En un mundo donde la lealtad se compra y la traición es moneda corriente, Valeria, una joven entrenada desde niña como asesina de élite, se encuentra atrapada entre dos mundos. Secuestrada a los cinco años y forjada en el fuego de la mafia, Valeria ha aprendido a sobrevivir a cualquier costo.
Valeria es una pieza clave de la mafia gracias a sus habilidades de hacker y estratega, además de ser una asesina letal en la Falange oscura. Sin embargo, una traición de parte de la única persona que ama cambia sus planes drásticamente. Ahora, debe navegar entre las sombras de su pasado y las traiciones del presente, mientras lucha por encontrar su verdadero propósito y vengarse de quienes la traicionaron.
Un trato con la OMSG, que reconoce, su valía, la llevará sin saberlo más cerca de sus raíces. Marcada por un pasado de traición, Valeria es una mujer cerrada al amor, pero se encontrará con un hombre arrogante y déspota, a quien le demostrará que ella sabe jugar tan bien como él. ¿te animas?
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Misiones
La noche era oscura y silenciosa, rota solo por el susurro del viento entre los árboles. Valeria y Alphonso se movían con precisión letal, sus pasos sincronizados como si fueran uno solo. Habían recibido información sobre un traidor dentro del cartel, alguien que había vendido información crucial a una organización rival.
Valeria, con su cabello rubio recogido en una cola de caballo, observaba a Alphonso mientras él interrogaba al traidor. Su mirada era fría, calculadora, pero había un destello de algo más profundo cuando sus ojos se encontraban con los de ella. Alphonso, el hijo del capo, tenía una reputación de ser implacable, y esta noche no sería la excepción.
“¿Quién te pagó?”, preguntó Alphonso, su voz baja pero cargada de amenaza. El traidor, atado a una silla, temblaba visiblemente. “No lo sé… solo me dieron un sobre con dinero”, balbuceó.
Alphonso no mostró piedad. Con un movimiento rápido, sacó su pistola y disparó al traidor en la pierna. El grito de dolor resonó en la habitación, pero Alphonso no parpadeó. "La próxima bala no será tan misericordiosa", advirtió.
Valeria, mientras tanto, se mantenía alerta, sus sentidos agudizados. Sabía que su papel no era solo apoyar a Alphonso, sino también asegurarse de que la misión se completara sin contratiempos. Su entrenamiento en la falange oscura la había preparado para situaciones como esta, donde la precisión y la eficiencia eran cruciales.
Finalmente, el traidor confesó, revelando los nombres de sus contactos. Alphonso asintió, satisfecho, y se volvió hacia Valeria. “Es tu turno”, dijo, su voz más suave pero aún firme.
Valeria se acercó al traidor, su mirada fija en él. “Has traicionado a la familia”, dijo con una calma inquietante. “Y eso tiene un precio”. Con un movimiento fluido, sacó su cuchillo y terminó con la vida del traidor, rápida y limpiamente.
Alphonso la observó con una mezcla de admiración y respeto. Sabía que Valeria no solo era su compañera en la misión, sino también en la vida. Juntos, eran un equipo imparable, equilibrando el amor y la letalidad con una precisión mortal.
Cuando salieron de la habitación, los hombres del cartel los miraron con respeto. Valeria no solo era la mujer del sotto capo, sino una fuerza a tener en cuenta por derecho propio. Y juntos, ella y Alphonso eran invencibles.
“¿Puedes ser más perfecta, mi amor?”, dice y la besa rodeando su cintura. Ellos cada día eran mejores, una pareja admirable; Alphonso era el temido sotto capo y ella la leyenda mortal de la falange.
Valeria era también implacable en su trabajo. La sala de operaciones de la Falange Oscura estaba llena de actividad. Valeria, con su presencia imponente, se encontraba en el centro, rodeada de mapas y pantallas que mostraban las últimas posiciones enemigas. Sus ojos se movían rápidamente, analizando cada detalle.
“Escuadrón Alfa, aseguren el perímetro norte. No quiero sorpresas”, ordenó Valeria, su voz firme y autoritaria. Los soldados asintieron y se movieron rápidamente para cumplir sus órdenes. “Bravo, prepárense para una incursión en el flanco este. Tenemos información de que la OMSG planea un ataque sorpresa en la entrega de los nuevos camiones”.
Mientras los soldados se preparaban, Valeria revisaba los informes de inteligencia. Sabía que la OMSG no se detendría ante nada para desmantelar la Falange Oscura, y ella debía estar un paso adelante. Su mente trabajaba a toda velocidad, anticipando los movimientos del enemigo.
La tensión en el aire era palpable cuando Valeria y su equipo se dirigieron al punto de encuentro de los camiones. Ella con su traje negro pegado al cuerpo que le daba la facilidad de ocultarse en la oscuridad.
La noche era oscura, y el silencio solo era roto por el crujido de las botas sobre el terreno. Valeria levantó una mano, señalando a sus hombres que se detuvieran. Había detectado movimiento.
“Ahí están”, susurró, señalando a un grupo de agentes de la OMSG que se acercaban sigilosamente. Eran precisos y sincronizados: “Esperen mi señal”.
Con una precisión letal, Valeria y su equipo emboscaron a los agentes enemigos. Los disparos resonaron en la noche, y la batalla fue rápida y brutal. Valeria se movía con una gracia mortal, eliminando a los enemigos con una eficiencia fría. Sus hombres la seguían, confiando plenamente en sus habilidades y liderazgo.
Cuando el último agente de la OMSG cayó, Valeria se tomó un momento para evaluar la situación. “Buen trabajo, equipo”, dijo, su voz calmada, pero llena de autoridad. “Recuerden, esto es solo el comienzo. La OMSG no se detendrá, y nosotros tampoco”.
Los soldados de la Falange Oscura la miraban con respeto y admiración. Sabían que, bajo su liderazgo, eran una fuerza imparable. Valeria no solo era la mujer del sotto capo, sino una líder formidable por derecho propio. Y mientras ella estuviera al mando, la Falange Oscura seguiría siendo una amenaza para cualquiera que se atreviera a enfrentarlos.
“Excelente trabajo, muchachos, lo hicieron bien. Retírese ahora”, dijo y fue directo a la reunión con los demás altos mandos de la falange.
“Excelente trabajo, Leyenda, estuvo como siempre impecable, pero hay otro problema: necesitamos que secuestre a un miembro de la OMSG; lo mejor sería al coronel hijo de puta que nos tiene azul”, dice el supremo y ella solo lo mira.
“Pero este hombre es muy bueno, es una espinilla en el culo, por eso irás por otro miembro, un capitán o teniente, necesitamos hacer presión", dijo el supremo y ella asintió.
"Lo haré, señor, pronto tendremos a uno de esos jodidos en nuestro poder". Asintieron mirándola con respeto y ella se retiró. En la salida la esperaba Alphonso. Todo, imponente y guapo, la besó y la giró. Pasarían ese fin de semana juntos porque a ella ya le tocaba irse a esa misión importante que le había impuesto el padre de él.
"Mía Regina"
son excelentes
Gracias
No era tan fuerte el amor si le ganó la desconfianza