Salem escapó de la oscuridad para refugiarse con una bruja Pero la oscuridad la mato . Durante años esperó en silencio a la niña de ojos ámbar que la bruja le había mencionado.
Y un día, Clarisse llegó.
El destino, sin embargo, pronto la apartó: fue enviada a la Academia de Brujas, un lugar antiguo donde las jóvenes aprendían a dominar sus dones. Cinco años después, vuelve convertida en una hechicera que apenas comienza a descubrir la magnitud de su poder.
No estará sola. Un cuervo sarcástico, tan fiel como insoportable; un tigre y un puma que ella misma rescató y que ahora la reconocen como su reina ; y Salem, el misterioso gato que nunca la abandonó, serán sus guardianes en la batalla contra las sombrasen la oscuridad.
Entre secretos familiares, pactos rotos y un linaje perdido. Clarisse deberá descubrir hasta dónde llega su poder… y qué precio está dispuesta a pagar por él.
¿Estás listo para entrar en un mundo donde nada es lo que parece, y hasta la magia tiene un precio?
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ESPECTRO.
Dentro de la cueva sagrada, Licom caminaba con pasos firmes, aunque su alma temblaba.
Cinco de sus guerreros más valientes yacían dormidos, inertes, como si la vida les hubiera sido arrebatada a medias. Sus pechos subían y bajaban apenas, atrapados en un sueño que no pertenecía al mundo de los vivos.
A su lado, una bruja de la manada, Alinah, permanecía inconsciente. Su cuerpo estaba cubierto de heridas que no cicatrizaban, ni con pociones, ni con conjuros.
Lo que la atacó no había sido un animal. Fue algo más oscuro. Más frío. Un espectro.
Logan apretó los puños, sintiendo cómo la furia le golpeaba el pecho. No era miedo lo que lo consumía, sino impotencia.
—¿Cómo es posible, madre? —preguntó, girándose hacia la figura que lo observaba desde la penumbra de la cueva—. ¿De dónde vienen estas criaturas? Tengo a cinco lobos atrapados en la nada… y a una bruja que se desvanece con cada amanecer. Ya han pasado tres días desde el ataque…
Y el aquelarre aún no responde nuestras cartas ,mis guerreros ni duermen por vijilar las fronteras que nadie pase.
Su madre, Elizabeth, permanecía serena. Su cabello largo, entrecano, caía como una cascada de sabiduría sobre sus hombros. Antes, había sido una poderosa loba una gran luna ; ahora, su poder era otro: el de la palabra, el del equilibrio.
—Ten paciencia, hijo —dijo con voz baja pero firme—. No dejes que la ira nuble tu juicio. Recuerda… tú no tienes luna. No puedes dejar que la oscuridad te envuelva. Eres la luna para los tuyos. Y sin tu luz, caerán.
A un lado, su beta, Jhon, asintió con seriedad.
—Tiene razón, Alfa. Por favor, cálmese. Lo resolveremos. Los mensajeros fueron enviados… y las nuevas brujas llegarán. Solo debemos resistir.
Licom cerró los ojos un instante y respiró hondo. El olor a sangre seca y hierbas curativas le llenó el pecho.
—Está bien… —murmuró al fin—. Me calmo.
Abrió los ojos y la decisión ardía en ellos como brasas.
—Pero refuercen la vigilancia. Quiero guardias en cada entrada, que los turnos cambien cada hora. Y si ven algo… no lo enfrenten. Prohíban a los niños salir de la manada. Y adviertan a las nuevas brujas: no quiero perder más de los nuestros. Difundan el comunicado en todas las tribus cercanas.
Elizabeth lo observaba con orgullo silencioso.
—Eso es gobernar, hijo. Con el corazón encendido… y la cabeza fría.
Mientras tanto, a dos días de distancia, el bosque contaba otra historia.
