La Villana Protegerá Su Esposo

Un mes había pasado desde que Edwin se encuentra en el calabozo, siendo torturado. El hombre no podía más y simplemente gritaba que lo mataban. 

Charlotte sonríe al ver cómo el guardia lanza otro latigazo en la espalda de Edwin que se encontraba hecho un desastre, todavía recuerda antes de morir aquel malnacido le había torturado de tantas maneras que ella hizo lo mismo suplicando que la matará, pero ahora era al revés.

Por otro lado, se deshizo de Eloise de la peor manera, no sin antes hacerlo sufrir. 

Todo estaría perfecto si no fuera por él cambió repentino de Killian. 

Salió del calabozo dirigiéndose a la oficina del emperador, entró tras recibir el permiso. 

— Killian. — Sonríe mirándolo; Sin embargo, él ni siquiera se dignó a mirarla. — ¿De casualidad te pasa algo? — Charlotte mira al emperador, desde hace días ha estado raro y siente como si él le estuviera evitando de alguna manera. 

— No es nada, Charlotte. — Respondió este siguiendo con su trabajo, mientras que Charlotte Frunce los ceños, Killian nunca la llamaba por su nombre, la llamaba cariño o amor, pero nunca por su nombre y eso de alguna manera le hacía sentir un dolor en el pecho.

— Tú… Nunca me llamabas por mi nombre. — Siseo sin dejar de mirarlo. — ¿Acaso hice algo malo para que me estés tratando así? 

— ¿Quieres saber? — Este por fin levanta la cabeza desde atrás de su escritorio mirándola. — Realmente quieres saber Charlotte. 

— ¡Sí! — Grita enojada. — Quiero saber por qué me estás tratando de esa manera, que hice para merecer ese trato tan frío de tu parte. — Aprieta los labios intentando no llorar. 

Hace días él había estado tratando de esa manera, antes él siempre llegaba temprano para dormir juntos, pero desde lo que pasó Killian evitaba venir a la habitación y cuando se topaba con ella en algún camino pasaba de largo ignorándola, y eso era algo que estaba lastimando mucho a Charlotte, la indiferencia de Killian era muy doloroso para ella, porque durante todo ese tiempo en la estuvo aquí con él, se había enamorado. 

— Ahora dime, que hice para que estés así conmigo, dímelo.

— Bien. — Este se levanta de su asiento mirando fijamente a la chica. — Resulta que desde hace tiempo he estado teniendo sueños raros Charlotte y realmente, realmente deseé con todo mi ser que solamente fueran sueños, porque no lo soportaría. — Él niega con la cabeza echando las manos en un puño. — Pero no, no eran simples sueños, Charlotte. 

— ¿Qué quieres decir? — Mira Killian sorprendido, era imposible creer que él pudiera recuperar sus recuerdos del pasado, pero ella sabía que no era imposible, porque si había vuelta atrás en el tiempo, todo eso era posible. 

— Esos sueños eran recuerdos Charlotte. — Sale detrás del escritorio acercándose a ella. — Eran recuerdos que quería esconder en lo más profundo de mi corazón y jamás recordar. 

— ¿Qué tipo de recuerdos? — Trago seco, tras hacer aquello pregunta mientras que el Emperador sonríe. 

— En esos recuerdos, tuviste una aventura con Edwin. — Charlotte retrocede al ver cómo Killian se acerca cada vez más. — No solo me traicionaste, Charlotte, sino también me mataste, me mataste con tus propias manos. 

— No. — Niega con la cabeza repetidamente tapando sus orejas. 

 — Para que Edwin consiguiera el trono me mataste con tus propias manos. — Reclama este furioso, mientras que Charlotte se tapa las orejas, y lágrimas deslizan en su mejilla. — Al principio no quise creer que todo eso fueran mis recuerdos, pero luego pensé todo lo que había pasado, parecía como si supieras lo que fuera pasar, y entonces me di cuenta. — Killian echa la cabeza atrás tratando de controlar sus sentimientos y no soltar ninguna lágrima. — Volviste en el tiempo, y para no sentirte contigo misma, decidiste estar aquí conmigo. 

— No, Killian. — Al principio sí, ella vino en ese palacio sin rechinar, porque quería remediar sus errores, pero después de un tiempo todo fue diferente, se había enamorado de Killian. No sé si había quedado a su lado por solo eso.

— Si Edwin no te hubiera traicionado al Igual como lo hiciste conmigo, jamás hubieras estado conmigo, eso lo sé claramente Charlotte.

