Alisson tuvo un día horrible: descubrió que su novio lo había engañado con una chica a la que él odiaba. Como si eso no fuera suficiente, lo drogaron en el bar que solía frecuentar y terminó durmiendo con un “desconocido”.
Cuando todo parecía perdido —y, claramente, lo estaba—, la persona con la que había estado resultó ser un mafioso de su universidad, alguien a quien le tenía un odio inexplicable.
¿Y ahora? ¿Cómo podrá enfrentar a su mayor rival después de la intensa noche que compartieron?
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Capítulo 19
Lloré tanto que me quedé dormido, mis ojos ya estaban hinchados y rojos. Hacía tiempo que no me veía así, tan mal.
Cuando desperté, me di cuenta de que había una carta al lado de la cama.
La tomé y abrí, pensé que era de Max, pero no, la carta era de Thay.
"Sé que todo lo que pasó te hizo recordar lo que hubo antes, te dio gatillo, pero no te preocupes tanto, Ali. Max y yo salimos a resolver algunas cosas. Él me dijo que pasaras el día en su casa, supongo que ya sabes dónde están las cosas, así que si necesitas algo, solo llámame. Cuídate, no quiero verte llorar de nuevo!"
^^^Firma: Thay^^^
Justo debajo de eso estaba su número. Lo que estaba escrito solo me hizo sonreír, genuinamente, Thay es diferente de lo que pensé.
— ¡Ah! ¡Ni hablar de que voy a la facultad hoy!
Miré el reloj al lado, eran casi las ocho de la mañana, de todas formas, ya había pasado el horario de la facultad. Entonces, me tiré hacia atrás en la cama. Por un momento cerré los ojos de nuevo, pero al hacerlo, aquellos recuerdos volvieron a la superficie, y abrí los ojos de nuevo. Mi corazón se aceleró, realmente pensé que lo peor iba a pasarme.
Me quedé solo algunos minutos más acostado en la cama y luego me levanté, tomé un baño y fui a la cocina a buscar algo para comer. Estaba con el estómago vacío desde ayer por la tarde. Revisé cada estante y cajón, además del refrigerador, claro. Max, por increíble que parezca, tenía bastante cosa. De las más diversas comidas, pero opté por hacer un sándwich y tomar un jugo. Sabía que eso no sería suficiente para calmar mi hambre, pero no quería comer demasiado tampoco.
Mientras preparaba mi merienda, me di cuenta de que había un cuchillo encima del fregadero, al lado de algunos vasos de vidrio. Repentinamente, un escalofrío recorrió mi cuerpo, miré diferente aquel cuchillo, no sé bien qué pasaba en mi cabeza.
— Al menos no hay cámaras por aquí...
Hablé conmigo mismo, sin desviar los ojos del cuchillo por ningún instante. Como si voces me dijeran que tomara aquel cuchillo y lo usara, no necesitaba eso para preparar lo que comer, no ahora, pero para quién sabe, usarlo para otra cosa.
— Las heridas se van, las cicatrices no.
Suspiré al hablar, en el minuto siguiente, tomé el cuchillo. Lo miré fijamente, pensando qué hacer con eso. Parecía extremadamente afilado, fácilmente cortaría las cosas y me pregunto si un corte de cuchillo puede dejar cicatrices para siempre.
Sujeté firmemente el cuchillo, ya con las manos temblorosas y los ojos llenándose de lágrimas nuevamente. En el intento de hacer que las memorias desaparecieran, me corté. Sentí nuevamente las lágrimas rodar por mi rostro, mi corazón acelerarse como si fuera a salirse del pecho, y un vacío tomar mi mente. Ya era demasiado tarde para volver.
Cuando abrí* los ojos, vi la sangre escurrir de mi brazo, no sentí dolor ninguno con eso. Miré el corte sin expresar nada, con los ojos fijos en la herida mientras la sangre solo escurría lentamente por mi piel hasta caer entre el fregadero y el suelo. Quería entender cómo algo así puede hacer que las cosas a mi alrededor desaparezcan, no sentí dolor al hacer eso, no era la primera vez*. ¿De qué sirvió que mis heridas se curaran si hice nuevas hoy? Cubren mi brazo con el rojo vivo y fresco, no me incomoda ver mi sangre, es mía al final de todo. Simplemente, el dolor desapareció en aquel momento.
No tardé tanto en estancar la sangre y hacer un vendaje, si perdiera sangre de más sería muerte segura o algo parecido. Después de eso hecho, fui a terminar de hacer mi merienda, mismo ya habiendo perdido el hambre.
Tal vez Max nunca descubra lo que pasó hoy conmigo y tampoco pretendo decirle nada a nadie, es menos preocupación para los otros y también para mí. Hasta mismo con el vendaje, la sangre manchó el paño blanco que coloqué en el local, pero ignoré eso, iré a cambiar el vendaje solo cuando Max y Thay lleguen, o antes de eso.
Cuando terminé de hacer todo lo que necesitaba, guardé las cosas donde las tomé y arreglé todo en la cocina. Luego después, fui para la sala de estar, a ver algo en la televisión. Había algunas almohadas y una manta, lo que era extraño, Max nunca dejaba una manta en la sala de estar.
Ignoré eso, tomé el control de la televisión y pasé los canales, no tenía nada de interesante para ver, nada mismo. Tenía unas series que acabaron de ser lanzadas, pero en serio, estaba ni un poco con ganas de verlas. Opté entonces, por ver una película cualquiera de acción, uno de los géneros que más me gusta ver.
