Un Padre Para Mí Hijo.

El señor Gotti estaba asombrado del interés que había logrado la señorita Manuela en las aulas de capacitación que tenían todos los días de Ocho a diez horas.

Seamos sinceros. Manuela era buena, pero había un factor decisivo para el interés: El señor Gotti prácticamente no tenía personal femenino entre sus empleados. El señor Gotti odiaba dar licencias por maternidad o por mujeres con hijos enfermos. Debido a esas causales el personal femenino era escaso en la gran empresa.

Excepto por supuesto su vieja empleada Leoncia que en épocas de gloria de su patrón supo ser su amante. Ahora al flaco señor Gotti lo único que se le paraba era el dedo cuando apuntaba a uno de sus empleados.

De manera que cuando llegó Manuela y dos profesoras más a dictar el curso los empleados no solo atendían sino desde el primer día producían más y mejor.

Pero, sin dudas, quien más atendía las clases era su heredero Marcelo Gotti. Su interés estaba focalizado no en las clases sino en la profesora. Quedó bastante molesto cuando ella le dijo que se quedaría a vivir en lo del señor Clark London.

Bajó ningún concepto creía que alquilarían a la profesora todo un ala de la mansión por cuestiones de economía.

 Clark gastaba dinero a manos llenas viajando de una parte del planeta a otra solo para observar algún pájaro de mierda o una planta Exótica.

Él, las veces que había viajado era por negocios de su padre y en clase turista. Clark London quería tener a Manuela cerca. De manera que si el hijo de esa mujer no era suyo, sin dudas Clark deseaba que así lo fuera.

Pero el tenia algo a favor.

- Manuela había tenido su fertilización en la misma clínica que él era donante de esperma.

_ Tenía los cabellos rubios como el niño en tanto Clark tenia el cabello castaño obscuro.

_ Conocía muy bien a la doctora encargada de estudios de paternidad así que podía hacer cambiar los resultados en un periquete.

El tema era ahora hablar con su padre y convencerlo.

_ Sabes papá? Luisito, el hijo de la capacitadora es rubio como yo. Mira nomás si resulta ser tu nieto? - dijo.

_ Marcelo, hijo mio.- dijo el Señor Gotti. La señora Manuela Rigatti tiene pareja. Es el señor Clark London. Me he informado en la escuela del niño.

_ Por lo que sé, Clark es un amigo. No es el verdadero padre del niño. Está buscando apropiarse de Él.

_ Hijo mío. - dijo Gotti con paciencia - conozco a Flor London. Es una mujer estirada y aristócrata. Nunca permitiría un bastardo en su familia. Ese niño debe ser su nieto. Sin dudas. - dijo Don Gotti.

Marcelo Gotti no hizo caso de las advertencias de su padre. Estaba loco por Manuela Rigatti. Ese día mientras tomaba un café con ella le dijo:

_ Eres fenomenal Manuela. Has cambiado la energía de esta empresa.-

_ Que dices? - respondió Manuela - en tan poco tiempo? Imposible. -

_ Así es, aunque no lo creas. Transformarte la empresa y me has transformado a mí. Tanto, que, como fui donador en el banco de fertilización, quiero hacerme una prueba de paternidad? -

_ Qué! Tú crees que...?

_Tengo el color de cabello de Luis. Quien no te dice que seamos familia?.-

_ No sé. Debería pensarlo y consultar con Luis. Siempre supo la verdad y se acostumbró a no tener padre. El señor London es su amigo, pero él sabe muy bien, que no es su padre.

_ Por favor Manuela. Me encantaría saber que tengo un hijo! Mí, padre se volvería loco de felicidad. - dijo.

_ Lo pensaré,- dijo Manuela.

Esa tarde Manu salió temprano para algunas de sus cosas del camión de mudanzas y entregó el departamento a su dueño. Fue a saludar a Clara la dueña del restaurante del frente y les agradeció a todos su apoyo durante tanto tiempo.

Luego avisó a Clark que volvía con el camión de mudanzas por si el tenía aún algo suyo en esa ala del edificio.

Clark ya había cambiado sus cosas, estaba desde las cinco de la mañana en un trajín solo, ahora buscaría a Luis de la escuela e iría a su casa a ayudar a Manu.

Le habían impreso su artículo de los loros azules y quería mostrarle a Manuela. En el camino Luis ojeo la revista y le dijo que estaba Guay.

Bajó de su coche y fue a ayudar a Manuela mientras Luis corría a ver a su abuela con la revista en la mano.

Que pena! Él quería mostrar su artículo. Pero entonces vio a Manuela de short alzando los muebles solita.

Se sacó su remera porque hacía calor y comenzó la tarea de acarreo de muebles .

Manuela vió a ese hombre sin camisa y su cuerpo volvió a humedecerse.

Estaban agitados los dos llevando una mesita. Cuando Manuela levantaba los brazos Clark veía como el Short se bajaba y aparecía su ombligo perfecto.

Parecía que el pantalón estaba sobre el cuero. - pensaron ambos.

Caminaban sin hablar hacia el dormitorio de Manuela que antes era el suyo y bajaron las mesitas de luz agitados ambos.

_ Terminamos por fin! - dijo Manuela.

_ Si - dijo sonriente Clark.

Y se miraron.

La cama estaba tendida. No había un alma más que ellos dos en esa ala del edificio.

Era hora que Clark le cuente lo del artículo. Era hora que Manuela cuente las intenciones de Marcelo.

-Estúpidos! - los dos escucharon una voz en su cabeza que no sabían de dónde venía. El grito en el oído hizo que Clark cayera sobre la puerta abierta y está se cerrara.

_ Entonces, Manuela cayó en los brazos de Clark y el, en los brazos de ella.

Sus bocas se juntaron. El beso fue profundo y demasiado hermoso. Clark hecho dos vueltas de llave en la puerta y gimiendo arrancó el pantalón de Manuela.

Ella enroscó sus piernas desnudas en la cintura de Clark. Su armadura estaba tan preparada que en un instante estaba en el cielo.

La puerta comenzó a batir enloquecida. Las bocas se besaban sin querer separarse.

_ Pónganse Protección!! Gritaba el narrador en la puerta cerrada con llave.

Nadie los escuchaba , por el ruido de batidas cada vez más fuerte. Y de gemidos y murmullos.

_ Pobre gente ! Cómo trabaja - dijo el chófer que cruzaba por ahí.