crees que un demonio pueda reencarnar en un humano yo no lo creía hasta que lo viví pero por suerte estaba mi ángel para cuidarme de esa pesadilla ahora que eh vivido se que no es una suposición los demonios existen y son tan malos como quieres que sean yo sobreviví
y tu podrás sobrevivir?
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capitulo 16
Necesitamos a los demonios que se opongan a su tiranía —respondí.
Alizon asintió con determinación. La luz que emanaba de ella era un recordatorio de que incluso en la oscuridad, había esperanza. **E
Nos dirigimos a una antigua cueva, donde los ancianos del inframundo se reunían en tiempos de crisis. El lugar estaba lleno de ecos de batallas pasadas y sabiduría acumulada. Al llegar, los ancianos nos miraron con curiosidad, y algunos con desconfianza.
—¿Qué traen ante nosotros, rey del inframundo y arcángel? —preguntó uno de los ancianos, su voz grave resonando en la cueva.
—La Reina Demonio ha capturado a Alizon y planea desatar un caos aún mayor —comencé—. Necesitamos su ayuda para detenerla. Los ancianos intercambiaron miradas. Algunos asentían, mientras otros fruncían el ceño.
—La Reina es poderosa, y su magia es oscura. No podemos arriesgarnos a perder más de nuestros propios —dijo otro anciano.
—Si no actuamos, ella destruirá tanto el inframundo como el mundo humano —respondí, mi voz resonando con urgencia—. Debemos unir nuestras fuerzas. Arcángel tomó la palabra:
—No se trata solo de proteger a Alizon. Se trata de preservar el equilibrio entre nuestros mundos. Si la Reina gana, todos sufriremos las consecuencias. Finalmente, los ancianos asintieron, y uno de ellos, una anciana de mirada sabia, se levantó.
—Convocaremos a los demonios que se oponen a la Reina. Pero también necesitaremos la ayuda de los ángeles, y eso requerirá un pacto de confianza.
Con la decisión tomada, comenzamos a enviar mensajeros a través de los reinos. La cueva se convirtió en un centro de actividad, con demonios y ángeles que llegaban a unirse a nuestra causa. La tensión era palpable, pero había un aire de esperanza.
—Debemos establecer un plan —dijo Alizon, su voz firme—. Si unimos nuestras fuerzas, no podemos permitir que la Reina nos divida.
Mientras discutíamos estrategias, decidimos que necesitaríamos un ataque coordinado.
La idea era dividir nuestras fuerzas: algunos distraerían a la Reina mientras otros buscarían debilitar su magia.
—La Reina tiene un punto débil: su ambición —dije—. Si la enfrentamos y la desafiamos, probablemente se dejará llevar por su ego y se expondrá.
Los días siguientes fueron intensos. Todos se prepararon para la batalla, entrenando juntos, dejando de lado sus diferencias.
Los demonios y ángeles comenzaron a comprender que, aunque éramos diferentes, compartíamos un objetivo común. Alizon, con su luz brillante, se convirtió en símbolo de esperanza para todos. Su presencia unía las fuerzas, y se sentía la energía en el aire.
La noche antes de la batalla, nos reunimos alrededor de una fogata. Las llamas danzaban, iluminando nuestros rostros cansados pero decididos.
—Mañana, enfrentaremos a la Reina —dijo Arcángel—. No habrá vuelta atrás. —No importa lo que pase, debemos recordar por qué luchamos —agregó Alizon, mirándonos a todos—. Luchamos por la libertad, por el futuro.
Al amanecer, el cielo se tiñó de rojo, como si el mismo universo supiera que algo monumental estaba a punto de suceder. Nos preparamos para marchar hacia el inframundo, donde la Reina nos esperaba.
—¡Por Alizon! —grité, levantando mi espada. —¡Por la libertad! —respondieron todos al unísono.
Al llegar al inframundo, la atmósfera era tensa. La Reina estaba allí, rodeada de demonios leales, su mirada llena de desprecio.
—¿Han venido a rendirse, o a morir? —preguntó, su voz resonando como un trueno.
—Hemos venido a luchar —respondí, avanzando hacia ella—. Y no lo haremos solos.
La batalla estalló en un instante. Los ángeles y demonios luchaban codo a codo, mientras yo y Arcángel nos enfrentábamos a la Reina. El choque de espadas resonaba, y la magia oscura se entrelazaba con la luz. La Reina lanzó rayos de energía, pero la unión de nuestras fuerzas comenzó a debilitar su poder. La luz de Alizon brillaba intensamente, y con cada movimiento, se sentía el cambio en el aire.
En un momento crucial, la Reina lanzó un ataque devastador. Vi cómo Arcángel se lanzó hacia mí para protegerme, recibiendo el impacto.
—¡No! —grité, corriendo hacia él. —¡Sigue luchando! —dijo, su voz débil pero firme—. No dejes que su sacrificio sea en vano.