Una pequeña figura se deslizaba entre árboles centenarios, moviéndose entre raíces como si fueran venas vivas. Era Clarisse. Su travesía había sido una odisea: lluvia, hambre, frío, caminos errados, sueños interrumpidos. Pero no se arrepentía. Cada paso que daba la alejaba de la niña que fue y la acercaba a algo más grande… algo que aún no entendía.
El aire cambió. Las ramas susurraron.
En lo alto de un árbol, Corvyn observaba el horizonte, inquieto. En algún lugar cercano… un destino esperaba.
Y los lobos, los hombres lobo del clan Moon Black, pronto sabrían que no estaban solos en su lucha. La luna observaba, la magia respiraba… y las sombras se preparaban.
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CLARISSE
Antes de partir esa tarde cuando llegue a casa mi madre me esperaba en el portón .Me esperaba con los ojos llenos de emociones contenidas: miedo, ternura y un brillo especial que solo traen las grandes noticias.
—Clarisse… —empezó Serapinen, con la voz temblorosa—. He sido demasiado estricta contigo… demasiado dura… y quiero pedirte perdón.
Clarisse avanzó, con el corazón latiendo acelerado, y abrazó a su madre con fuerza, sintiendo cómo años de reproches y silencios se disolvían en un instante.
—Mamá… yo también debo pedirte perdón. Por no comprenderte antes. Por no haber estado a tu lado cuando lo necesitabas.
El abrazo se sostuvo largo, hasta que Serapinen apartó suavemente a Clarisse para mirarla a los ojos, con un brillo que la hizo detenerse.
—Clarisse… Te pareces tanto a ella .Pero eso no es lo importante hoy Vexa me a dicho que estoy embarazada, a sentido el olor de mi bebé .dijo mirando a Vexa que estaba un poco apartada de ella .
El mundo pareció detenerse. Clarisse sintió una mezcla de sorpresa, ternura y responsabilidad. Su madre no solo le revelaba un secreto, sino que le confiaba la protección de un nuevo ser.
—Mamá… yo me encargaré de protegerlos —dijo Clarisse con firmeza—. Me voy por un tiempo, pero dejaré una barrera puesta para que tú y mi hermanito estén seguros.Acabamos de venir del bosque y no es seguro y menos en tu estado la barrera se extenderá hasta tu casa mi casa queda equipada con todo solo tienes que pedirlo y te aparecerá siii.
Serapinen asintió, orgullosa y conmovida, y le dirigió una mirada cargada de misterio:
—Gracias mi princesa ,haz crecido tanto.Cuando regreses… quiero hablar contigo sobre un asunto solo nuestro. Hay algo que debo revelarte, pero no ahora.
Clarisse respiró hondo, comprendiendo la gravedad de lo que su madre insinuaba. Se abrazaron una última vez, sintiendo el peso del amor y de la responsabilidad que ahora las unía más que nunca.
—Cuídate mucho, Clarisse —susurró Seraphine—. Tu padre volverá en una semana. Algunos animales del bosque han desaparecido, otros aparecen muertos… todo se complica. Le avisaré a tu papá que te diriges al norte no olvides pedir ayuda si necesitas ,este amuleto tiene magia de tu padre yo también tengo uno por si no nos encuentra el seguirá el rastro de magia no lo pierdas .
—Lo sé, mamá. Me cuidaré… y no te preocupes no lo perderé .
Clarisse se despidió de su madre y entro a guardar algunas cosas para el viaje y así ...
Al salir, Clarisse dejó la barrera mágica activada, sintiendo cómo el aire se llenaba de un zumbido protector que se extendió alrededor de la casa y más aya . Sus pasos la llevaron al bosque, donde sombras y susurros parecían anticipar los desafíos por venir. Cada árbol, cada roca, cada sendero se convertía en un vigilante silencioso. Por un momento, pensó en su madre y en el hermanito que protegía, y en cómo la vida les pedía paciencia, valentía y prudencia.