Aisha tiene un problema de escritura: su villano es un mago oscuro invencible y su protagonista es un inútil "príncipe azul".
Frustrada, intenta eliminar la novela, pero el destino tiene otros planes.
Es violentamente succionada dentro de su propio ordenador.
Ahora, Aisha está atrapada en el mundo de fantasía que creó. ¿Será que logrará derrotar al villano? Te invito a descubrirlo.
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Capitulo:15
AISHA:
—Si hablo enserio, pero ahora mismo no tengo motivos para hacerlo ¿O sí?
—Du... Duque...
—Es broma, debiste ver tu cara.
Dice y respiro profundo sintiendo un enorme alivio.
—No bromees con algo como eso.
—¿No? Entonces ¿Quieres que sea real?
Niego varias veces y me acerco al orbe, y lo tomo con mis manos sintiendo su poderosa energía.
—Mejor lo llevo yo, dame algo para envolverlo.
—¿Estás segura? Tus manos están temblando.
—Es por qué le tengo miedo, pero no te preocupes, yo puedo.
Él me mira fijamente, con una intensidad que siento que en este lugar hace falta aire.
—Eres interesante y muy extraña Aisha González.
Murmura en voz baja para luego alejarse un poco y mirar hacia la entrada de la cueva.
—Al parecer tenemos compañía.
—¿Compañía?
Pregunto mirando hacia la entrada mientras mi corazón comienza a latir con fuerzas nuevamente.
—Oculta el orbe ahí y no te apartes de mi lado ¿Entendido?
—Sí.
Responde mientras él me da una pequeña bolsa de tela y con cuidado oculto el orbe.
A los pocos segundos la cueva se llena de hombres con túnicas negras y en medio de ellos el príncipe invasor que tiene en sus manos al príncipe Bartolomé amenazado con una espada en su cuello.
Es muy probable que la historia haya cambiado debido a los cambios que estoy haciendo, en la historia original es el príncipe Bartolomé que encuentra el orbe y luego se enfrenta al príncipe invasor...
—El gran duque Damián Clairmont, es un placer poder conocerte.
Sonríe el príncipe y Damián se mantiene estática observando a todos con una mirada tranquila.
—¿A sí? No puedo decir lo mismo de ti, para mí no es un placer conocerte... El verdadero placer será cuando te asesine.
Dice con una sonrisa siniestra y el príncipe cambia la cara por completo.
—Si te unes a nosotros y entregas el orbe, prometo darte un puesto muy alto en el consejo, sé que eres un mago poderoso y mi gente va a acostarte de inmediato.
Dice el idiota con una sonrisa y Damián finge pensarlo por unos segundos.
—Quizás aceptaría tu oferta si me das el trono.
Dice con una sonrisa mientras saca su espada y varios de los hombres dan un paso atrás y el invasor presiona más la hoja de espada en el cuello del príncipe heredero.
—Si haces algo indebido lo asesino.
El duque se encoge de hombros.
—Puedes hacerlo, me quitarás un peso de encima.
Me quedo boquiabierta, sabía que Damián no sentía aprecio por Bartolomé, pero dejar que lo degüellen frente a sus ojos es un nivel de frialdad que me hiela la sangre.
El Príncipe Bartolomé con el rostro pálido y los ojos desorbitados, emite un gemido ahogado.
—¡Clairmont! ¡Es una orden! ¡Sálvame!
Logra chillar Bartolomé, a pesar del filo en su garganta.
Damián ni siquiera parpadea.
—Las órdenes de los muertos no se cumplen, "Majestad"
Responde Damián con una calma aterradora.
El Príncipe Invasor aprieta los dientes dándose cuenta de que su rehén no tiene valor estratégico frente a un hombre como el Duque.
—¡Entonces muere con él!
Ruge con ferocidad Theodore y con un movimiento violento empuja a Bartolomé hacia un lado y desenvaina una espada corta que brilla con un aura púrpura corrupta.
Los hombres de túnica negra se lanzan al ataque de forma inmediata.
—¡Aisha, al suelo!
Ordena Damián y no necesito que me lo diga dos veces, me lanzo detrás de una columna de piedra abrazando la bolsa con el orbe contra mi pecho.
El sonido del metal chocando resuena en toda la cueva y Damián se mueve como un torbellino de sombras y acero, cada estocada suya es letal, precisa. Los hombres de túnica caen uno tras otros incapaces de seguir el ritmo de su magia de combate.
