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Entre Las Sombras

Entre Las Sombras

Status: Terminada
Genre:Viaje a un mundo de fantasía / Completas
Popularitas:2.3k
Nilai: 5
nombre de autor: KeliindA RojanO C.

Después de escapar de las brutalidades de mi manada, he estado viviendo en las sombras como humana durante años, tratando de olvidar el pasado y construir una vida nueva. Pero cuando una incursión real amenaza con desestabilizar todo, me veo obligada a enfrentar mis demonios y proteger a los inocentes que me han aceptado. No puedo permitir que me arrastren de regreso a esa vida de opresión y miedo. Kaiden el rey alfa descubre que soy su compañera predestinada. Desde entonces me persigue e insiste en que mi lugar está junto a él.
Pero me niego a pertenece a alguien y lucharé por mi libertad y por aquellos que me importan, sin importar el costo.

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me encontraron

La semana que siguió al encuentro con Rick, Kaiden y su manada fue, para mi sorpresa, extrañamente tranquila.

Demasiado tranquila, si me lo preguntabas. Lili y Surley, aunque todavía un poco pálidas y con los nervios a flor de piel, habían logrado retomar su rutina.

Hablábamos poco del incidente, como si el silencio pudiera borrarlo de nuestra memoria colectiva. Yo, por mi parte, intentaba sumergirme en las tareas diarias, pero mi mente no dejaba de divagar. Cada sombra en el bosque, cada crujido de rama, me hacía pensar en él. En Kaiden.

En la promesa implícita en su mirada.

Hoy, el sol brillaba con una fuerza inusual para la época. Necesitábamos un respiro, un momento para olvidar la tensión que, aunque no se mencionaba, flotaba en el aire de la cabaña. Decidimos salir a pasear, a recolectar algunas hierbas medicinales y a disfrutar del aire fresco.

La risa de Lili resonó en las calles mientras intentaba atrapar una mariposa, y Surley, con su habitual pragmatismo, iba llenando su canasta con cuidado. Por un momento, casi pude olvidar el peso en mi pecho.

Pero la calma, como sabía muy bien, nunca duraba mucho en mi vida.

Cuando regresamos, el sol ya empezaba a teñir el cielo de tonos anaranjados. La casa nuestra pequeña fortaleza, nos esperaba al final de la calle.

Algo no estaba bien.

Un escalofrío me recorrió la espalda, erizando los vellos de mis brazos. Mi instinto, ese que se había agudizado desde que mi otra naturaleza había empezado a despertar, gritaba peligro.

Lili, siempre la más observadora de los pequeños detalles, fue la primera en notarlo. Su risa se desvaneció, y su mano se llevó a la boca.

—¿La puerta está... abierta?—

Surley, a su lado, frunció el ceño.

—No la dejamos así. Estoy segura. La cerré con llave antes de salir—

Mi corazón comenzó a martillear contra mis costillas. La adrenalina, esa vieja conocida, ya estaba bombeando por mis venas. Mis ojos escanearon los alrededores, buscando cualquier señal, cualquier movimiento. No había nada. Solo el silencio opresivo de la casa.

—Quédense atrás— dije, con mi voz un poco más ronca de lo que pretendía. No era una pregunta, era una orden.

La parte protectora de mí, la loba, ya estaba en alerta máxima. Mis ojos se dirigieron a la calle, a la oscuridad que comenzaba a crecer entre él vecindario.

¿Había alguien observando?

Lili y Surley me obedecieron sin chistar, sus rostros pálidos y sus ojos fijos en la puerta abierta. El miedo se había apoderado de ellas, y yo lo sentía, lo olía. Era un miedo que ahora se mezclaba con el mío, pero el mío era diferente. El mío venía con un impulso de confrontación, y de protección.

Avancé con cautela, cada paso resonando en el silencio. El interior de la casa parecía un agujero negro desde la entrada, la luz del atardecer apenas llegaba a iluminar el umbral.

El olor... había un olor extraño. No era el familiar aroma a hierbas y madera. Era algo más agrio, algo metálico.

Empujé la puerta con la punta de mi bota. Está se abrió con un chirrido lúgubre, revelando el caos. Mis ojos tardaron un segundo en procesar la escena.

La mesa de la cocina estaba volcada, sus patas rotas. Los frascos de hierbas, que con tanto esmero habíamos recolectado y organizado, estaban esparcidos por el suelo, sus contenidos mezclados en un horrible mosaico de colores y olores. Las sillas estaban rotas, los cojines rasgados. Era como si un animal salvaje, o peor, una persona furiosa, hubiera pasado por allí.

Un nudo se formó en mi estómago. ¿Quién haría algo así? ¿Y por qué?

Mis ojos recorrieron la habitación destrozada, buscando alguna pista. Y entonces lo vi. En la pared, justo encima de la chimenea, donde solía colgar nuestro mapa de las estrellas, había una mancha roja. Brillante, grotesca, goteando lentamente por la madera. No era sangre, lo supe de inmediato por el olor. Era pintura. Y con esa pintura, alguien había escrito un mensaje.

Mis ojos se fijaron en las palabras, y mi sangre se heló.

*No te escaparás de mí*

El mensaje no era para nosotras.

Era para mí.

Lo supe con una certeza escalofriante. La caligrafía, aunque distorsionada por el medio, era inconfundible. Era la misma caligrafía que había visto en los documentos de Rick, en sus notas secretas. Una caligrafía que ahora me resultaba familiar y aterradora a la vez.

Detrás de mí, escuché a Lili y Surley entrar, sus murmullos ahogados de horror. Sus ojos, al igual que los míos, recorrieron el desastre. La tensión en el aire era tan densa que casi se podía cortar con un cuchillo.

