La Ceo Millonaria

Narra Lara

Luego de haber hecho algunos cambios, me dirijo junto a Owen hacia el área administrativa.

—Buenos días —digo al entrar.

Todos se ponen de pie y me saludan de forma cortés. A estas alturas, ya todos deben saber que soy oficialmente la dueña de esta empresa, pero quiero hacerlo aún más claro. Para eso, necesito una reunión formal.

—El motivo de mi visita a esta área es el siguiente: mañana, a primera hora, quiero a todo el equipo presente en la sala de conferencias de la empresa.

Javier, cuando tengas un momento, pasa por mi oficina, por favor.

Por hoy, Owen se quedará aquí, revisando y familiarizándose con todos los procesos. Es licenciado en Administración de Empresas, así que sabrá exactamente qué hacer.

Mientras me alejo con pasos firmes, siento una mezcla de orgullo y vértigo. Este es el mundo que soñé liderar... pero ahora que estoy aquí, hay tanto por arreglar, tanto por sostener. No puedo fallar.

Aprovecho para ir a Recursos Humanos. Solicito la carta de renuncia del actual administrador, y pido que se emita un comunicado urgente para que todos los coordinadores y jefes de departamento estén presentes en la reunión de mañana.

Pero al llegar, me topo con Aiden, sentado en la sala de espera como si nada hubiera pasado.

Al verme, se pone de pie con una sonrisa arrogante.

—Sabía que ibas a volver por mí. Soy indispensable, y tú lo sabes. Me necesitas más de lo que quieres admitir.

—Te equivocas nuevamente —respondo con frialdad—. Solo vine a verificar personalmente que todo esté en orden.

Su mirada se ensombrece.

—Te vas a arrepentir de esto, Lara. No sabes en lo que te estás metiendo.

Me limito a mirarlo con desdén. No voy a desperdiciar más energía en él.

Reviso toda la documentación, incluida la carta de despedida del actual administrador. Le ofreceré otro puesto, si así lo desea. Pero necesito construir este equipo con gente que yo elija. Con gente que confíe en mí... y en quien yo pueda confiar.

Al regresar a mi piso, antes de entrar a mi oficina, paso por el despacho de Kassy. Ya que estoy haciendo recorridos, quiero terminar bien esta ronda.

Toco antes de entrar. Sí, lo sé, soy la dueña. Podría simplemente abrir cualquier puerta sin anunciarme.

Pero si algo he aprendido en esta vida es que el respeto, la privacidad, la humildad y los valores son esenciales, sin importar el poder que tengas. Y se ejercen, no se imponen.

Kassy me da el pase. Al entrar, la encuentro reorganizando los muebles y moviendo estantes.

—¿Qué harás con ellos? ¿Te los vas a quedar o piensas renovarlos?

—Justo eso iba a preguntarte, Lara. ¿Puedo cambiarlos?

—Kassy, este es tu espacio. Pasarás aquí gran parte de tu día, de tu vida. Necesitas que refleje lo que eres, que te inspire, que te represente. Hazlo tuyo por completo.

—Gracias, Lara.

—¿Necesitas ayuda con algo?

—Sí. Me encantaría que vinieras conmigo a elegir algunos muebles.

—Sabes que puedes hacer todo eso por internet, ¿no? Incluso te lo traen aquí sin necesidad de salir.

—Lo sé —dice sonriendo—, pero quiero salir contigo, pasear, ver cosas lindas. Además, ¿ya sabes el sexo de los bebés?

—La próxima semana tengo cita. Veremos si se dejan ver.

—Entonces esperemos hasta ese día. Y de paso, compramos más cositas.

—Me parece perfecto. Pero por ahora te dejo, que el nuevo administrador viene a mi oficina.

Me detengo en la puerta y le lanzo una última advertencia.

—Ah, mañana a primera hora tendremos una reunión con todos los directores, coordinadores, asistentes y jefes de departamento. Se vienen cambios. Puse a Owen como nuevo administrador de la empresa.

Salgo de allí con el pulso acelerado. En mi mente, repaso cada paso, cada decisión.

Sé que estoy sacudiendo muchas estructuras, tocando intereses y egos. Y aunque Owen esté ahora en mi equipo, y Kassy sea mi aliada, hay algo en el ambiente…

Como si no todos celebraran mi regreso.

Y es que el poder, aunque se herede, se gana con cada paso.