de caza con Amadi y Nala, que solo casaron un animal pequeño como un conejo, pero aquí estaban por cazar algo más grande, junto con un equipo y eso la emocionaba.
Para ella estaba por ser un buen día hasta que ellos se lo arruinaron, llamando su atención, tratándola como una princesita, no la dejaba hacer nada, ni siquiera la dejaron acercarse al animal que iban a cazar, siempre interponiéndose en su camino, diciéndole que se podía lastimar.
Los hombres casaron el animal y ella al final solo miro desde lejos por que Amadi tomo su lugar, mientras que Nala se quedó a su lado, haciéndola que tomara agua, hasta le dio una fruta, hablándole de algunos pájaros que estaban en uno de los árboles, sin dejarla tomar el arco o participar en la casería.
Lupita se quedó mirando la casería desde lejos, viendo como todos disfrutaba de ese momento y cuando todo termino, Amadi le llevo el animal, para que ella lo viera, demostrarse como el hombre cazador que era.
Ella lo miro con coraje, escuchaba como Nala decía que había casado animales más grandes y una vez que se recuperara la llevaría para que lo viera en acción; respiraba con fuerza, estaba furiosa con los dos y más que sentir admiración de los dos, lo único que deseaba era golpearlos, callarlos para no escuchar más sus hazañas como cazadores.
Estaba tan furiosa con los dos que no les contesto nada, solo se dio media vuelta miro a los otros hombres y les dijo que lo hicieron bien; regresaron a casa, pero ella se mantuvo alejado de los dos, no quería ni verlos, ni escucharlos, habían arruinado su día.
Al llegar a la aldea, ni siquiera volteo a verlos, solo se fue a su casa de campaña, quería alejarse de ellos; los dos al ver que se alejaba trataron de alcanzarla, pero uno de los hombres que fue a la casería, que era algo grande de edad se metió y su camino y les dijo. – Sera mejor que la dejen en paz, ya le arruinaron el día y ahora quieren arruinarle la noche, si siguen así, van a hacer que la joven maestra termine odiándolos.
Entiendo que si fuera una mujer de nuestra tribu lo que hicieron hubiera sido admirado, hasta la hubieran sorprendido, pero al tratarse de la joven maestra no era lo mismo, era muy diferente a la mayoría de sus mujeres, ella no quiere verlos como machos alfas, más bien quiere compartir esos momento con ustedes, quiere cazar de la misma manera que ustedes, no solo verlos; ustedes dos son un par de tontos y si no pueden verla como es ella, será mejor que no piensen en conquistarla, porque solo van a ruinar su vida y la de ustedes.
Los dos se quedaron parados pensando en lo que ese hombre les había dicho y aunque ninguno comento nada sabía que tenía razón, Lupita era diferente a cualquier mujer que hayan conocido, tenían que hacerlo diferente; cada uno tomo camino diferente, querían pensar en cómo cambiar su estrategia para llamar su atención, hacer algo que a ella realmente le gustara y sobre todo que la sorprendiera.
Lupita entro a su casa de campaña, que era algo grande, tomo su rifle y se puso a limpiarlo, sentía la necesidad de usarlo, de practicar un poco con él; su día había sido malo y quería olvidarlo.
Se concentro en lo que estaba haciendo para olvidar lo que había pasado, lo empezó a desarmar, a limpiar cada pieza de la manera que Agramon le había enseñado, era cuidadosa cuando se trataba de su arma y aunque no podía dispararla en ese momento por lo menos la hizo olvidar un poco su coraje, en ese momento escucho la voz de Jones que le dijo. – Parece que tu día no fue como lo esperabas.
Lupita voltea a verlo, estaba parado en la puerta; suspira profundamente y le dice. – No pude cazar.
No entiendo a Nala y a Amadi, no me dejaron participar, pareciera que no les gusta que yo aprenda de ellos, tal vez solo están protegiendo sus técnicas o simplemente es la forma de decirle que no debo ir con ellos y eso es lo que piensan porque simplemente no me lo dicen, lo puedo entender, quedarme solo con lo que se me ordena, no me volvería a meter en lo que no debo.
Jones sonríe, se sienta a su lado y le dice. – Creo que estás viendo mal las cosas y no creo que ellos te quieran hacer un lado.
Escuche lo que paso, los hombres tambien hablan y parece que esos dos solo están tratando de sorprendente, de demostrarte que son hombres capases, fuertes e interesantes, a su manera están tratando de conquistarte, de entrar en su corazón.
Lupita frunce el ceño y le dice. – Tío ¿de que estas hablando? No te entiendo lo que tratas de decirme.
Jones le sonríe. la hace salir de la casa de campaña, camina un poco con ella y cuando estuvieron algo retirados de la aldea le dice. – Los hombres muchas veces somo algo tontos y más cuando se trata de conquistar a una mujer; llegamos hacer tonterías, que muchas veces nos perjudican, como yo cuando entendí mi corazón y supe que estaba enamorado de Kira.
Sabes yo Sali huyendo, no me consideraba digno de ella, dure años alejado de la mujer que amaba, pensando que ella podía encontrar a alguien mejor, que estaría mejor en los brazos de otro hombre, pero cuando supe que estaba en una misión peligrosa y que podía morir, como un loco deje todo, me fui a donde estaba.
Llegue justo a tiempo para evitar que la mataran, pero eso solo me hizo entender que yo la amaba demasiado, que no podía dejar que nada le pasara, estar lejos de ella nuevamente ya no era una opción.
Esos dos jóvenes son más valientes que yo, luchan por lo que quieren y lo intentan, es una lástima que sean unos tontos, que no saben tratar con una mujer como tu; ellos trataron de ser unos caballeros contigo, de sorprenderte, de hacer que los miraras con admiración, pero su torpeza solo hizo que tu terminaras molesta y que creyeras que no te quieren cerca, fue todo lo contrario de lo que buscaban.
Lupita realmente no se había dado cuenta de eso, se para y se le queda mirando a Jones, esperando que repitiera lo que dijo, por un momento pensó que escucho mal, pero él se para, la mira a los ojos y le dice. – Mi sobrina, esto no es algo raro, eres una mujer hermosa, con una belleza que deja sin aliento a cualquier hombre y lo mejor de ti, es el gran corazón que tienes, tu dulzura, tu alegría, eres una persona que tiene un hermoso ser.
Ellos se enamoraron de ti y están tratando de conquistarte, aunque puedo ver que no lo hacen bien, tan mal están que tu ni cuenta te habías dado; tambien esta la parte de que tu mi hermosa princesita eres demasiado distraída, si las cosas no te las dicen directamente nunca te darías cuenta y ellos dan por hecho que de sabes de su interés por ti, solo por lo que hacen para enamórate.
Lupita sonríe con algo de timidez, realmente nunca se imaginó que esos dos jóvenes, que, si eran guapos para ella, tuvieran un interés romántico por ella y eso la emocionaba, aunque tambien la hacía sentir extraña, sin saber que tenía que hacer para responder a sus atenciones.