La Gordita Será Mi Reina

"Eres más fuerte de lo que crees y más valiente de lo que imaginas".

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Las puertas del salón de guerra se abrieron con un estruendo seco. era un lugar que hace muchos años no se usaba en el reino.

Kira estaba de pie junto a Arthur, observando el mapa de Inglaterra extendido sobre una mesa amplia

Frente a ellos, con traje negro, mirada de acero y un aura que imponía respeto, entró el Lobo Negro, Alekséi Landini y sus gemelos Adonáis y Artuan Landini. quienes seguían sus pasos.

Majestades saludó con voz grave.

Llegaste tarde, primo, respondió ella con una sonrisa apenas perceptible.

Alekséi: Las mejores presas no corren, esperan

Arthur se aclaró la garganta,

Alekséi la situación es delicada. Bárbara Montilla, ha regresado y pretende infiltrarse en la corte bajo otro nombre.

Adonais se acercó al mapa y señaló con un dedo enguantado el territorio de Wexford.

Ya lo sabemos tía. Aunque kira y Yuveska eran primas, el respeto de los más pequeños hacia sus mayores no les daba para llamarlos primos y ellos no quisieron corregir eso.

"Mis sobrinos son así, a todos los mayores les dicen tío o tía" 🤭

Nuestros hombres interceptaron un cargamento de documentos falsos hace dos semanas. El dinero venía de una cuenta en Mónaco… vinculada a la duquesa.

Yuveska quien también estaba ahí cruzó los brazos. Mirando orgullosa a su familia, aunque faltaba la rebelde Yaruska.

Sabía que esa serpiente no trabajaba sola.

El Lobo sonrió, un gesto tan frío que hizo temblar al canciller.

* No te preocupes, mi paloma. No quedará piedra sin voltear.

En ese momento, la puerta se abrió nuevamente.

Entraron Aimara, Isabella, y con ellas un hombre de cabello oscuro y mirada indescifrable: Demetrio Petrov, primo de Kira y Yuveska y líder del consejo imperial ruso.

Vaya, vaya murmuró Arthur. Esto ya parece una cumbre de potencias.

Demetrio inclinó la cabeza con elegancia.

* Mis queridas primas me pidieron un favor, y ya sabes lo que dicen los Petrov, cuando uno cae, caemos todos… pero también, cuando uno se levanta, el mundo tiembla.

El Lobo soltó una leve carcajada.

Rusia, Italia y la corona inglesa… si la tal Bárbara sobrevive a esto, merece un trono.

Aimara sonrió, acomodando los planos sobre la mesa.

Y no olvides Grecia. No subestimes a una madre que protege a su hija.

Kira asintió, seria.

Entonces estamos todos de acuerdo. Esa mujer secuestro a mi yerno y ya no seremos blandos delante de ella.

Arthur la miró con una mezcla de admiración y temor.

¿Y si decide hacerle algo?

todos se miraron

* Entonces, respondió Lupita con una frialdad que heló el aire, no tendrá tiempo de arrepentirse. Además ella no es boba y sabe que si lastima a Demian es mujer muerta.

Esa misma noche, Alekséi salió al balcón del palacio, encendiendo un cigarro mientras observaba la ciudad dormida.

Yuveska se acercó a su esposo con paso firme y decidido.

* ¿Qué piensas mi amor?

Alekséi: En nuestros hijos mi paloma, en esta vida que hemos llevado, y si dejamos todo.

Ambos se quedaron en silencio un momento, contemplando las luces del reino.

Yuveska: No me arrepiento de nada de lo que hemos vivido mi gavilán. Aunque ya no somos tan jóvenes, debemos de seguir defendiendo a los nuestros.

Sabían que la tormenta se acercaba.

Y esta vez, no solo sería una guerra por poder…

Sería una guerra de sangre.

...****************...

El palacio amanecía cubierto por una bruma densa, de esas que esconden secretos y hacen que el eco de los pasos suene más profundo.

Kira caminaba por los corredores, con informes en la mano.

El silencio era pesado… demasiado para su gusto.

Desde hacía días, ella notaba algo fuera de lugar:

las miradas esquivas de algunos sirvientes, el retraso de los mensajeros, un par de documentos desaparecidos de la oficina de su hijo.

Pequeños detalles que para cualquiera serían insignificantes, pero no para ella.

Arthur había intentado calmarla.

* Amor, quizás estás viendo fantasmas.

Kira sonrió sin humor.

Los fantasmas, mi rey, son los que más daño hacen… porque nadie los ve venir.

En la sala de música, Isayel tocaba una melodía suave mientras los mellizos dormían acompañados de sus niñeras.

Adrick la observaba desde el marco de la puerta, con esa mezcla de orgullo y nostalgia.

Eres mi reina, Isayel.

Ella levantó la vista, sonriendo.

Y tú eres mi mundo.

Él se acercó, acariciándole el rostro con ternura.

Te amo

* También te amo. Prométeme algo dijo ella, con un brillo de preocupación en los ojos. Prométeme que nada nos separará de nuevo.

Adrick dudó un instante, bajando la voz.

Mientras haya luz en mi alma, no lo permitiré.

Pero en el corredor, una figura escuchaba tras las sombras.

Un sirviente… o al menos eso parecía.

El hombre giró y desapareció en silencio por un pasadizo oculto, llevando consigo un mensaje sellado con cera verde.

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Horas más tarde, en el despacho real, Kira reunió a todos.

Tenemos una rata dentro del palacio, dijo sin rodeos.

dejó caer una carpeta sobre la mesa.

Ya lo confirmé. Uno de los ayudantes de la duquesa infiltró a su propio hombre entre el personal de confianza.

Demetrio, sentado a un costado, alzó una ceja.

¿Y qué planean?

Kira miró a todos con una sonrisa peligrosa.

Dejarle creer que gana.

El Lobo asintió, encendiendo un cigarro.

¿La vieja estrategia del espejo?

Kira: Exacto. Si Bárbara cree que su plan funciona, se moverá más rápido. Y cuando lo haga…

Caerá, terminó Isabella, con una satisfacción apenas disimulada.

Aimara miró a Kira con un destello de respeto.

¿Y los niños?

Kira: Ellos no sabrán nada. Los protegeremos llevándolos a un lugar seguro mientras todo esto pasa. Ahora lo importante es rescatar a Demian sano y salvo.

Lupita: ¡¡si esa víbora a lastimado a mi hijo, le haré ver su suerte!!

Esa noche, la niebla volvió a cubrir los jardines.

Desde la torre oeste, un carro se preparaba en silencio, con destino al monasterio donde los niños serían llevados para su protección.

Solo unos pocos sabían del viaje.

O eso creían.

Entre los árboles, una sombra vigilaba.

Una voz femenina susurró:

* Esta vez, nadie me detendrá 🤣. Les daré donde más les duele

Esa sombra era Bárbara, cubierta con un velo negro, acompañada por dos hombres armados.

Su sonrisa era el reflejo del veneno que le corría por las venas.

Y en el aire, el sonido de una lechuza anunció lo inevitable:

la cacería estaba por comenzar.

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Les deseo un excelente fin de semana