Guardo los últimos libros que hay sobre mi cama y cierro la caja. Miró mi habitación y ahora solo puedo ver las paredes en blanco, apenas si queda la cama y pronto subirán los chicos de la mudanza a por ella.
Toda mi vida me la llevo guardada en las cajas. No me siento triste, tampoco alegre.
No es como si yo hubiese podido decidir algo sobre este viaje.
Mi madre ya lo ha hecho por las dos, es un buen trabajo y muy bien remunerado. No tengo padre, mi madre se quedo embarazada muy joven y el no quiso hacerse responsable.
No duele lo que nunca has tenido, sería peor haberlo tenido en mi vida y que hubiera desaparecido después, así que supongo que esto es adaptarse a las circunstancias.
He vivido toda mi vida en los Ángeles, supongo que ahora echaré de menos el tráfico y el gentío. Ya que nos mudamos a un pequeño pueblo de Alaska.
Lo peor de todo será el horrible frío por el que tendré que pasar allí, acostumbrada a este clima cálido siento que moriré congelada en ese lugar.
Cojo la última de mis cajas y cierro la puerta de la que hasta hoy ha sido mi habitación.
Bajo las escaleras y dejo la caja en la puerta. El camión de mudanzas saldrá justo delante de nosotras. Nos esperan varios días de viaje, no entiendo por qué mamá no compro pasajes de avión y prefirió que hiciésemos un viaje tan largo en coche.
Me siento en el coche y veo como los edificios y los coches poco a poco comienzan a desaparecer.
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15
--- Dime qué deseas\, dime qué quieres por Navidad?---
Sus palabras resuenan en mi mente, pienso en lo que más deseo pero no creo que él me lo conceda. Por lo que agacho en mi cabeza con tristeza.
--- Pídeme lo que quieras y por favor deja de tenerme miedo---
Levanto la mirada del suelo y la fijo en sus ojos, su mirada me intimida siempre que lo miro directamente a los ojos me hace sentir chiquitita.
--- Quiero... yo... A mí me gustaría...--- siento como las palabras se atragantan en mi garganta\, hago una pausa y respiro profundamente.
--- Me gustaría ver a mi madre y conocer a mi hermano... ---
El no dice nada, se queda callado y con su silencio interpreto que le he pedido un imposible. Se levanta de la silla y se acerca hasta la chimenea.
Si tan solo hubiese mantenido mi boca cerrada y le hubiese perdido cualquier joya, pero no! yo tenía que ser sincera y decir lo que de verdad deseaba.
Ahora que todo parecía que iba mejor entre nosotros voy yo y vuelvo a estropearlo de nuevo.
--- Podemos ir mañana si lo deseas y pasar la mañana de Navidad con ellos ---
--- De verdad\, no me estás mintiendo? --- digo casi gritando y muy exaltada por la emoción.
--- Si\, te lo he prometido y te voy a llevar---
Y de nuevo sin pensarlo me abalanzo sobre él y me abrazo a su cuerpo. Al principio él se queda estático pero poco a poco coloca sus brazos sobre mi espalda, noto como agacha su cabeza y comienza a aspirar mi aroma.
No sé a qué oleré pero a él parece gustarle, ya que cada vez que hemos estado juntos siempre me ha estado olfateando.
Después de unos segundos se separa de mi, haciendo que un vacio, un gran vacío se acumule en mi interior. No sé lo que estoy sintiendo o lo que estoy empezando a sentir por él. No sé ponerle nombre pero cada día que pasa siento que mi corazón se rompe con su indiferencia.
Ruby aparece en ese justo momento, y agradezco al cielo por su presencia ya que el ambiente se estaba sintiendo un tanto incómodo o al menos por mi parte.
Ella trae una bandeja con café, licores y dulces navideños. Le pido que los deje sobre la mesa y ella se marcha. Antes de salir por la puerta le pido que vuelva a su casa y que mañana tendrá el día libre.
Ella me mira sorprendida, se queda esperando la aprobación de Alan y este simplemente mueve su cabeza indicando que todo está bien.
