¿Ella? Se casó y su esposo no es quien ella creía, ¿El? No recuerda nada ambos están atrapados en este matrimonio pero tal vez fue lo mejor que les pudo pasar a ambos
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PRIMER DÍA DE TRABAJO.
...Elena:...
Cuando de despierto me doy cuenta que estoy abrazada a Elliot, creía que había sido un sueño donde dormía abrazada a él, pero no, el está aquí conmigo.
Era la primera noche desde que estoy aquí, que logro dormir tanto tiempo y en paz. No quería moverme.
¡Dios Santo! El cielo ya se veía bastante brillante a través de las cortinas de la ventana. Íbamos a llegar tarde a mi primer día de trabajo.
Me moví un poco.
— ¡Elliot! — Lo llame susurrando para que no despertara abruptamente.
— Dime que pasa. — Dijo haciéndome ver que no estaba dormido.
— Creí que estabas dormido.
— No, solo estoy disfrutando de estar aquí contigo.— El no ha abierto sus ojos.
— Llegaremos tarde al trabajo.
— Ya avise que llegaremos tarde.— Me reí pero me separé.
— No puedo llegar tarde de mi primer día de trabajo.
— Eres la esposa del jefe, claro que puedes.
— A no señor, nada de favoritismo, usted me tratará como cualquier otro empleado. — Dije separándome un poco.
Me vio abriendo un ojo. Y me hizo recostarme nuevamente sobre su pecho y se puso cómodo. — En la oficina, aquí no soy tu jefe.
— No, hay que levantarse o llegaremos tarde. — Me separé de nuevamente de el.
Suspiró dándose por vencido sentándose en la cama.
— ¿Estáa bien? Disculpa que me haya metido a tu cuarto pero parecías tener pesadillas.
— ¡Oh! Si, estoy bien, aveces las tengo, anoche estuvieron un poco fuertes.
— ¿Puedo saber de que se tratan?
Me tense.
— Estaba… Soñando con mi madre, aveces me siento ti culpable por su muerte. — Aunque era un poco cierto no fue mi verdadero sueño.
Que Dios me perdone tantas mentirastiras.
— No lo eres. Te lo aseguro.
— Gracias.
— Muy bien, tengo algo para ti— Dijo poniéndose de pie.
-¿Para mi?
— Si, un segundo.
El salió rápidamente de la recámara.
Aproveche para verme en el espejo, ay no puedo creer que me haya visto de esta manera recién levantada.
Cuándo volvió, traía consigo el traje que había visto en la tienda, cuando fuimos de compras con su hermana.
— Te vi observarlo cuando fuimos al centro comercial, así que lo compré para poder regalártelo.
Una sonrisa se dibujó en mi rostro, estuvo observándome todo el tiempo y noto esto. Algo en mí sabía que mi corazón ya estaba peligrando.
Después de la pesadilla que tuve, anoche, sabía que Eliot me importaba más de lo que yo misma quería reconocer.
Fui rápidamente abrazarlo.
— Muchas gracias.
— Alístate, te espero abajo.
Cuando él marchó, me di una ducha y me alisté rápidamente, el atuendo me quedó como un guante, era algo muy hermoso, algo que sólo en sueños podía tener.
Decidí bajar, y él ya estaba esperándome en el comedor.
— ¿Aún vamos a desayunar? Creí que por el tiempo de retraso nos iríamos en cuanto bajara.
— No puedo permitir que mi esposa se vaya sin nada en el estómago al trabajo.
Sonreí, dejé de preocuparme un poco por la hora y por llegar tarde, me senté a desayunar con Elliot.
Realmente estábamos muy a gusto desayunando.
Después de eso nos dirigimos al trabajo.
Cuándo íbamos en el auto, yo observaba por la ventana, él tomó mi mano para para calmar mis nervios.
— Todo estará bien tranquila.
Se acercó a mí y me abrazó. así nos fuimos todo el camino hasta llegar a la oficina. Cuando llegamos el primero en recibirnos fue Santos.
—Me alegra saber que ya están aquí, acompáñenme por favor.—
Seguimos a Santos hasta llegar a una pequeña Oficina. en ellas se encontraba una chica muy linda, piel blanca, cabello castaño, ojos cafés.
— Elena esta será tu oficina.
— ¿ Tendré mi propia oficina?
— Así es, y ella es tu secretaria Rose. — termina de decir Santos.
— Mucho gusto, señorita, Elena, estoy para servirle. — La chica me dedica una sonrisa.
— Elliot, muchas gracias, pero no creo que sea necesario tener una secretaria.
— Se que es raro para ti, pero debido a tu poca experiencia con proyectos tan grandes, necesitarás ayuda, por eso decidí contratar a Rose.
— Es que nunca he tenido empleados y tener que decirle a alguien que tiene que hacer, me parece extraño. Por favor permíteme trabajar sola.
— ¿ Eso quieres?
Asentí con la cabeza.
Él se volteó, y sin una pizca de culpa, dijo.
