Amor Sobre Ruedas

Valeria tenía que sacar a su hermano de aquel lugar, no quería verlo mal y por eso ella salía corriendo cuando él se metía en problemas.

- Alan, tu hermana estaría dispuesta a hacer más cosas por ti.

Aquel hombre dijo esas palabras mirándola a ella a los ojos, algo que le pareció asqueroso, solo faltaba que confirmarán la transacción y todo habría acabado.

Pero el destino es una maldita mierda y todo paso de castaño a oscuro varios hombres cogieron a Alan de los brazos, no le estaban ejerciendo ninguna presión, el jefe del cartel solo quería ver hasta donde era capaz de llegar aquella mujer, por un hombre que no tenía sentimientos.

- Ya le estoy pagando la plata, por favor no le hagan daño. - Valeria no tenía lágrimas, Pero su voz era otro cuento.

Se podía escuchar el pánico y la desesperación, el saber que algo malo le pudiera suceder a su hermano. Al niño que crio desde que él llegó al orfanato y aun estando fuera de él.

- Que me das y no le hago daño al cari bonito.

- Le doy más dinero. - respondió ella, como si eso fuera a solucionar las cosas.

- Tengo mucho más dinero de lo que se imagina, piensa que necesito más, no seas estúpida.

Ella ya sabía lo que el hombre le pedía, pero no lo iba a conseguir, Valeria tenía que persuadirlo de alguna manera, no se podía permitir quedarse más tiempo en ese lugar.

Había un viaje y una nueva carrera, no podía abandonar a los Rowan.

- ¿Quiere acostarse conmigo?

- Puede ser.

- Está bien, Pero delante de ellos no. - Valeria señaló a los hombres.

El jefe, la tomo de la mano y la llevo a otra habitación en dónde él comenzó a desnudarse, pero antes de que esté se diera cuenta, Valeria ya había tomado un tubo y lo estaba golpeando.

No sabía si era adrenalina, o el solo hecho de que no quería que un bastardo loco la tocara.

Esa mujer lo golpeó tan fuerte que el hombre quedó completamente desfigurado, y sin signos vitales. Era el primer hombre que mataba en su vida.

Valeria no tenía mucho tiempo, así que tomo el arma del hombre y salió de la habitación disparando como una loca, los hombres no sabían lo que estaba pasando, así que se pusieron al cubierto soltando a Alan.

Ella lo tomo de la mano y ambos salieron de aquel edificio. Alan estaba en estado de shock, ver a Valeria disparando como una loca, él nunca se lo habría imaginado.

- ¿Que mierda fue lo que pasó?.

- Te acabo de salvar el culo. Y de paso el mío también.

- Estabas como una loca, ¿y si me hubieras disparado a mí?.

- Tenías otra gran idea.

Valeria conducía el auto de uno de los hombres, la realidad, había empezado a golpearla. Sus manos empezaron a temblar e inmediatamente comenzó a perder el control del vehículo, la velocidad a la que iba era descomunal.

Su corazón martilleaba en su pecho, su cuerpo empezó a perder fuerzas y antes de que todo terminara en un accidente su hermano puso el freno.

Haciendo que los dos se golpearan con bastante fuerza, ella perdió el conocimiento y Alan solo se fue con un rasguño.

Mientras tanto, Lorenzo y Maik estaban preocupados, ninguno tenía certeza de donde estaba ella.

- ¿Sabes algo de ella?.

- Nada, solo que la vieron salir del hotel y subirse en un taxi.

- Está mujer se va a meter en problemas.

Lorenzo y Maik, estaban bastante preocupados por la situación, Valeria llevaba más de cinco horas desaparecida.

Los hermanos no sabían que hacer, y se llegaba la hora del vuelo.

Y mientras esperaban en el vestíbulo, un hombre moreno entraba, con una joven en brazos, Maik es el primero en salir corriendo.

- ¿Qué paso?.

- Nada que le importe señor Rowan.

- Me importa por qué ella es mi mecánico.

Alan no quería hablar, y tampoco quería que Maik la viera.

- Yo la llevo a su habitación.

- No entiende que no es su maldito problema.

Las voces de ambos se estaban escuchando por todo el vestíbulo, Maik no estaba ya de muy buen humor así que con bastante fuerza tomo a Valeria y la llevo hasta su habitación.

Al dejarla en la cama y ver el estado de su ropa se asustó, tenía bastante sangre, estaba sucia y aparte de todo tenía un golpe es su cara.

Con mucho cuidado Maik le quitó la ropa verificando que no tuviera ninguna herida, y mientras él hacía eso, ella se despertó sobresaltada.

- ¿Que paso?.

- Cálmate, estás en mi habitación.

- ¿Alan está bien?.

- Él está bien, ahora necesito saber que está pasando, porque estás con sangre en la ropa, pero tú no tienes ninguna herida.

Es hasta ese instante que ella se da cuenta de de que no tiene ropa, bueno está en sujetador y bragas.

- ¿A qué hora viajamos?

- Pronto.

La habitación se quedó en silencio, la tensión se podría cortar con cuchillo, ambos se miraban a los ojos, había tantas cosas que se querían decir, pero las palabras no salían.

Ambos se miraban a los ojos, habíadeseo por parte de ambos, la preocupación dio paso a algo más, algo que éllos se negaban a decir en voz alta.

Poco a poco sus rostros se fueron acercando, ella podía sentir el aliento de Maik, al igual que él.

- Valeria.

- Maik.

- No soporto verte herida, no soporto ver qué de desaparecer, y tampoco soporto que otro hombre te toque.

- Eso es un gran problema.

- ¿Por qué?.

Ella no respondio solo término de cerrar la brecha que había entre los dos la suavizada de los labios de Maik la hacían estremecer, extrañaba sus besos, meses desde lo que pasó la última vez.

Está vez, el beso se sentía diferente, era algo más sincero, más tierno, a pesar de estar casi desnuda Maik, tenía sus manos en él rostro de Valeria.

Quería atesorar a esa mujer, era alguien valiosa, a Maik no le importaba si tenía o no dinero. La plata no lo es todo y él hasta ahora lo estaba entendiendo.

Él creció lleno de lujos, buena comida, buena ropa, un techo digno en el que vivir y aun así, fue traicionado, y es en cierta manera manipulado por su padre.

- Te voy a hacer mía una y otra vez.

Una promesa que iba a cumplir a la perfección.