--- Lo siento\, debí pedirte permiso antes de darle el día libre...---
--- No me tienes que pedir perdón\, me gusta que tomes decisiones por ti misma---
Esas palabras llenan de calidez mi corazón. Me acerco hasta la mesa y le sirvo un café y una copa.
Cojo el café y me lo tomo en silencio, pero está vez no es un silencio incómodo. Me siento bien y relajada.
--- Tú no te vas a tomar una copa?---
--- No\, aún soy menor de edad\, no lo recuerdas?---
El comienza a reír y yo me quedo desconcertada.
--- No importa que aún no tengas veintiún años. Aquí las reglas no se aplican igual que en tu mundo. Si te apetece tomar una copa lo puedes hacer---
Me acerco hasta la bandeja y me sirvo lo mismo que él.
El me mira con una sonrisa en la cara, una sonrisa que no consigo descifrar.
Cojo el vaso y doy un trago largo.
Esto sabe horrible, el sabor es amargo y quema mi garganta. No puedo evitar sufrir un ataque de tos.
Alan no deja de reir, aunque se está riendo de mi no puedo evitar sentir calidez. Se ve tan guapo cuando sonríe.
Dejo el vaso de golpe sobre la mesa. Y frunzo mi ceño con disgusto.
--- No entiendo como algo tan desagradable os puede gustar ---
--- Si das pequeños sorbos puede resultar muy agradable ---
No estoy demasiado convencida pero al fin hago lo que el me dice, y después del segundo vaso Alan me detiene.
No entiendo porque tengo que parar de beber, me siento bien, demasiado bien para ser sincera.
Cojo mi móvil y pongo música, me levanto y comienzo a bailar. Suena una canción que me hace mover las caderas de manera sugerente.
Me quito el chal que llevo puesto sobre el vestido y me dejó llevar por la música.
Siento como Alan no deja de mirarme, también soy consciente de que sus ojos cambian constantemente de color.
Pero por alguna extraña razón no siento miedo, quizás sea por el alcohol, quizás no! Pero en este justo instante siento que el poder lo tengo yo.
La música cambia y comienzo a girar como una peonza.
Alan me regaña, dice que me voy a marear. No lo escucho, no deseo hacerlo. Sigo girando y cuando paro mi mundo sigue girando también.
Camino a trompicones y caigo sobre Alan, me pego a su pecho, cierro mis ojos para conseguir que el mareo desaparezca y aspiró su aroma como hace él conmigo.
Huele demasiado bien, me siento extraña, mi cuerpo experimenta sensaciones hasta ahora nunca conocidas.
No sé lo que me pasa, pero sí sé que necesito más de él.
Sé que hace un rato a rechazado mi beso. Pero el alcohol me ha dado algo de lo que carecía "
valor
".
Levanto mi cabeza de su pecho y pego mis labios a los suyos.
No me muevo no se muy bien que hacer, he visto a mamá besarse en múltiples ocasiones. He visto como se besan en las películas pero nunca me han besado.
Me separo de él tras unos segundos. Me siento avergonzada. Sé que algo he hecho mal.
Si le hubiese gustado él hubiese movido sus labios o quizás hasta hubiese profundizado el beso, cosa que no ha hecho.
Me separo de él, quito mis zapatos y subo las escaleras de dos en dos.
Me siento como una
mierda
, estoy totalmente avergonzada. No solo me ha rechazado una vez sino que lo ha hecho hasta en dos ocasiones.
Me quito el vestido, busco el pijama y comienzo a hablar en voz alta.
" De verdad Abi que no se puede ser más idiota, como has llegado a pensar que él podría corresponder tu beso. Eres la reina de las idiotas. Acaso llegaste a pensar que algo tan insignificante como tú, podría despertar el deseo en él. Mírate si pareces una tabla, qué ilusa has sido. Él te tiene aquí porque si te deja marchar puede morir, eres su compañera pero no una al uso. Más bien el te puede llegar a ver como una amiga o quizás como a una hermana...---
Me giro y lo veo parado en la puerta, si antes ya me sentía avergonzada ahora estoy en ese momento de
tierra
trágame
..............
Este otro como recompensa por actualización tarde.
Hay historia de clohe y su vampirito escapadizo jaja ?