— Rose, estás despedida.
La Chica puso una expresión seria, tomándola por sorpresa la decisión que Eliot acababa de tomar.
— Elliot, no te pedí que la despidieras.— dije, tratando de arreglar lo que acababa de pasar.
— Lo lamento, pero se contrató a Rose exclusivamente para ser tu secretaria. Si no la necesitas, me temo que tendremos que prescindir de sus servicios.
Elena vio la cara de la chica y lo que menos quería es que alguien se quedará sin trabajo por su culpa.
— pensándolo bien, si es mucho trabajo y no tengo tanta experiencia, debes de tener razón, creo que si voy a necesitarla.
Elliot, no disimuló en estar feliz con la decisión de Alina. Él sabía que ella iba a necesitar a alguien que le ayudara.
— Muy bien, justo ahora Santos y yo tenemos una reunión, más tarde te presentaré con los demás empleados.
— Nos vemos más tarde — Dije, sonriendo.
— Rose, por favor atiéndela en todo lo que necesite. Cualquier cosa me llaman a mi línea de teléfono directa.
— Claro que sí Señor, estaré muy al pendiente.
Se marchan, Rose yo nos quedamos solas.
— Discúlpame, casi te despiden por mi culpa.
— No se preocupe, seguramente el señor Elliot sólo lo dijo para que usted aceptara.
— ¿Por qué lo dices?
— Bueno, llevo años trabajando aquí.
En ese momento, Elena entendí que él sólo lo había dicho para que aceptara a Rose como mi secretaria. Eso me hizo sonreír. Internamente al ver que había sido manipulada por mi esposo.
— Bueno entonces vamos a trabajar y creo que ya sé cómo vamos a comenzar.
Estuvimos buen tiempo trabajando, perfeccionando las bases del proyecto y familiarizándome con los proveedores.
Rose, resultó ser una chica muy lista y muy eficiente, además de qué le pedía algo, y ella lo hacía sin objetar, no me hacía sentir incómoda al hacer alguna solicitud, y eso me gustaba incluso a veces daba algunas ideas y sabía cómo tratar con los proveedores mejor que yo.
Para la hora de la comida, la invité a comer, al principio se negó, pero terminó aceptando. Fuimos a un restaurante cercano y volvimos.
Cuando ya nos encontrábamos nuevamente concentrados en el trabajo, la puerta de la oficina se abrió abruptamente una chica muy hermosa se hizo presente en mi oficina.
—Así que tú eres la nueva.
Ella no parecía venir a dar una bienvenida cordial.
— Si así es, mi nombre es Elena. Mucho gusto. — Le tendí la mano para saludarla.
Ella vio mi mano, como si estuviera sucia.
— Tu no sabes el esfuerzo que hemos puesto todos en este trabajo para que nos entreguen un proyecto como este, para que venga alguien de fuera y se lo den así nada más porque se acuesta con el jefe.
Fruncí el seño, era más que claro que ella no se encontraba contenta con mi presencia aquí, me estaba juzgando sin conocerme, así que yo haría lo mismo, no me dejaría pisotear por nadie.
— Señorita. Usted a mi no me conoce y yo no la conozco, lamento que su trabajo haya sido tan pobre, como para que no haya sido seleccionado, pero le pido de favor que no venga aquí insultarme. Soy una profesional y este proyecto lo conseguí gracias a mi trabajo.
Tal vez si había influido un poco en que Eliot fuera el dueño de la empresa pero yo no me encontraba peleada con escalar a base de contactos en la vida, las relaciones que uno tenía en su vida laboral, eran importantes y quien creyera lo contrario, no sabía cómo se manejaba el mundo laboral. Además, sé que si mi proyecto hubiese sido malo por más que sea la esposa de Elliot, él no me habría dado una responsabilidad como esta.
Ella río, entró y cerró la puerta detrás de ella, se paró frente a mí y se cruzó de brazos.
— Eso no hay quien te lo crea— dijo.
—Lo que usted crea me tiene completamente, sin cuidado.
— Señorita Paula. Le sugiero que se retire de la oficina por favor. La señorita Elena no busca problemas con nadie.— Dijo Rose, tratando de aligerar la situación.
— ¡Tu cállate niña insolente! No eres más que una simple secretaria. ¿Crees que por defender a esta vas a tener algún beneficio?— Le gritó a Rose.
— Señorita, le pido por favor que trate con más respeto a sus compañeros y que se retire de mi oficina.
— Solo espera un momento, estoy esperando a alguien. — Sonrió, maliciosa.
— Me importa muy poco, aquí en estés esperando, lo esperas afuera, retírate. Aquí habemos gente que si venimos a trabajar.— Ya dije muy molesta.
— Buenas tardes. — Dijo un chico que entró por la puerta.— Pertenezco al departamento de recursos humanos, ¿es usted la señorita Elena?
—Así es, soy yo.
Por fin se acabaría el teatro de esta mujer.
