Tres hermanos crecieron escuchando las historias de Aetheria, un mundo mágico que su madre les contaba. Tras su repentina partida y obligados a ir a un orfanato, descubrirán que Aetheria es más que un cuento... es una llave a un destino que nunca imaginaron. ¿Que sucederá con los tres hermanos?
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CAPITULO #8 TEMPORADA #2
A medida que se adentraban en el Bosque Prohibido, los príncipes y sus guerreros se enfrentaban a desafíos cada vez mayores. Criaturas oscuras acechaban entre los árboles, trampas mágicas se escondían en el suelo y laberintos ilusorios confundían sus sentidos.
*Erick, con su espada en alto, lideraba el camino, abriéndose paso entre la maleza y protegiendo a sus hermanos.* "¡Manténganse alerta! Este bosque está lleno de peligros. No bajen la guardia ni por un segundo."
*Ailan, con su arco y flecha, vigilaba desde la retaguardia, disparando a las criaturas que se acercaban y guiando a sus guerreros a través de los laberintos.* "¡Cuidado con las ilusiones! No todo es lo que parece. Confíen en sus instintos y sigan adelante."
Eli, a pesar de su corta edad, demostraba una gran valentía y sabiduría. Su conexión con los espíritus de la naturaleza le permitía sentir los peligros que se avecinaban y guiar a sus hermanos por el camino correcto.
*Eli, con su voz clara y decidida, decía:* "Siento una presencia maligna cerca. Debemos tener cuidado. Sigamos el camino que nos indica la luz de la luna."
Los príncipes y sus guerreros siguieron el camino que les indicaba Eli, superando cada obstáculo con valentía y determinación. Finalmente, llegaron a un claro en el centro del bosque. En el centro del claro, se alzaba un antiguo altar de piedra.
*Erick, con su voz llena de asombro, dijo:* "Este debe ser el lugar donde se encuentra la reliquia mágica."
*Ailan, con su voz llena de preocupación, añadió:* "Pero siento una presencia oscura cerca. Debemos estar preparados para luchar."
De repente, una figura sombría apareció frente al altar. Era un hechicero oscuro, con ojos rojos y brillantes, y una túnica negra que ondeaba al viento.
*El hechicero oscuro, con su voz malévola, dijo:* "Bienvenidos, príncipes de Eldoria. He estado esperando su llegada. La reliquia mágica será mía, y con ella, conquistaré AETHERIA."
Los príncipes y sus guerreros se prepararon para la batalla. Sabían que el hechicero oscuro era un enemigo poderoso, pero estaban decididos a proteger la reliquia mágica y salvar a AETHERIA de la oscuridad.
Los príncipes y sus guerreros se enfrentaron al hechicero oscuro en una batalla feroz. El hechicero lanzó hechizos poderosos, pero los príncipes y sus guerreros lucharon con valentía. Erick blandió su espada con furia, Ailan disparó flechas certeras y Eli invocó a los espíritus de la naturaleza para que los ayudaran.
La batalla fue larga y dura, pero los príncipes y sus guerreros no se rindieron. Finalmente, lograron debilitar al hechicero oscuro. Eli, recordando un antiguo hechizo que había aprendido de los espíritus de la naturaleza, lo lanzó contra el hechicero.
El hechizo golpeó al hechicero con toda su fuerza, desintegrándolo en una nube de polvo. Los príncipes y sus guerreros habían ganado la batalla.
Con el hechicero derrotado, los príncipes recuperaron la reliquia mágica y regresaron a su reino. Fueron recibidos con alegría y celebraciones. Los hermanos fueron aclamados como héroes, y su valentía fue recordada por generaciones.
AETHERIA estaba a salvo, gracias a la valentía y la determinación de los príncipes.
AÑOS DESPUÉS
El tiempo había transcurrido en AETHERIA, trayendo consigo prosperidad y paz. Los reinos florecían bajo el sabio gobierno de los reyes Erick y Ailan, quienes recordaban con gratitud la valentía de su hermana Eli.
