La Reencarnada Y Los Pegasos

Apenas despuntó el amanecer, dos de los soldados de confianza del duque Page regresaron por el pasadizo secreto del ala este del templo.

Kiran salió de la habitación de Arya silenciosamente, echando una última mirada a la joven que dormía profundamente, sin saber que su mundo estaba por cambiar.

Cuando se reunió con sus hombres en el pasillo oscuro, ambos se inclinaron con urgencia.

- Duque Page… encontramos lo que pedía.

- Y no es bueno.

Kiran cruzó los brazos, su voz baja y tensa.

Duque Kiran Page: Hablen.

- El templo ha estado negociando… a los pequeños pegasos.. a sus crías.

Kiran sintió un golpe en el estómago.

- Ya tienen acuerdos escritos con al menos cuatro reinos vecinos.

Les entregarán un pegaso para reforzar alianzas políticas.

Las entregas empiezan en un año.

Kiran apretó los dientes con incredulidad y rabia.

Duque Kiran Page: ¿Venderán criaturas sagradas… como si fueran mercancía?

- Dicen que los pegasos solo están en Mercia por una razón. Porque siguen a su líder.

- Y que su líder… es..

Kiran sintió un escalofrío.. El rompecabezas, finalmente, encajaba.

Duque Kiran Page (susurrando): Silverwind…

- Duque… si Silverwind se va del templo, todos los otros pegasos lo seguirán.

El silencio fue absoluto.

Pesado.

Peligroso.

Los soldados se miraron, tensos, esperando la reacción de su señor.

Kiran inhaló lentamente.

Duque Kiran Page: Entonces no es Arya la “santa”.

Los soldados parpadearon, confundidos.

Duque Kiran Page (con una claridad helada): Ella es la llave. La herramienta. El ancla que mantiene aquí al líder de la manada. Si ella se va… Silverwind se va. Y con él… todos los demás.

- Entonces… los magos la han usado desde niña…

Duque Kiran Page: La han criado para que nunca se alejara.. La han manipulado.. Encerrado.. Controlado.

- ¿Por qué? ¿Solo por los pegasos?

Kiran negó lentamente.

Duque Kiran Page: Con los pegasos… el templo de Mercia es el más poderoso de todo el continente. Con pegasos pueden dominar el cielo, el comercio, las rutas, las guerras. Ella no es su “santa”.

La mirada azul del duque ardió con rabia contenida.

Duque Kiran Page: Es su herramienta política más valiosa.

Y en ese instante, Kiran supo que la profecía no era más que una cadena disfrazada.

Y que Arya… jamás había tenido libertad real.

Antes de que pudiera seguir analizando, antes de que pudiera trazar un plan o pensar en cómo decirle la verdad a Arya…

Un guardia del templo apareció corriendo por el pasillo.

Guardia: ¡Duque Page! ¡Maestro Aldren ordena que todos los nobles y representantes se presenten de inmediato en el salón mayor!

Dice que es una reunión urgente del templo.

Kiran frunció el ceño.

Duque Kiran Page: ¿Urgente… a esta hora?

Guardia: Sí, señor. Dice que se anunciarán… “cambios drásticos”.

Kiran intercambió miradas con sus soldados.

Duque Kiran Page: Vuelvan a sus lugares. Necesito saber lo que Aldren planea… antes de que ponga a Arya en una jaula aún más pequeña.

Los soldados se dispersaron.

Kiran se ajustó la capa.

Y caminó hacia la reunión del templo… sabiendo que Aldren estaba a punto de sellar el destino de Arya.

Pero Kiran Page no iba a permitirlo.

No mientras él respirara.