— Señorita Elena, me temo que debe acompañarme a la salida. — Dijo el chico, tomándome por sorpresa.
-¿Por qué? ¿Hay algún problema? — Fruncí el ceño.
— Señorita Elena, me ha llamado el señor Eliot para informarme que usted ya no trabajará más con nosotros.
Paula sonríe mientras me mira fijamente.
— ¿Cómo? ¿Está seguro de lo que dice?
— Así es, señorita Elena, el señor Elliot dijo que ya no son necesarios sus servicios, ya que el proyecto se le otorgará a la señorita Paula.
No entendía que era lo que estaba pasando, porque Elliott me traería a la empresa a trabajar, si al final le daría el proyecto a otra persona.
— Gracias por dar la noticia por Mi Amor, pero no era necesario. Yo podría informar a la señorita aquí presente que ella puede largárse.
¿ Mi Amor? Claro, ahora entendí todo.
— Lo siento por ustedes, pero no voy a marcharme, a menos que sea Elliot quien diga que me vaya.
— ¿No entiendes que ya no tienes nada que hacer aquí? Jose, por favor sácala.
El chico caminó hacia mí, y comenzó a jalarme del brazo.
— ¿ Que acaso estás loco? Suéltame.— Dije tratando de zafarme de su agarre.
— Señorita, lo lamento mucho, pero debe irse antes de qué el señor Eliot llegue o tendremos problemas.
A jalones me sacaron de mi oficina.
— Oigan suéltenla, o van a arrepentirse.— les dijo Rose Segura.
— Escuche señor José, esto debe ser un error. Estoy segura de qué Elliot jamás diría que me echaran de esta manera.— Quise zafarme, pero me tomó con más fuerza al grado de que comenzaba a dolerme la muñeca.
— Ordenes, son órdenes señorita, así que más vale que coopere.
— Rose, llama a Eliot, por favor, debe haber un malentendido.
Rose toma su teléfono pero Paula se lo arrebata, Rose trata de recuperarlo y comienza a pelear con ella.
— Rose déjalo, no pelees.
Por un instante, pude zafarme del agarre de este hombre pero de tan fuerte que lo hice, caí al suelo él se acercó para tomarme nuevamente de la muñeca pero no lo dejé.
— Ya basta, no vuelva a ponerme una mano encima. — dije muy molesta.
Ante mi queja, varios empleados comenzaron a juntarse para ver el escándalo.
— Si no te vas, te echaremos a patadas. — Dijo Paula viéndome desde arriba con una mano en su cadera, mientras con la otra me tronaba los dedos.
Nadie se metía a defender a Elena. Todos en el departamento estaban enojados porque ella sin haber trabajado anteriormente ahí tenía el proyecto.
El hombre de recursos humanos iba tomarme nuevamente del brazo, cuando una mano se posó sobre su muñeca.
— ¡No te atrevas a tocarla de nuevo!
— Señor Elliot. — El chico trago saliva.
Elliot apretó tan fuerte su muñeca que el chico comenzó a quejarse de dolor, la su mirada de Elliot parecía estar poseída, lo tomo del cuello y lo aventó varios metros haciendo que callera al suelo. Todos soltaron un grito de asombro. Se giró hacia a mi y me ayudó a ponerme de pie.
— ¿Estas bien? — Suavizó su expresión.
Asentí con la cabeza. Tomo mi muñeca para revisarla y había una ligera marca morada de lo fuerte que me había tomado el hombre.
— ¿No te dije que me llamaras si algo pasaba? — Dijo el Elliot enojado con Rose.
— Si señor discúlpeme, trate de hacerlo, pero esa mujer.— Rose señaló a Paula. — Me arrebató el teléfono para que no pudiera llamarlo.
Elliot observó a la mujer con el teléfono en la mano y ella comenzó a temblar.
— Señor Elliot, le aseguro que no es lo que parece, yo puedo explicárle. — Dijo tratando de salir de esto.
— No necesito que me explique nada. Usted y usted. Están despedidos.
— ¡¿Que?! Señor Elliot, No, yo soy su mejor trabajadora en el área de diseño interior, no puede despedirme.
— Señorita Paula si por eso se sentía intocable, quiero que sepa que esta muy equivocada.— Después Elliot hablo para todo el mundo.— Si alguien más se atreve a tocar a esta mujer, estarán despedidos. — Dijo advirtiendo. — Ella es… — Lo interrumpí tomándolo del brazo, no quería que supieran que era su esposa y él entendió mi mirada. — Importante para la empresa.
— Señor Elliot por favor, perdóneme, solo hice lo que mi novia me pidió, ella quería que la señorita Elena no estuviera para que usted pensara que ella había abandonado el trabajo. — Suplicó incado el hombre en el suelo.
— Maldito Jose ¡Cállate! — le advirtió Paula.
— Inés — llamo Santos a una chica, el había estado observando todo desde fuera. — Prepara sus liquidaciones.
— Si señor, enseguida.
— Todo el mundo regrese a sus puestos.