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Nunca Es Tarde Para El Amor

Nunca Es Tarde Para El Amor

Status: En proceso
Genre:Malentendidos / Reencuentro / Embarazo no planeado
Popularitas:12.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Rosa ángulo

esta hermosa novela se trata de una mujer que dejó de vivir sus sueños juventud por dedicarse a sacar adelante a sus hermanos también nos muestra que que no importa la edad para conseguir el amor.

NovelToon tiene autorización de Rosa ángulo para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capitulo 8

Cuando Wilson salió de su habitación, Enrique se detuvo un momento. Cerró los ojos, respiró hondo y luego los abrió de nuevo. Dio un gran suspiro intentando relajarse y controlar sus emociones. Claro que no se iba a enamorar de Victoria… él sabía perfectamente lo que quería de ella.

Trató de concentrarse otra vez en el trabajo, pero era imposible; las palabras de Wilson seguían dando vueltas en su mente. Se puso una sudadera, una camisa cómoda, unos zapatos, y salió al inmenso balcón de aquella finca. Había una brisa fría que lo tranquilizó. Ese lugar era hermoso. Su padre jamás lo había llevado allí, y no necesitaba preguntarse por qué… esas razones ya las sabía.

Luego bajó al primer piso y ahí estaban Andrés y Wilson. Los dos hombres se giraron al verlo llegar, pero ninguno dijo nada. Mariana, en cambio, se apresuró a la cocina y le llevó una taza de café.

—¿Desea tostadas o algo más?

—No, así está bien —respondió él.

Llevó la taza a sus labios y la saboreó. Era un café exquisito, digno del Eje Cafetero. Ahora entendía por qué decían que el café colombiano era uno de los mejores del mundo.

A pesar de no haber crecido en Colombia, su padre siempre le había enseñado un español fluido y le hablaba con orgullo de su cultura. “En Colombia no todo es malo —solía decirle—, hay cosas maravillosas”. Y tenía razón: los campos, la naturaleza… eran increíbles.

Ninguno hablaba hasta que Andrés rompió el silencio:

—¿Sabes? Estaba montando a caballo y vi que la señorita Victoria tenía una discusión con un hombre. Cuando me acerqué, ese hombre la tenía acorralada. Creo que está enamorado de ella… o más que enamorado, obsesionado. Y eso es peligroso.

Enrique se levantó de inmediato.

—¿Cómo así? ¿Por qué no me lo dijiste antes?

Wilson observó su reacción sin decir nada.

—Así como lo escuchas —continuó Andrés—. Aunque intentaba ser fuerte, en su mirada se notaba que estaba asustada.

—Voy a verla —dijo Enrique.

Los dos hombres quedaron sorprendidos.

—¿Cómo que vas a verla ahora? Es mejor que vayas mañana.

—Ahora mismo —respondió él, sin dudar.

Salió de la finca, y mientras montaba su caballo y cabalgaba hacia la finca de Victoria, se sentía furioso por no haber estado allí para defenderla.

Cuando llegó, tocó la puerta varias veces, pero nadie abría. Eso lo preocupó. Después de un rato, Vivián salió en pijama y quedó sorprendida al verlo.

—Buenas noches, señor Quintero. ¿Qué lo trae por aquí a estas horas?

—Necesito hablar con la señora Hernández —respondió él, sin saludar siquiera.

—Está dormida… y cuando la despiertan, créame, se levanta como una fiera. Pero si quiere, puede ir a su recámara. Es esta —dijo señalando la habitación.

Enrique no lo pensó dos veces y entró.

Victoria dormía profundamente, con una pijama corta blanca, el pelo extendido por la almohada, y un mechón cubriéndole parte del rostro. Parecía una niña. Él se acercó y apartó el mechón con cuidado.

Al verla respirar tan tranquila, se había olvidado de su enojo. Tenía unas piernas hermosas. Puso su mano sobre ellas, pero la retiró rápido; se sintió un pervertido. La mujer ni siquiera era consciente de que él estaba ahí.

Le acarició el rostro y murmuró en voz baja:

—Solo eres una niña atrapada en el cuerpo de una mujer mayor. Tienes la edad… pero no la experiencia. Al lado mío eres menor. Yo a mis 28 años he vivido muchísimo más que tú. Apuesto a que nunca has experimentado ni la mitad de lo que yo…

Entonces la corrió con suavidad y se acostó a su lado. La atrajo hacia él y cerró los ojos, relajándose. Terminó quedándose dormido profundamente.

Mientras tanto, Vivián, que lo había esperado en la sala, al ver que no salía decidió asomarse. Observó cómo el hombre dormía plácidamente al lado de Victoria. Salió con cautela y se fue a su habitación, sabiendo que él no pensaba irse.

A la mañana siguiente, Victoria intentaba levantarse, pero no podía: un brazo enorme la tenía sujeta. Cuando abrió los ojos por completo y vio al hombre a su lado, pegó un grito.

Enrique abrió los ojos.

—Buenos días, amor. ¿Cómo amaneciste? ¿Puedes dejar de gritar? He dormido muy bien y pretendo seguir durmiendo —dijo trayéndola hacia él.

—¿Cómo entraste a mi habitación?

