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Mi Suggar Es Un Mafioso

Mi Suggar Es Un Mafioso

Status: En proceso
Genre:Romance / Amor prohibido / Posesivo / Mafia / Diferencia de edad
Popularitas:28k
Nilai: 5
nombre de autor: Celina González ♥️

En las calles vibrantes, pero peligrosas de Medellín, Zaira, una joven brillante y luchadora de 25 años, está a tres semestres de alcanzar su sueño de graduarse. Sin embargo, la pobreza amenaza con arrebatarle su futuro. En un intento desesperado, accede a acompañar a su mejor amiga a un club exclusivo, sin imaginar que sería una trampa.

Allí, en medio de luces tenues y promesas vacías, se cruza con Leonardo Santos, un hombre de 49 años, magnate de negocios oscuros, atormentado por el asesinato de su esposa e hijo. Una noche de pasión los une irremediablemente, arrastrándola a un mundo donde el amor es un riesgo y cada caricia puede costar la vida.

Mientras Zaira lucha entre su moral, su deseo y el peligro que representa Leonardo, enemigos del pasado resurgen, dispuestos a acabar con ella para herir al implacable mafioso.
Traiciones, secretos, alianzas prohibidas y un amor que desafía la muerte.

NovelToon tiene autorización de Celina González ♥️ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 19

Los días se deslizaban lentos, como si el tiempo supiera que algo estaba por romperse. La ciudad continuaba su ritmo habitual, indiferente al torbellino de emociones que agitaba el pecho de Zaira. El viernes amaneció gris, con nubes bajas que parecían flotar a ras de los techos, y un viento húmedo que traía olor a tierra mojada, a tránsito, a ansiedad contenida.

Dentro de su habitación, el silencio era espeso, como si el aire se hubiera saturado de pensamientos. Zaira sostenía el teléfono nuevo entre las manos. Tenía el brillo de lo ajeno, de lo no ganado, y la pantalla encendida reflejaba su propio rostro, con ojeras profundas y labios apretados. Los íconos estaban organizados con una perfección artificial que contrastaba con el desorden de su vida.

Lo había encendido esa mañana, luego de pensarlo demasiado, como si el simple acto de usarlo significara rendirse. Pero no se sentía vencida. Se sentía práctica. Necesitada. Humana.

Sobre la mesa del comedor, el sobre con el dinero estaba más arrugado que el primer día. Lo había contado tres veces, como si la cantidad fuera a cambiar. No lo había tocado más allá de eso. Hasta ahora.

—Está bien… —susurró para sí, con un tono apenas audible—. Haré esto. Pero será bajo mis términos.

El suelo crujía bajo sus pies descalzos mientras cruzaba el pequeño pasillo hasta el cuarto de su madre. La puerta estaba entreabierta, y la luz de la mañana entraba tamizada por una cortina raída, bañando el rostro dormido de la mujer con una ternura dorada. El sonido del oxígeno era el único pulso constante en la habitación, como un recordatorio de que el tiempo se agotaba.

Zaira la miró largo rato. Quiso tocarle el rostro, decirle cuánto la amaba. Pero no lo hizo. Salió y marcó.

—¿Tatiana?

—¡Zaira! —la voz del otro lado se oyó sorprendida, casi temerosa—. ¿Estás bien?

—Necesito tu ayuda —dijo sin rodeos, y se escuchó un leve temblor en su voz—. Para comprar ropa, comida… y medicamentos. ¿Puedes?

Un silencio corto, una respiración contenida.

—Claro que sí. Voy por ti en una hora. No tienes que decir nada más.

El centro comercial era un mundo aparte. Un universo frío, aséptico, donde las vitrinas brillaban como si supieran que allí adentro no había espacio para las penurias. Las luces blancas parpadeaban sutilmente, como si también estuvieran nerviosas. El aire acondicionado era tan intenso que Zaira se frotaba los brazos desnudos, sintiendo el contraste con el calor pegajoso que aún llevaba pegado a la piel.

Tatiana la acompañaba en silencio, sin atreverse a dar órdenes ni sugerencias, dejándola elegir. Zaira tocaba cada prenda como si midiera su textura con la memoria. Sostenía vestidos, jeans, blusas. Miraba precios con el ceño fruncido, acostumbrada a no poder pagar nada.

—Esto me parece demasiado —dijo en un momento, devolviendo una blusa satinada a su perchero—. No necesito parecer otra persona.

