Me preguntó si hay en el mundo una mujer que no me de dolores de cabeza. Una mujer que nunca desarrolle sentimientos por mi, una mujer que entienda la diferencia entre sexo y amor. Si la hay me encantaría conocerla. Hacerla mi amante y disfrutar la compañía sin compromisos.
¿Dónde encuentro una mujer así?
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Está embarazada
Me desmorone en el consultorio. Desperté en el hospital otra vez. Ya perdí la cuenta de las veces que he terminado aquí después de la muerte de mi amado. Han pasado dos meses, pero me duele cómo si hubiera sido ayer.
— Señorita, debe ser más responsable en su estado.
— ¿Qué estado?
— Está embarazada. ¿No lo sabía?
— ¿Qué? — Abrí los ojos de par en par. — Eso es imposible.
— ¿Por qué? ¿Es virgen? — La enfermera se rió.
— No. No lo soy, pero... — La última vez que tuve intimidad con Dylan fue antes de cumplir cinco años juntos, y de eso ya pasó más de cinco meses. — ¿Cuánto tiempo se supone que tengo?
— Un mes.
— No. Eso está mal. No me ha tocado nadie. Por favor repita los exámenes. — Espere ansiosa su regreso. En ese tiempo mi madre llegó.
— ¿Qué pasó?
— Estaba hablando con mi sicóloga, recordé los días más felices de mi vida y de la nada, me desmaye.
— ¿Qué te dijeron?
— Una tontería imposible de creer.
— Señorita ya repetí los exámenes, lo que le dije es cierto. Usted está embarazada.
— Amor, parece que Dylan te dejo una bendición.
— No mamá. Si estoy embarazada no es de Dylan.
— ¿Te acostaste con otro?
— No. Mamá no te tenido intimidad en más de cinco meses. Ella dice que tengo un mes de embarazo. Es imposible. Sabes que sólo he estado en la casa y el hospital. No he tenido acercamientos con hombres.
— Eso es verdad. Señorita haga los exámenes otra vez. Se pudo equivocar.
— Señora, no me equivoqué, pude equivocarme una vez, pero no dos. Su hija está embarazada.
— ¿Pero como?
— No conozco esos detalles.
— Fuera. — Mi madre se molestó.
— ¿Mamá que voy a hacer? ¿Cómo puedo estar embarazada? ¿De quién es mi bebé?
— No lo sé. Pero lo vamos a averiguar.
Estaba asustada, ¿cómo puedo tener un bebé de otro hombre? ¿Y quién es ese hombre? ¿Qué hizo para embarazarme? Hay dos posibilidades y ambas me dan terror, o me violó, o me insemino sin mi consentimiento.
— ¿Qué se supone que haga? — Pregunté a nadie en específico. Si esté bebé fuera de Dilan no dudaría un segundo en saber que quiero tenerlo, sin embargo no es de él. ¿De quién es?
— Hija. Respetaré cualquier decisión que tomes. Sin embargo me gustaría que decidieras tenerlo. El bebé no tiene la culpa de nada.
— Lo sé mamá. Pero tengo miedo. ¿Quién me hizo esto? ¿Cuándo? ¿Cómo? Las dudas me están haciendo daño.
— No hay que pensar en eso ahora.
... Ambas volvimos a casa. Le contamos a mi padre y el enfureció. Estaba alterado, pensando en las mismas posibilidades que yo.
— Hija lo siento mucho. Debimos protegerte mejor.
— Papá no sabemos lo que pasó.
— ¿Vas a conservar tu embarazo?
— No lo sé. Tengo miedo de no poder amar a mi bebé. Si fuera de Dylan todo sería distinto.
— ¿Estás embarazada? — La voz de Diego llegó de atrás. No quería que nadie supiera. Y ahora el lo sabe. ¿Qué va pensar de mi? Aunque Dilan no está me preocupa lo que él piense. Eran mejores amigos después de todo. — Contesta. ¿Vas a tener un hijo? — Asentí. — De Dylan?
En ese momento no sabía si negarlo o aceptarlo. Estaba en pánico total.
— No es de él. Tengo un mes. — El se asombro.
— ¿Ya estás con alguien más?
— No. Yo... — No tuve la fuerza para explicar. Subí corriendo a mi habitación. Unos minutos después el entro, se sentó junto a mi y me abrazó.
— Lo siento. No sabía que habías pasado por algo así.
— No se de quien es mi bebé. Tengo mucho miedo de lo que me haya pasado. Tengo miedo de que alguien me haya tocado contra mi voluntad. — Llore en su pecho.
— ¿Vas a tenerlo?
— No se.
— Es tú bebé. No debería importarte cómo llego a tu vientre, es una vida que está creciendo en tu interior, no eres una asesina. ¿O si? — Negué. — ¿Y si vamos a revisarlo? ¿Por qué no vamos a ver una ecografía?
— No me siento lista para algo así. Por favor déjame sola. Necesito pensar bien las cosas.
— Está bien. — Beso mi mejilla. — Piensa en lo que te dije. Ese bebé no tiene la culpa de nada. — Tenía toda la razón. El bebé es inocente.
con que necesidad meter al primo loco, patético este capítulo, nada que ver