Theodore, viendo a sus hombres caer canaliza energía oscura en su espada y lanza un tajo horizontal que desprende una onda de choque.
Damián lo bloquea con su propia hoja, pero la fuerza lo obliga a retroceder unos pasos.
—¡El orbe me pertenece por derecho de conquista!
Grita Theodore lanzándose de nuevo sobre él.
La pelea es feroz, miro que el invasor es rápido, pero Damián es superior.
En medio del caos, veo a Bartolomé arrastrarse por el suelo hacia la salida, aprovechando que nadie lo mira... Pero qué cobarde. Pienso, pero mi atención vuelve al duelo principal.
Damián esquiva una estocada dirigida a su corazón y con un giro fluido patea la rodilla de Theodore... Se escucha un crujido seco y miro como él cae sobre una rodilla gritando de dolor, pero aún intenta lanzar un hechizo con su mano libre.
—Se acabó, príncipe Theodore.
Sentencia Damián y su mano derecha se enciende con ese fuego azul intenso antes de que el invasor pueda reaccionar, Damián le atraviesa el pecho con su espada mientras que, con la mano encendida, golpea el rostro del enemigo calcinando cualquier intento de magia.
Theodore se desploma, la vida escapando de sus ojos en un suspiro ensangrentado.
De pronto el silencio cae sobre la cueva y solo es roto por la respiración agitada de Damián.
—¿Estás bien? ¿No estás herido?
Pregunto saliendo de mi escondite, todavía temblando.
Damián limpia su espada en la túnica de uno de los caídos antes de guardarla.
Su mirada se suaviza un milímetro al verme y sonríe un poco.
—Tengo el orbe, el invasor está muerto... La guerra terminó
Digo tratando de convencerme a mí misma.
—Todavía no
Responde él mirando hacia la entrada de la cueva.
Escuchamos gritos afuera, el ejército de Bartolomé que estaba en la retaguardia entra de repente a la cueva con las espadas en alto.
Al frente va Bartolomé, ahora con el pecho erguido y luciendo impecable, como si nunca hubiera estado llorando en el suelo como niña.
—¡Victoria!
Grita Bartolomé para que todos sus soldados lo escuchen.
—¡He derrotado al Príncipe Invasor! ¡La amenaza ha sido eliminada gracias a mi mando! ¡Ahora todos entreguen sus armas!
Les dice al ejército invasor y siento como mis ojos casi se salen de sus órbitas ¡El descaro de este hombre! Damián hizo todo el trabajo sucio mientras él se arrastraba, y ahora está reclamando los méritos delante de todos.
Los soldados vitorean el nombre de Bartolomé mientras Damián se mantiene estático, mirando al príncipe con un desprecio infinito.
Bartolomé se acerca a nosotros bajando la voz para que solo nosotros lo escuchemos.
—Duque, estoy seguro de que no le importará que la historia registre este evento de manera... adecuada para el futuro Rey, a cambio dejaré que conserve sus tierras... y a la chica.
Siento una náusea profunda Damián da un paso hacia él, y por un momento creo que lo va a decapitar ahí mismo, su mano descansa sobre el pomo de la espada.
—Ten cuidado con lo que deseas, Bartolomé
Susurra Damián, su voz prometiendo una venganza lenta.
—La corona pesa mucho sobre cabezas tan pequeñas.
Bartolomé palidece un segundo, pero luego sonríe a sus soldados y sale de la cueva como un héroe dejando que sus hombres se lleven el cuerpo de Theodore como trofeo y los demás soldados enemigos como cautivos.
—¿Vas a dejar que se salga con la suya? Él no derrotó al invasor, no se puedo llevar el mérito.
Le hablo a Damián cuando nos quedamos solos y él solo me mira, luego una sonrisa siniestra, la verdadera sonrisa del villano aparece en su rostro.
—Que se lleve la gloria, Aisha, la gloria es solo ruido... Nosotros tenemos lo más importante... el orbe... y él no tiene ni idea de que acaba de firmar su sentencia de muerte al intentar chantajearme.
Me toma del brazo con firmeza pero sin lastimarme.
—Vámonos, este lugar apesta a hipocresía.
Me tiene bien atrapada esta novela y me encanta pero me da ansiedad esperar capítulos nuevo pero me emocióna cuando veo que actualizaste espero más capítulos
Ahora estaré pensando si esta envenenada o no 🫠😣