Con renovado fervor, me levanté y enfrenté a la Reina con todo lo que tenía. La energía de todos los que luchaban a mi alrededor me dio fuerza, y con un grito de batalla, lancé un ataque final. *
La luz estalló en un torrente, envolviendo a la Reina. Su grito de furia resonó, pero no era más que un eco en el vasto universo. Con un último estallido de energía, la Reina fue derrotada, y su oscuridad se desvaneció.
El inframundo empezó a cambiar. La opresión se disipó, y los demonios que habían estado bajo su yugo comenzaron a ver la posibilidad de un nuevo comienzo. Alizon, con lágrimas en los ojos, se acercó a mí. —Lo logramos... —susurró, abrazándome.
La batalla había terminado, pero el verdadero trabajo apenas comenzaba. Sabíamos que debíamos reconstruir y encontrar un equilibrio entre nuestros mundos. La unión de ángeles y demonios era el primer paso hacia un futuro donde la luz y la oscuridad coexistieran. Y así, comenzamos a trabajar juntos, no como enemigos, sino como aliados, dispuestos a enfrentar cualquier desafío que pudiera surgir en el horizonte.
ALIZON..
Estaba sentada en una roca, observando cómo el sol se ocultaba tras las montañas del inframundo. La victoria aún resonaba en mi corazón, pero había algo más, una inquietud que me hacía sentir incómoda.
De repente, escuché voces a lo lejos. Era Arcángel y Malaquías. Me acerqué sigilosamente, queriendo comprender lo que decían.
—No puedes seguir así, Malaquías —decía Arcángel, su tono serio—. Alizon necesita a alguien que la proteja de verdad.
—¿Y tú crees que eres el indicado? —respondió Malaquías, su voz cargada de desafío—. Ella ha visto lo que eres capaz de hacer. ¿Y si decides traicionar a su confianza?
Me quedé paralizada. ¿Estaban discutiendo por mí? Mi corazón latía con fuerza, y una mezcla de emociones me invadió.
Ambos eran fuertes, y cada uno tenía su propio atractivo. Arcángel, con su luz y su nobleza, siempre había sido un faro de esperanza. Malaquías, por otro lado, tenía un aire de misterio y una profundidad que me intrigaba.
—No se trata solo de protegerla, Malaquías. Se trata de lo que siente —respondió Arcángel, su voz más suave—. Ella necesita libertad, y yo la dejaré volar.
—¿Y qué pasa si se pierde en el camino? —replicó Malaquías, su tono más intenso—. ¿No crees que deberías ser más cuidadoso?
Escuchar su conversación me hizo sentir como si estuviera atrapada entre dos mundos. Por un lado, quería ser libre y decidir mi propio destino, pero por otro, la idea de que ambos lucharan por mí me llenaba de confusión.
—No puedes simplemente decidir por ella, Arcángel —dijo Malaquías—. Ella necesita saber lo que realmente quiere.
Me pregunté si realmente sabía lo que quería. ¿Era la luz de Arcángel lo que anhelaba, o el misterio de Malaquías?
Finalmente, decidí que no podía quedarme callada. Me acerqué a ellos, sintiendo que este momento era crucial.
—Chicos —interrumpí, sintiendo que mi voz resonaba con fuerza—. No se trata de competir por mí.
Ambos se giraron, sorprendidos.
—Alizon —dijo Arcángel, su expresión cambiando de sorpresa a preocupación—. No queremos que te sientas presionada.
—Exactamente —agregó Malaquías, acercándose un poco más—. Solo queremos lo mejor para ti.
Tomé una respiración profunda, sintiendo el peso de sus miradas sobre mí.
—Quiero ser libre. No quiero que nadie decida por mí. He luchado por mi independencia, y eso incluye mis sentimientos.
Ambos se quedaron en silencio, como si procesaran mis palabras.
—Pero eso no significa que no aprecie lo que ambos han hecho por mí —continué—. Arcángel, has sido mi luz en la oscuridad. Malaquías, tu fuerza y misterio me han atraído.
—¿Entonces? —preguntó Arcángel, su voz suave.
—No quiero elegir ahora. Necesito tiempo para descubrir lo que realmente quiero —respondí, sintiendo un alivio al expresar mis pensamientos.
Ambos asintieron, y aunque podía ver la decepción en sus ojos, también había comprensión.
—Está bien, Alizon. Tómate el tiempo que necesites —dijo Arcángel, su voz llena de calma.
—Sí, lo que sea que decidas, estaré aquí —agregó Malaquías, su tono más suave de lo habitual.
Sentí que, de alguna manera, había logrado no solo expresar mis deseos, sino también establecer un puente entre ellos.
Mientras me alejaba, sentí una mezcla de emociones. La libertad que tanto anhelaba estaba al alcance, pero también sabía que el camino no sería fácil.
Ambos estaban dispuestos a esperar, y en ese momento, comprendí que mi elección no solo afectaría mi futuro, sino también el de ellos.
Era el principio de un nuevo capítulo, lleno de decisiones y descubrimientos. Y mientras el sol se ocultaba en el horizonte, supe que estaba lista para enfrentar lo que viniera, sin importar las sombras que pudiera encontrar en el camino.