Tatiana asintió con una sonrisa leve.

—Entonces elige lo que te haga sentir tú. Solo… más fuerte.

Eligió ropa sencilla, de tonos neutros y cortes cómodos, pero con un toque de elegancia. Un par de jeans nuevos, camisetas sin estampados, una chaqueta de tela gruesa, y hasta un conjunto de ropa interior que la hizo sonrojar, aunque no entendía por qué. También escogió dos batas de algodón suaves, con estampados florales pequeños, y un vestido azul cielo para su madre. Al mirarlo, pensó en la iglesia, en los domingos, en los recuerdos buenos.

Luego fueron a la farmacia. Zaira pagó los medicamentos sin pestañear, aunque al salir, sus manos temblaban como si acabara de cometer un crimen.

—¿Estás segura de que quieres hacer esto? —preguntó Tatiana mientras volvían al coche, el cielo cada vez más oscuro.

Zaira se apoyó contra la puerta, con los ojos fijos en el cielo encapotado.

—No lo sé. Solo sé que… estoy cansada de tener miedo. De ver a mi madre cansada y con dolor.

Tatiana extendió una mano y le acarició el cabello, como si quisiera suavizarle el alma.

—Ya no pensemos en eso. Mejor vayamos a darle la sorpresa a tu madre. —dijo con alegría contenida.

—Tati… ¿Puedes decir que tú me prestaste el dinero? No quiero decepcionarla.

Tatiana le sostuvo la mirada con ternura.

—No te preocupes, haremos que tu madre solo sea feliz.

La puerta de la casa se abrió con un chirrido suave, y el olor a sopa de vegetales olvidada llenó el aire. Zaira entró primero, cargando dos bolsas pesadas. Tatiana la seguía con una caja de medicamentos y una bolsa con comida preparada: pan fresco, frutas, leche, yogures, y hasta una pequeña torta de vainilla.

—¡Madre! —llamó Zaira, dejando las bolsas sobre la mesa.

Desde el cuarto, se escuchó el arrastre lento de un bastón. La madre apareció en el umbral, con su bata de siempre y los ojos agrandados por la sorpresa.

—¿Qué es todo esto? —preguntó, acercándose con lentitud.

Zaira fue hasta ella y la abrazó con fuerza, sintiendo el temblor leve de su cuerpo débil.

—Cosas que necesitábamos —dijo simplemente.

La mujer miró las bolsas, los paquetes de medicamentos, el jugo de naranja, las frutas brillantes como promesas. Se llevó una mano al pecho, emocionada.

—¿De dónde sacaron dinero para tanto?

Tatiana se adelantó con una sonrisa encantadora.

—Yo le presté a Zaira. Nada fuera de lo normal. Solo disfruta, por favor.

La madre la miró con ojos llenos de gratitud, y asintió con un suspiro entrecortado.

—Dios se los pague, hijas. No saben cuánto lo necesitaba.

Zaira se agachó frente a ella y sacó una de las batas nuevas del paquete. Era suave, de algodón, con flores lilas y botones nacarados.

—Te compré esta. Y otra más. Y también… —abrió una bolsa y sacó el vestido azul cielo—. Para cuando quieras ir a la iglesia.

La mujer lo tocó como si fuera de cristal. Sonrió, y dos lágrimas se deslizaron por sus mejillas pálidas.

—Es hermoso… no recuerdo la última vez que tuve algo nuevo.

Zaira tragó saliva, conteniendo el nudo en la garganta.

—Ahora tendrás muchas cosas nuevas. Te lo prometo.

La tarde se volvió más cálida con el aroma del café que Tatiana preparó. En la mesa, las bolsas se vaciaban lentamente, y el hogar, aunque humilde, brillaba con una luz distinta. Una paz frágil, pero real. Como si, por un momento, el mundo hubiera dejado de doler.

En otro lado de la ciudad, Leonardo estaba recostado en un sofá de cuero, en su ático elegante, con las luces apagadas y una copa de whisky sin tocar sobre la mesa. Tenía el móvil en la mano, la pantalla oscura. No había mensajes nuevos. Ninguna llamada.

Se pasaba una mano por la mandíbula, tensando los músculos, con la vista clavada en la nada.

—¿Qué está haciendo? —murmuró, casi frustrado.