Eli, ahora con 19 años, se había convertido en una princesa de belleza deslumbrante. Su cabello, tan oscuro como la noche más profunda, enmarcaba un rostro de facciones delicadas y ojos verdes llenos de sabiduría y bondad. Su corazón, sin embargo, seguía siendo tan valiente y aventurero como cuando era niña.
La fama de Eli se extendió por todo AETHERIA, y jóvenes de todos los rincones del reino suspiraban por su amor. Príncipes, nobles y guerreros hacían fila para cortejarla, ofreciéndole regalos y promesas de amor eterno. Entre ellos, destacaban el apuesto Príncipe Caius del reino de Argentia, conocido por su valentía y su habilidad con la espada; el noble Lord Valerius de la casa de los Altos Elfos, famoso por su sabiduría y su dominio de la magia; y el valiente guerrero Kaelen, líder de la guardia real de Eldoria, admirado por su lealtad y su fuerza.
Pero Eli, con su espíritu independiente, no se dejaba deslumbrar por las riquezas ni los títulos. Buscaba algo más profundo, una conexión genuina y un compañero que compartiera su pasión por proteger AETHERIA. Anhelaba un amor que trascendiera las formalidades y las obligaciones, un amor que la inspirara a ser aún más valiente y a luchar por lo que creía.
A pesar de su edad, Eli aún vivía en el castillo con su padre, el rey. Disfrutaba de su compañía y valoraba sus consejos. Juntos, pasaban horas en la biblioteca, leyendo antiguos textos y aprendiendo sobre la historia y la magia de AETHERIA. Eli se preparaba para asumir su papel como protectora del reino, lista para enfrentar cualquier desafío que se presentara.
Una tarde, mientras paseaba por los jardines del castillo, Eli se encontró con un anciano jardinero llamado Elara. Elara era una mujer sabia y misteriosa, que conocía los secretos de las plantas y los espíritus de la naturaleza.
*Elara, con su voz suave y serena, dijo:* "Princesa Eli, veo en tus ojos una gran inquietud. Buscas algo que aún no has encontrado. Recuerda que el verdadero amor no se encuentra en la apariencia ni en las riquezas, sino en el corazón."
Las palabras de Elara resonaron en el corazón de Eli. Comprendió que debía seguir su intuición y no dejarse presionar por las expectativas de los demás. Decidió tomarse un tiempo para reflexionar y descubrir qué era lo que realmente deseaba.
Una noche, mientras la luna llena bañaba AETHERIA con su luz plateada, Eli se despertó sobresaltada. Una bandada de mariposas blancas, luminosas y etéreas, revoloteaba a su alrededor, guiándola hacia la ventana. Intrigada, Eli siguió a las mariposas, que la condujeron a través de los pasillos del castillo y hacia el exterior.
Las mariposas la guiaron a través de los jardines y hacia el Bosque Oscuro, un lugar prohibido y temido por muchos. Eli, sin embargo, no sintió miedo. La curiosidad y la sensación de que algo importante la esperaba la impulsaron a seguir adelante.
A medida que se adentraba en el bosque, la oscuridad se hacía más densa y los árboles se retorcían como garras amenazantes. De repente, una figura surgió de entre las sombras. Era un hombre alto y corpulento, vestido con una armadura negra como la noche. Su rostro estaba oculto por una máscara de hierro, pero sus ojos, rojos y brillantes, revelaban una crueldad implacable.
El hombre apuntó a Eli con una espada oscura, cuyo filo parecía absorber la luz.
*El hombre, con una voz grave y amenazante, dijo:* "Princesa Eli, te estaba esperando. Soy el Príncipe de las Tinieblas, y he venido a reclamar lo que me pertenece."
Eli sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, pero no retrocedió. Sabía que este encuentro cambiaría su vida para siempre.