La Venganza De La Esposa Traicionada

Tras llorar mucho, Fernanda se calma y luego dice.

—Hoy vamos a la empresa principal, no les daremos la oportunidad a ese idiota de tomar nada, sospecho que ha estado metiendo la mano en las ganancias— dice ella y Rebeca lo entiende y por tal razón hace una llamada.

La joven asistente habló por teléfono con algunas personas, y cuando llegó la 8 de la mañana, todo estaba arreglado para que Fernanda vaya a la empresa principal.

Por lo tanto, como ambas estaban vestidas, ambas se fueron de la mansión en el auto de Rebeca. Por suerte el tonto de Ricardo no estaba por ningún lado.

Les tomaría más o menos una hora en llegar a la empresa.

Rebeca iba a toda prisa, y la hora pasó volando. Pronto ambas estaban en las puertas de la empresa principal Ayala, la cual tenía unos 18 pisos.

En su interior Fernanda se asombra un poco y los disimulo estando en silencio.

Su amiga cuando el auto se detuvo, le abrió la puerta, y ambas no tardaron en comenzar a caminar.

Los empleados al ver llegar a la heredera Ayala, la saludaban con respeto. Ella solo le hacía un movimiento de manos en forma de saludos.

Cómo sabe a dónde ir, ambas se dirigen al ascensor privado de la familia Ayala, y Rebeca presiona el piso 15, que es donde la estaban esperando los directivos de la empresa.

Por qué si, ella convocó a los ejecutivos a una junta matutina, en dónde nadie podía faltar. El señor Ayala, quien se iba de viaje, tuvo que posponerlo.

Sin demoras las dos mujeres con sus frentes en alto entraron a la sala de juntas, allí también estaba el padre de Fernanda, quien tenía una sonrisa, él tiene una idea de lo que estaba pasando.

Los directivos al ver llegar a la joven heredera, se levantan en señal de respeto.

Ella le agradece a todos, tras tomar su lugar en la mesa de juntas.

—Hoy los he convocado a todos, es para anunciar mi regreso a la empresa principal, quiero un informe detallado de cada departamento, como también un resumen de los libros de cuentas, antes del mediodía quiero esos informes en mi oficina — dice Fernanda sería, y algunos amigos de Ricardo preguntan qué estaba pasando

—Señora Fernanda ¿Qué pasará con el vicepresidente Ricardo?— pregunta uno de los amigos de Ricardo, este aunque no está asociado a sus malos pasos, cree que la empresa está mejor con aquel sujeto siendo el vicepresidente.

Cuando Fernanda iba a responder, el infiel irrumpió en la sala de juntas

—¿Cómo hacen una junta directiva en dónde no estoy invitado? Soy el vicepresidente de la empresa, y merezco respeto — grita dicho hombre y Fernanda se levanta.

—Ricardo, ¿quiere que le diga a todos los que hablamos en la mañana? Esta empresa es de la familia Ayala, y por derecho es mía también, tú no tienes nada que ver con lo que decida hacer, fui clara contigo — grita ella aún más fuerte.

Ricardo palidece, y su pequeña mente piensa, que Fernanda solo estaba amenazando sin pruebas.

—No tienes prueba de que soy ese tipo de persona, así que no hagas un escándalo, nuestros problemas matrimoniales, debes de quedar fuera de la empresa — dice él con arrogancia, y Fernanda se cansó de fingir más.

Odia con todo su ser tener que ver con ese tipo, se quiere divorciar y ser libre de esa alimaña.

Cuánto antes desea verlo a él y a esa estúpida caer en la vergüenza.

Por lo que con una sonrisa, decide exponer al infiel y como tal, le hace señas a su amiga para que prepare el proyector.

Rebeca tras comprender bien lo que desea su amiga, ella va y hace todo lo que le dice ella, y de forma apresurada preparó el proyector, para que Fernanda proyecte lo que desea desde su teléfono.

—Aquí en mi teléfono, tengo la evidencia de que este señor y su secretaria han estado en un romance desde hace tiempo, es solo que yo hasta hace poco me di cuenta— dice ella para luego darle a reproducir al vídeo más reciente de ese par tiendo relaciones sexuales.

Inmediatamente un vídeo de Ricardo y Alicia se ve en el proyector de la sala de juntas, y quienes no tenían conocimiento del romance se asombran, y los que sí tenían conocimiento, se quedaron como si nada.

Ricardo, bueno, casi se desmaya del susto, y corrió como pudo al proyector e intentó apagarlo, pero lo terminó rompiendo en el acto.

Cómo todo está claro, el señor Ayala decide dejar las cosas claras.

—Es claro lo que está pasando aquí, te aconsejo que vayas buscando un abogado, ya que te irás sin nada de mi familia — dice el mayor y Ricardo entró en pánico, jamás se le cruzó por la mente que su esposa fuera tan inteligente como para obtener grabaciones de él y Alicia.

Menos creyó que todo terminaría para él.

Aún no sabe qué salió mal, porque hace menos de un mes, Fernanda le obedecía en todo.

Él decide jugar una carta maestra, tocará la tecla que le duele a su esposa y eso es el hecho de no tener hijos juntos.

—Si Fernanda no fuera incapaz de darme un hijo, yo no tendría que buscar un amante— grita Ricardo.

Ella le responde también.

—Fue lo mejor, no resistiría tener un hijo con el hombre que no respeta nuestro acuerdo matrimonial, el cielo me hizo un favor— confiesa ella y la sala de juntas estalla en murmullos.

Los amigos de Ricardo apoyan lo que él hizo a Fernanda, mientras los que no son su círculo de amistad, no estaban de acuerdo con su desvergüenza.

Lo dicho por Fernanda hirió el orgullo de Ricardo, quien comenzó a maldecir a su esposa

—Tú... maldita inútil, una mujer como tú, no merece estar entre la familia Scott, espero que tengas un buen abogado, tendrás que darme lo que me corresponde — le grita Ricardo y el señor Ayala sonríe.

—Eso está por verse, nos vemos en los tribunales, está de más decir que estás despedido, sal de aquí antes de que te mandé a sacar de este lugar— termina de decir con calma el señor Ayala, y Ricardo tras mirar a Fernanda mal una última vez, sale de la sala de juntas.

Total, ha conseguido suficiente dinero para vivir cómodo toda su vida, pero lo que no sabe es que Fernanda lo dejará sin nada.