Intenté al máximo para no quedarme dormido en medio de la película, tanto para no perder lo que acontecería a seguir, mas también para no olvidarme de cambiar de vendaje antes de que Max llegara en casa. A todo momento, cerraba los ojos amenazando dormir, pero no lo hice. Asistí a la película mientras quedaba abrazado a una almohada y cubierto. En el local de los cortes ya estaban manchados de sangre nuevamente, y de momentos y momentos sentía latir aquella área, eso estaba comenzando a incomodarme de verdad.
Pasó un tiempo, estaba por acabar la película y yo ya estaba casi cayendo de sueño. Dejé la película pasar por la televisión mientras fui a lavar el plato y vaso que usé y también aproveché para cambiar el vendaje. Mientras terminaba de hacer el nuevo vendaje, oí la puerta abrirse, paré en la hora lo que estaba haciendo.
— ¿Ya despertaste, Ali? Está temprano todavía.
Oí la voz de Thay. Rápidamente tiré fuera el paño sucio de sangre y bajé la manga de mi blusa para nadie ver la herida.
— ¿Estás mejor ahora?
Max me preguntó, caminando hasta donde yo estaba. Me alejé un poco, aún no estaba cómodo con su aproximación.
— No totalmente.
Desvié la mirada de él al hablar. Max parecía estar realmente preocupado conmigo, pero también resentido.
— Es peor sensación para sentirse, pero no es el fin del mundo, Ali.
Thay se aproximó a mí y apoyó sus manos en mi hombro. Colocando a mí y a Max frente a frente.
— El desgraciado de Thian no va a molestarte más mientras estemos contigo. Max no va a permitir que él haga eso de nuevo...
— Espero.
Murmuré en respuesta. Sentí nuevamente el corte arder, tal vez el vendaje ya estuviera manchado nuevamente con la sangre.
— Esta noche duermes en mi cuarto de nuevo, Alisson.
Max habló, sin aproximarse a mí esta vez. Él se mantuvo en mi frente, no se atreviendo a aproximarse de mí para no dejarme incómodo otra vez.
— ¿Y tú? ¿Dónde vas a dormir entonces?
Hablé con preocupación.
— Él duerme en la sala.
Thay tomó la frente, antes de que Max me respondiera.
— ¿Realmente no tiene problema yo quedarme en tu cuarto?
— Ningún problema. Noche pasada ni dormir en casa mismo.
Al final, el tiempo que quedé en su casa, no había nadie. Apenas yo, él me dejó solo, sabiendo de eso me dejó un poco inseguro. Pues, cualquier cosa podría haberme acontecido sin Max estar por cerca.
— No te quedes fuera de casa. No sé si soporto quedarme solo después de lo que hubo con Thian…
Revelé a Max. Quería aproximarme, tocarlo, hacer lo que hacíamos antes de que todo eso aconteciera con nosotros. Mas la sensación de inseguridad tomaba cuenta de mí, sé que Max es confiable, pero no consigo.
— Bueno. ¿Qué estás haciendo mientras estábamos fuera?
Thay cuestionó, haciéndome volver a la realidad nuevamente.
— No hice nada de más. Desperté hace menos de tres horas.
— ¿Comiste algo?
Max preguntó.
— Sí. — afirmé con la cabeza. — Comí un sándwich y tomé jugo.
— Hay cerveza en el refrigerador. ¿Por qué no tomaste?
— Max, son casi las diez de la mañana. Eso no es bueno.
Fruncí el ceño incomodado con lo que dijo. No era el tipo de persona que tomaba alcohol luego por la mañana, era extraño hacer eso tan temprano.
— No se importa con eso. Max es así mismo.
Thay interfirió, sujetó mi mano y me llevó hasta la sala de estar nuevamente.
— Siéntate.
Ordenó con una sonrisa, tratándome como niño.
— Vamos a ver algo para distraer. Estoy cansada, yo y Max pasamos la noche entera despiertos.
Thay levantó los brazos, alongándose un poco. Y se sentó a mi lado en el sofá. A esta altura, la película que yo había colocado para asistir, ya había acabado.
— ¿Qué te gusta ver?
Ella preguntó, tomando el control
— Acción. En la mayoría de las veces.
— Hm, bueno. ¡A mí me gusta también, mas prefiero terror! ¿Qué tal; "El Conjuro"?
Sugirió con una sonrisa, mientras colocaba en la televisión la película. Max miró brevemente para mí, aún estaba en pie en la cocina, sin hacer nada, mas, luego juntóse a nosotros.
— Puede ser esa.
Afirmé con la cabeza y me enrollé nuevamente en la manta. Thay dio play en la película y luego cuando comenzó, sentí la mano de Max tocar la mía, mismo sintiendo un poco de desconfort con su toque, entrelacé nuestras manos y quedamos así durante el resto de la película.
Mismo que su toque me deje con un cierto desconfort, él es uno de los únicos que me transmite seguridad. Mismo que me lastime, que yo esconda mis cicatrices de nuevo, no me importa, realmente no. Cicatrices son apenas para hacernos recordar de lo que pasamos, ya estoy lleno de ellas, ya me lastimaron de más en el pasado, acredito que no voy a soportar todo eso por tanto tiempo. Voy a llegar un día a mi límite, espero nunca llegar, no quiero pasar por toda aquella pesadilla nuevamente, pensar en lo peor siempre, quiero apenas vivir mi vida en paz y normalmente.