—Entré dormido —respondió él con descaro—. Ayer, cuando te fuiste, no pude estar sin ti. Vine a buscarte, pero estabas dormida… y decidí quedarme a tu lado.

—Suéltame, Enrique, tengo ganas de ir al baño.

La soltó. Ella fue al baño, hizo sus cosas y miró la hora: 7:30 a.m. Aún tenía sueño, pero no quería volver a acostarse con él. Aunque… ya lo había hecho. Y el hombre no la había irrespetado.

Volvió y se acostó a su lado. Al sentirla, él la atrajo otra vez. Ella se puso nerviosa, pero esa sensación de tranquilidad la envolvió, y sin darse cuenta, se volvió a dormir.

A las 9:30, Vivián hizo el desayuno. A las 10:30 decidió ir a llamarla.

—Vicky, son las 10:30.

Victoria abrió los ojos lentamente y vio a Enrique, aún dormido profundamente. Vivián salió de la habitación de inmediato. Ella se quedó un largo rato observándolo. Era hermoso. Su rostro lucía más tranquilo, casi angelical.

Él abrió los ojos.

—Si me sigues mirando así, terminaré haciéndote el amor, Victoria.

Ella salió de su encantamiento de golpe.

—Señor Quintero, ¿a usted no le enseñaron que entrar a una casa ajena sin permiso es un atrevimiento? ¡Y peor aún, meterse a la habitación de alguien sin su consentimiento!

—Pues ya lo tengo, ¿no lo crees? —respondió él, estirándose perezoso—. Y te confieso algo: aunque tu cama es la más pequeña en la que he dormido… nunca había dormido tan bien.

La trajo hacia él, le dio un beso y luego se apartó.

—Más tarde nos vemos —dijo saliendo de la habitación.

Cuando llegaron a la sala, Vivián estaba sonriente.

—Señor Quintero, el desayuno ya está listo.

—Yo no desayuno.

—Siempre hay una primera vez —intervino Victoria—. Siéntese con nosotras.

Y lo hizo. Al despedirse, tomó a Victoria del brazo y le dio un beso que la dejó llena de preguntas.

—¡Vicky, tienes que contarme! ¿Qué tal es el señor Quintero en la cama? ¿Lo hace rico?

—¡Vivían! ¿Cómo puedes preguntar eso? ¡No pasó nada! Además, no podemos tener nada. Ese hombre… no es más que un mocoso de 28 años.

—¿Qué? —dijo Vivián, incrédula—. ¿El señor Quintero tiene 28? Pero si parece de 35.

—Solo tiene 28. ¿Tú te imaginas? Yo, con 36… imposible.

Vivían se acercó, la miró fijo y le dijo:

—Vicky, vive sin miedo. Si te equivocas, aprendes. Pero no te quedes sin vivir.

Cuando Enrique llegó a la finca El Paraíso, revisó su teléfono: varias llamadas de Melisa y un mensaje lleno de amor. Él respondió rápido. Luego, Andrés habló:

—Su padre llamó a las 8. Necesita verlo urgente.

—Seguramente quiere que regrese. Ya le dije que vuelvo en tres meses.

—No sé qué tan grave sea, pero creo que es buena idea volver. Ya compró la finca, tiene buenos trabajadores y dejó encargada a la señorita Hernández.

Enrique lo interrumpió con frialdad:

—No estoy de acuerdo con que digas que la estoy enamorando solo para vengarme de mi tío. Sé lo que hago.

—Esa mujer ya sufrió demasiado —replicó Andrés—. ¿Qué ganas tú con acostarte con ella? ¿Qué te hace pensar que tu tío se va a enterar? ¿Y qué te hace pensar que no terminarás tú enamorado?

—Porque estoy seguro de que él sigue enamorado —respondió Enrique—. Y el día que sepa que el bastardo que tanto odia estuvo con la mujer que más amó… ese día voy a disfrutar la victoria.

Andrés lo miró profundamente.

—Si sigues con este juego, te lo advierto: el más afectado vas a ser tú. Y cuando llegue ese momento… recuerda que el tiempo no retrocede.

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Arely Anahi Pacheco Mezo
aaaahhhh ya no tengo uñas x tanto suspenso del capitulo, ahora si agárrate melisa pq esta no te la perdona Enrique ya veremos como te descubren todo lo malo que hiciste y ver tu caída 🤭🤭🤭
Elsa Espindola
me encantó buenísima la trama cuántas maldad hay en esa mujer
Elsa Espindola
me encantó buenísima la trama cuántas maldad hay en esa mujer
Elsa Espindola
me encantó peye. final yá terminó???
Elsa Espindola
me encantó peye. final yá terminó??? pre junto??
Mártá Orti Bia
la novela es buena pero con muy muchos errores que tenemos que descifrar pero buen relato p
Cuquy De Cristofano
tierna historia 🥰
Mayka Puche Velasquez
Hola saludos está interesante la novela , pero que no se tan larga
mariela
Victoria tu mejor decisión fue criar y educar a tus hermanos no dejarlos por amor a un hombre que por lo visto es cruel si lo hizo con su sobrino y a su hermano le quitó prácticamente la herencia a Enrique lo humillaron y lo golpearon por eso es frío y dominante.
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