Había pasado la semana con una ansiedad que le resultaba desconocida. Él, que siempre tenía el control, que manejaba cada decisión con frialdad quirúrgica, estaba al borde de marcarle a una mujer que había conocido solo unas cuantas veces. Una mujer que lo había hecho sentir algo tan real, tan incómodo, tan... adictivo.

Se levantó de golpe y caminó por el salón como un animal encerrado. Su mirada se posó en una caja cerrada sobre el escritorio. Dentro, había otra sorpresa para ella.

—Dijiste que me darías tu respuesta el sábado, Zaira. Y yo voy a esperarla —murmuró—. Pero que me queme el infierno si no estoy deseando que ya sea mañana.

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Alicia Marin Silva
Leonardo deberías colocarle guardaespaldas a Zaira el enemigo acecha,,, y no puedes darte el lujo que a ella le pase algo🤔🤔
Betty Saavedra Alvarado
Zaira y Leonardo sus vidas están unidas para siempre sus corazones ya se encontraron ahora nadie los separa
Betty Saavedra Alvarado
Zaira y Leonardo el deseo los consume ya no pueden vivir sin estar juntos la pasión los devora
Betty Saavedra Alvarado
Zaira el Sr Billetes te extrañará su mundo es así no se pueden descuidar una mala jugada y pierden todo
Alejandra Revelante
me muero estos dos son fuego
Betty Saavedra Alvarado
Leonardo tu vida está en peligro junto con de Zaira que es tu talón de Aquiles en tu mundo los enemigos acechan como lobos
Betty Saavedra Alvarado
Zaira estás jugando con fuego aunque te lo niegues te gusta Leonardo el también esta enamorado de ti pero no te gusta como te trata
Betty Saavedra Alvarado
Zaira que pasa te enamoraste de tu suggar eres orgullosa no tienes que ceder el tiene que comenzar va respetarte
Gabriela Ferrel
La Historia está bien 💯 Hasta ahorita
lo que NO ME GUSTA ; es que le está dando mucho enfasis a los Objetos 😡
por ejemplo: Las Hojas , la lluvia , los pisos los edificios, Árboles , mosaico etc ...
LOS PROTAGONISTAS SON : Zaira y Leonardo.

y espero no muchos capitales, porque meten cosas que No y se pierde la historia ⁉️ y se hace ABURRIDA 🤷🏻‍♀️🙆🏻‍♀️
Celina González ♥️: Entiendo mi amor.
Pasa que esas son correcciones de mis editoras en las otras aplicaciones donde subo historias.
Ya que eso lleva al lector a imaginar la escena que se está narrando. Son novelas, nos mandan a detallar cada cosita, más bien en esta yo no lo hago mucho, para no molestar 🤗
Aun así, gracias por comentar y leer 🤗❤️
total 1 replies
Francy Eliana Castillo Gallon
Zaira lo tiene con el mundo de cabeza con si indiferencia y frialdad
Carolina Acosta
definitivamente eres un soldado caído desde el primer encuentro la chica te envolvió en su inocencia, su indiferencia su carácter toda ella lo atrapó
Andrea LA Leona
no hay más
Carolina Acosta
😂😂😂 que paso Zaira cual es el miedo❓️
Carola Videla🇦🇷🇦🇷🇦🇷🇦🇷
Así me gusta mi bello Leo
Carolina Acosta
😲😲 le cortó 🤭🤭🤭 se cuenta y no se cree 🤣🤣🤣🤣🤣
Carolina Acosta
pero a él le dio la gana en verte hoy chica
Carola Videla🇦🇷🇦🇷🇦🇷🇦🇷
Le hiciste daño Leonardo, no te das cuenta cuando alguien te demuestra su amor sincero? seguro que no mucha perra interesada por ahí, deja el dolor y Atrévete a soñar se nuevo
Carola Videla🇦🇷🇦🇷🇦🇷🇦🇷: ese tipo de promesas no deberían hacerse, nadie sabe lo que separa el destino
Carolina Acosta: eso es cierto pero el a pesar que el se enamoro primero el no sabe cómo tratarla ya que el hizo un juramento a el mismo que no se volveria a enamorar y tener más hijos ahora su mundo se volteó
total 2 replies
Carolina Acosta
eres osada al hablarle así, pero bueno a la final eso es lo que lo tiene loquito por ti 🤭😉
Carolina Acosta
le quiero dar un par de cachetadas a cada uno para que no sean pajuatos 🤦🏻‍♀️
Alicia Marin Silva
Rico ,pobre hombre 🤔🤔🤔
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