UNA DONCELLA PROBLEMATICA

Omar al ver que María solo agachó la mirada se dio cuenta que su amigo decía la verdad y eso realmente no había estado bien, no había nada que pudiera hacer para ayudarla, no le quedó más que soltar a su amigo para que la castigara como quisiera. 

Aquiles siguió caminando, la llevaba jalando y sus pasos eran largos, para ella era difícil seguir sus pasos, estaba perdiendo el equilibrio por lo rápido que la llevaba; bajaron las primeras escaleras que daban a los dormitorios, pero él siguió su camino, fue a las segundas escaleras que bajaban al sótano, que los bajó con un paso más largo y cuando estaban en el último escalón María pisa mal, terminó cayéndose al suelo. 

No pudo ni meter sus manos, porque él no soltó su brazo y en ese momento sin querer él la jala haciendo que se arrastrara un poco por el suelo; eso lo hizo sin querer, realmente no esperaba que ella se cayera y mucho menos sintió cuando cayó, sintió la necesidad de ayudarla a levantarse, pero pudo más su orgullo. 

Terminó levantándola con brusquedad, jalándola del brazo, ella se quejó, pero no del agarre de él, se quejó de un dolor en su pie, pero Aquiles no le puso atención pensó que era solo un pretexto y siguió caminando hasta llevarla a la jaula, donde la dejó encerrada. 

María en el momento de caer al suelo y con el jalón que le dio, sin querer arrastró su pantorrilla en el suelo, sin querer terminó haciéndose una cortada con un clavo que estaba levantado, que estaba ya viejo, oxidado, lleno de infecciones, pero lo peor fue que para su mala suerte el corte si fue algo profundo, aunque no para desangrarse. 

Ella no le dijo nada, mucho menos le suplicó para que la sacara de ahí, en el momento que la metió, se quedó dándole la espalda, como si eso no le importara y eso solo hizo que Aquiles se molestara mucho más, con un coraje en su voz le dice. – Una semana te dejaré sin comida, solo recibirás agua, espero que aprendas a respetarme, porque si no lo haces te irá mucho peor. 

María no le contestó nada, solo se sentó en el suelo para revisar su pantorrilla que le ardía, quería saber que tenía, pero no logró verse porque apenas levantó un poco su vestido escuchó la voz intranquila de Marco diciendo. - ¿puedo saber que le hiciste al capitán para que se enojara así? 

María suelta su vestido se para y voltea a verlo, en ese momento con una tranquilidad le contesta. – Lo aventé al mar, porque es un grosero y se la pasa molestándome, no me gusta lo que me dice, sus palabras son ofensivas. 

Yo sé que es el capitán, que le debes obediencia, que es un caballero de tu reino, pero la verdad es que no tengo por qué respetarlo, no lo considero un caballero, sin mencionar que no respeta la etiqueta de la sociedad, los buenos modales; si tengo que ser castigada por lo que hice lo acepto, porque la verdad no me arrepiento, si volviera al pasado lo volvería a hacer.  

Ese hombre se merecía eso y más. 

Marcos mueve su cabeza en negación, suspira profundamente y con una tranquilidad le dice. – María, no pienses así, nuestro capitán es un buen hombre, si te dieras la oportunidad de conocerlo creo que no pensarías así, pero creo que ustedes están decididos a tratarse mal, porque esa forma de ser tan pesada es de los dos. 

Dejemos de hablar del capitán, no quiero que te preocupes, voy a tratar de traerte comida diario para que no sufras tanto y trataré de traerte una manta para que  te cubras, porque esta área del barco es fría y con humedad, sin mencionar que se siente horrible el movimiento del barco, si te mareas no detengas el vómito, déjalo salir te voy a dejar una cubeta por si la llegas a necesitar. 

María le sonríe y con una tranquilidad le dice. – será mejor que no me traiga la manta, ese capitán tuyo se puede dar cuenta y no me va a gustar que te castiguen por mi culpa, pero lo de la comida sí te lo acepto, aunque tienes que ser cuidadoso, para que no se dé cuenta ese hombre malvado. 

Marcos se empezó a reír, mete su mano entre las rejas que hacían la jaula y pone su mano su mano en su cabeza sacudiendo su cabello; divertido le dice. – ¡María, María! 

¿Qué voy a hacer contigo?  

Deja de preocuparte por mí, recuerda soy el único cocinero, si me encierran aquí quien los va a alimentar; nuestro capitán no es tonto, a mí no me va a hacer nada y te lo cuento como secreto, pero tengo ciertos beneficios en este barco por ser amigo de nuestro rey. 

Después de decir eso le dijo que no hiciera nada tonto y se despidió de ella, con la promesa de regresar a llevarle algo de comer; una vez que ella lo miro irse, se vuelve a sentar en el suelo, termina recostándose como si estar ahí fuera para descansar y la plática que tuvo con Marcos la hizo sentirse relajada, hasta olvidó que tenía que revisar su pantorrilla para revisar qué se había hecho. 

Marcos salió a la cubierta, ahí se encontró con Omar que estaba curando la herida de Aquiles, se acercó y mira que no tenía nada de importancia, solo era una pequeña cortada, pero aprovechó ese momento para decirle. – Aquiles, creo que estás siendo injusto con María, recuerda que lo que pasó también fue tu culpa y no me parece que la tengas encerrada en esas jaulas, se puede enfermar. 

Omar suspiró profundamente, estaba recogiendo el alcohol y lo que había usado para curar su herida, en ese momento le dice. – Marcos, no gastes tu tiempo, está terco con sus malas acciones, ya traté de explicarle y hacerlo entrar en razón, pero está decidido a desquitarse con ella, todo porque no ha caído a sus pies como todas las mujeres. 

 Creo que María realmente lastimó su ego, su orgullo de hombre alfa, por eso está tratando de vengarse de ella; su enojo es tan grande que ha decidido hacerle la vida imposible, pero recuerda Aquiles el que juega con fuego siempre va a terminar quemado y tyu querido amigo estás que terminas hecho carbón. 

Será mejor que te detengas con esta tontería y si María te gusta, trata de conquistarla como un verdadero hombre, porque lo eres, solo tienes que poner un poco de ti para que ella voltee a verte; si lo haces bien podrás sacar a ese príncipe enclenco de su corazón. 

Aquiles se pone de pie, les dio la espalda y molesto les dijo. – Omar, no digas tonterías, es mujer no significa nada para mí y se quedará castigada en esa jaula, se lo merece casi me mata. 

Marcos, sé muy bien que esa bruja ya te ganó, pero respeta mis órdenes y nada de llevarle comida, tiene que aprender a respetarme, si me entero de que me desobedeces, le diré a mi padre lo que esa mujer me hizo para que la cuelgue y regrese su cuerpo en trozos. 

Después de decir eso empezó a caminar a donde estaba el timón, ya no quería escucharlos, suficiente tenía con su coraje por lo que ella le hizo y no era porque lo aventó al agua, realmente su coraje era por haber caído por un momento en su seducción, por lo que le hizo sentir mientras la miraba. 

Se fue directamente a la proa, se subió a la enorme cabeza del megalodón que estaba tallado haciendo ver el barco más imponente; tenía una facilidad para subir sobre la enorme cabeza y poder estar al frente. 

Él se sentía realmente frustrado, esa mujer lo sacaba de sus casillas, realmente le molestaba y lo que más odiaba era esa necesidad de verla, de tenerla cerca, algo que no deseaba sentir, que no podía sentir por una mujer que pertenecía a esos reinos horribles, los responsables de la muerte de su hermana, de la desgracia de su familia.