— Escúchame. — Toma el brazo del emperador. — Escúchame por favor cariño. 

— ¿Escucharte? — Este aparta su mano de manera brusca. — ¿Crees que realmente mereces ser escuchada Charlotte? — Baja la cabeza sollozando ante las palabras hirientes de Killian. — Tú no me amas Charlotte, todo ese tiempo estuviste aquí, solo remediar tus errores de todo lo que hiciste en el pasado. 

— No digas eso Killian. — Se pone de puntillas tomándome el emperador del rostro. — Lo admito, al principio vine aquí, porque quería remediar mis errores contigo, porque quería protegerte y matar Edwin con mis propias manos. — Solloza mirándolo. — Te amo Killian. — El emperador trata de desviar la mirada. — mírame Killian, mírame a los ojos y dime si te estoy mintiendo, dímelo. 

— Mañana mismo. — Se aleja de Charlotte. — Mañana mismo quiero que desaparezcas de mi vida Charlotte. — La chica abre sus ojos ante aquellas palabras. — No podré soportar verte después de todo esos recuerdos, sabes cómo duele Aquí. — Toca su pecho. — Me estoy asfixiando conmigo mismo. 

— No digas eso. — Solloza. — No digas eso Killian. — No quería escuchar las palabras que estaban a punto de salir de su boca.

— Nos divorciamos, te enviaré los papeles mañana mismo para que los firmes. 

— Sin importar lo que diga, no vas a cambiar de opinión. — Mira Killian quién niega confirmando aquellas palabras.

Mientras que está ríe, con sus lágrimas deslizando cada vez más en su mejilla. 

— De acuerdo. — Asiente lentamente. — Si quieres que salga de tu vida, así lo haré, saldrá de tu vida. — Mira fijamente a Killian sonriendo entre lágrimas. — Iré a preparar mis cosas para irme esta noche mismo. — Dicho eso, se da vuelta saliendo de la oficina y no faltó un segundo para escuchar todas las cosas cayendo en la oficina de Killian. 

Charlotte trata de contener su llanto corriendo hacia su habitación, y apenas llega, cierra la puerta, derrumbándose en el suelo, llorando.

Jamás pensó que podría haber una posibilidad que Killian recordará los recuerdos del pasado, porque si hubiera sabido que esto pasaría jamás se hubiera enamorado de él de tal manera. 

Sin darse cuenta ya se estaba oscureciendo y a pesar de eso sus lágrimas no cesaron. 

Llamo a Valeria para que esta la ayudará a empacar. 

— Señorita, qué pasa. — La mujer mira a Charlotte confundida. 

— Ayúdame a empacar, nos iremos de aquí. — Sisea sin mirar a su doncella mientras que está abre sus ojos sorprendidos, pero decide no hacer preguntas al ver el estado de su ama y simplemente hace lo que ella pidió. 

Ya habían empacado todo y solo había que esperar; Sin embargo, el ruido de la puerta interrumpió a ambas. 

— Killian. — Mira el emperador tambaleándose en la puerta. 

— Lárgate. — Aquellas palabras del hombre van dirigidas hacia la doncella, quien mira a Charlotte y está asiente y entonces esta se retira dejando los dos solos. 

— ¿Estás ansiosa de irte, no? — Mira todo ya empacado. 

— Solo estoy siguiendo el orden del emperador. — Sisea está sin ser capaz de mirarlo, era obvio que Killian estaba pasado de copas por como caminaba hacia ella. 

— Eres muy buena siguiendo orden no Charlotte. — Queda enfrente de esta mirándola. 

— Pensé que estarías satisfecho si siguiera tu orden de manera rápida. Además, sé que no tengo derecho de obtener tu perdón después de todo lo que hice. — Musitó apretando su vestido.

— Pues tengo otra orden. 

— ¿Qué haces? — Cuestionó sorprendida cuando Killian la levantó en sus brazos y segundos después para besarla. — Porque no correspondes. — Gruñó molesto sobre los labios de la chica.

— Estás ebrio Killian. — Jadea cuando este lo lanza sobre la cama. — Killian. — Observa cómo el Emperador se quita la camisa, subiendo arriba de ella. — Killian. — Jadea cuando este se pone entre sus piernas besándola mientras que con una mano la sostenía en la cintura y la otra mano se encontraba apretando uno de sus senos. 

Esta enrolla sus brazos alrededor del cuello del hombre correspondiendo aquel besó, después de todo era difícil resistirse, porque esto era algo que ella también quería.