El Corazón De Katsuki (Bakudeku)

¡Deku y yo tuvimos un picnic este fin de semana! No lo creo, ¡un picnic! Yo, Katsuki Bakugo, el rey de la explosión, ¡de picnic! Pero bueno, fue… agradable.

Suena surrealista, incluso para mí. Pero la verdad es que fue… más que especial. Fue una experiencia que sacudió mi mundo, aunque no lo admita abiertamente.

La idea fue de Deku, por supuesto. Insistió en que necesitábamos un descanso del entrenamiento, del estrés constante de ser héroes en formación. Dijo que necesitábamos "reconectarnos con la naturaleza" y "fortalecer nuestro vínculo". Sus palabras sonaban cursis, pero… había algo en su tono, en su mirada, que me convenció. Quizás también estaba un poco cansado de explotar cosas.

Elegimos un lugar apartado en las afueras de la ciudad, un claro en el bosque cerca de un arroyo que conocíamos de niños. Recuerdo haber jugado allí, peleando como siempre, pero también compartiendo momentos de tregua. El lugar estaba lleno de flores silvestres, de un verde vibrante que contrastaba con el azul claro del cielo. El sonido del agua corriendo y el canto de los pájaros creaban una atmósfera de paz que me resultó… extraña, pero no desagradable.

Deku preparó la comida con un cuidado meticuloso. Había sándwiches, que estaban bastante buenos debo admitir. Los onigiris de salmón eran perfectos, y las frutas, frescas y jugosas. Pero el pastel de chocolate… Dios, ese pastel. Era húmedo, chocolatoso, con una textura perfecta. Fue una obra maestra.

Mientras comíamos, hablamos. No fue una conversación forzada ni superficial. Fue una charla fluida, llena de recuerdos, de anécdotas, de sueños. Deku me contó sobre su infancia, sobre la relación con su madre, sobre sus amigos. Habló de sus inseguridades, de sus miedos al fracaso, de la presión de ser un héroe. Me sorprendió su honestidad, su vulnerabilidad. Nunca lo había visto así, tan abierto y sincero.

Y yo… también me abrí. No mucho, claro. Pero compartí algunas cosas de mi pasado, de mi familia, de mi forma de ver el mundo. Hablamos de nuestros miedos, de nuestras aspiraciones, de nuestros sueños para el futuro. Fue una conexión profunda, un entendimiento mutuo que superó las barreras de nuestra usual rivalidad.

Tomamos fotos, si ¡fotos! Soy un desastre con la cámara, pero las fotos reflejan la esencia de ese día. Hay fotos de nosotros sonriendo, otras donde estamos concentrados en la conversación, otras donde simplemente estamos disfrutando del paisaje. Una foto en particular me gusta mucho: Deku está acariciandome el cabello, con una expresión pura y sincera, y yo… bueno, estoy relajado. Me encanta cuando Izuku me acaricia, desconozco la razon pero simplemente me encanta.

Cuando el sol comenzó a ponerse, pintando el cielo con tonos naranjas y rosados, Deku se recostó sobre mi hombro. Su cabeza descansaba sobre mi pecho, y pude sentir la regularidad de su respiración, el latido suave de su corazón. Fue un momento de una quietud profunda, de una conexión íntima y silenciosa. Sentí una paz que nunca antes había experimentado, una sensación de completa tranquilidad y felicidad.

Fue un día fuera de lo común, un día que rompió mis esquemas. Un día tierno, inesperado, y… maldita sea, admito que fue hermoso. No se lo diré a nadie. Pero… me gustó. Mucho.

PD: Deku se durmió en mi hombro. Es adorable, pero se veia tan hermoso, me dan ganas de llenarlo de besos.

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