—¡Dios mío!— exclamó Lili, su voz temblorosa. —¿Qué... qué pasó aquí?—

Surley, con los ojos muy abiertos, se llevó una mano a la boca.

—Esto... esto no fue un animal. Alguien hizo esto—

Pero sus ojos no se habían posado aún en el mensaje de la pared. El mío sí. Y el mío estaba fijo en él, mi mente corriendo a mil por hora, intentando encontrarle sentido.

¿Quién? ¿Quién me querría y por qué? ¿Y cómo había encontrado nuestra casa?

Un escalofrío me recorrió de la cabeza a los pies. No era un robo. No se habían llevado nada de valor. Era un mensaje. Una advertencia. Una declaración.

—Adeline...— dijo Surley, con su voz apenas un susurro, mientras sus ojos finalmente encontraban la pared. Su rostro se puso blanco como la cera.

Lili, que la seguía, también vio el mensaje.

Un grito ahogado escapó de su garganta.

—No te escaparás de mí... ¿Para quién es eso?—

No pude responderles. Mi garganta estaba seca, mi mente un torbellino de pánico y rabia. Sabía para quién era. Y sabía, con una certeza aún más aterradora, que habían muchas persona que podía haber hecho esto.

Muchas personas me habían estado buscando toda mi vida.

La persona que había matado a mi madre.

El cazador.

Los guardianes de la aldea.

Rick.

Y Skalier.

El aire se volvió pesado, cargado con el olor a pintura, a madera rota, a miedo. El miedo de mis amigas, y el mío propio, un miedo que se mezclaba con una furia fría que empezaba a arder en mi interior.

Quien fue. Me había encontrado, nuestro refugio. Sabían dónde estábamos.

Y sabían que yo estaba allí.

Mis puños se apretaron a mis costados. No podía permitir que esto les pasara a Lili y Surley. No podía permitir que las lastimaran. Mi instinto protector, el de la loba, rugía dentro de mí.

—Tenemos que irnos— dije, mi voz con una autoridad que ni yo misma reconocí. Mis ojos todavía estaban fijos en el mensaje, en la amenaza. Pero ahora, debajo del miedo, una determinación férrea comenzaba a solidificarse.

Lili y Surley me miraron, sus rostros reflejando la confusión y el terror. Sabían que algo terrible había pasado, pero no entendían la profundidad de la amenaza.

—¿Irnos? ¿Adónde, Adeline?— preguntó Surley, su voz quebrada.

—Lejos de aquí— respondí, con mi mirada ya no en la pared, sino en la puerta, en la calle que nos rodeaba. En el mundo exterior, donde el peligro era real y palpable. Y donde, quizás, la única persona que podía protegerme, y ahora a mis amigas, era el mismo hombre que me había reclamado como suya.

Kaiden.

La tensión era insoportable. El drama había llegado a nuestra puerta, y esta vez, no era solo por un encuentro inesperado. Era una cacería. Y yo era la presa...

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Betty Saavedra Alvarado
Kaiden y Adeline terminaron con el tirano ahora vienen tiempos de paz
Betty Saavedra Alvarado
Ese Rick por arrogante recibirá su merecido
Betty Saavedra Alvarado
Rick recibió su merecido Kaiden y Adeline se dieron su primer beso
Betty Saavedra Alvarado
Kaiden y Adeline disfrutan su amor Rock recibió su merecido
Betty Saavedra Alvarado
Con todos los nervios del antes y después de la boda
Betty Saavedra Alvarado
Kaiden y Adeline se casaron ahora son libres de transformaron para vencer todo juntos tienen una hermosa familia y amigos
Betty Saavedra Alvarado
Kelinda tus palabras finales emotivas para las mujeres el mundo debería ser así debemos ser libres amadas respetadas pero no es así hay mucha violencia contra nosotras de todo tipo Un abrazo para ti desde mi Piura Perú
Kelinda R.C: Gracias por todo tu apoyo 🫶 y claro que sí, hay mucha violencia contra la mujer, pero también está en nosotras si nos dejamos o luchamos...🫶
total 1 replies
Betty Saavedra Alvarado
Adeline pelea junto con Kaiden por su libertad no solo la de ella si para terminar con Canserbero y su abuso
Betty Saavedra Alvarado
Kaiden va en tu rescate Adeline no te dejará en manos de Cancerbero espera para que te rescaten
Betty Saavedra Alvarado
Kaiden va a rescatarla pobre de que alguien se cruce en su camino no tendrá piedad
Betty Saavedra Alvarado
Adeline está en poder de Rick y su jefe tienen que rescatarla Kaiden
Betty Saavedra Alvarado
Luchaste hasta el final te superaron en número caíste luchando como una guerrera
Betty Saavedra Alvarado
Adeline tienes que enfrentar al enemigo pero tú sola no ellos tienen más fuerza que tú
Betty Saavedra Alvarado
Adeline se transformará para que le crean Lili y Surley
Betty Saavedra Alvarado
Skaiden se transformó llegó a su palacio Adelaide está en peligro Rick la busca
Betty Saavedra Alvarado
Kaiden y Adeline sus destinos están entrelazados tarde o temprano se unirán cada uno tiene que cumplir sus metas en la vida
Betty Saavedra Alvarado
Kaiden de transformó en su lobo Adeline lo rechazó aún no es tiempo de estar juntos
Betty Saavedra Alvarado
Adeline estás con el amor de tu vida para protegerte y cuidarte nada ni nadie te hará daño
Betty Saavedra Alvarado
Un gran capítulo lleno de adrenalina y emociónes
Betty Saavedra Alvarado
Adeline por orgullos estás en un.problenab
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