DOBLE RACIÓN DE LOCURA

Pues espero causar algo en ti _ dijo y yo negué.

- No te hagas el chistoso, mejor salgamos antes de que mi papá llegue, no lo quiero hacer esperar _ traté de salirme de esta situación.

Caminé hacia la salida, él iba apagando las luces a su paso, yo, mientras tanto, alumbraba el trayecto con mi linterna, cuando llegamos a la recepción, él apagó la última luz y quedamos solo con la luz que transmitía mi celular, agarré las llaves y él abrió la puerta, antes de cruzar Federico me tomó de la mano, yo giré sorprendida.

- ¿qué pasa?_ le pregunté.

- quería preguntarte algo, pero no sé si voy a parecer muy lanzado o muy atrevido _ no pude evitar sonreír.

- no sabré si no me haces la pregunta, puedes hablar con tranquilidad, prometo no enojarme _ le aseguré.

- Está bien, solo quiero saber si aceptas una cita conmigo, quiero invitarte a mi restaurante favorito _ me dijo.

- ¿y tú hijo?, ¿no se molestará?_ le pregunté.

- No te preocupes, será un secreto entre tu y yo_ dijo riendo.

- no lo sé, déjame pensarlo, no quiero que tu hijo me odie sin siquiera conocerme _ respondí.

- Pues si no te incomoda, lo puedo llevar conmigo _ dijo entusiasmado.

- eso me parece mucho mejor _ él asintió.

- entonces me dices que día podemos ir _

- creo que debemos dejar la invitación para dentro de un mes, estás semanas que vienen no tendré tiempo de nada_ le comenté.

- Está bien, entonces dejémoslo para dentro de un mes _ asentí.

El sonido del claxon del auto, nos hizo detener la charla, terminé de cerrar todo y caminamos juntos hacia mi papá.

- Buenas noches señor Fernando _ saludó Federico.

- Buenas noches, gracias por acompañar a mi hija, ya deberías estar en casa con tu hijo, por mi culpa estás aquí tan tarde, te voy a recompensar por eso _ le dijo mi padre.

- Señor, gracias, pero no necesito que me recompense, no sería correcto dejar a su hija sola en el gimnasio, lo hice con gusto, no se preocupe _ respondió Federico.

- entonces no me queda más que agradecerte, no vemos mañana _ él asintió ante las palabras de mi papá.

- Adiós Federico, gracias por todo _ me despedí antes de subirme al auto de papá.

- Nos vemos, adiós _ respondió él, antes de comenzar a caminar en sentido contrario al que nosotros iríamos.

Mi padre avanzó, pasamos frente a la casa de los papás de mis hermanos, de vez en cuando venimos a este lugar, es hermoso, nos transmite mucha paz, es raro verla de paso, luego pasamos frente a la cabaña de la tía de mi mamá. Cuando salimos de aquella zona boscosa, al poco tiempo estuvimos en casa, disfruté el trayecto, viendo cada cosa que había en el camino.

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Una semana después de mi primer día de trabajo, fuimos a la inauguración del consultorio de mi hermana, el lugar estaba hermoso, se nota en cada detalle, todo el empeño que ella puso para que todo se viera así, estamos muy orgullosos de ella, mis hermanos, cuñadas y sobrinos también estuvieron, luego celebramos en familia con una deliciosa cena, mis días en el gimnasio se estaban volviendo agotadores, pero estoy satisfecha, gracias a eso mi papá ha aumentado sus ingresos en el gimnasio, y más personas se han interesado en adquirir el plan complementario al notar los cambios de las otras personas, además ya tengo fui a ver la camioneta y me gustó tanto, que sin dudarlo la compré.

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Ya había cumplido un mes en el gimnasio, y el trabajo se había suavizado, había logrado completar el cupo para las asesorías y todos los planes ya habían sido implementados, ya solo restaba hacerles seguimiento periódico y modificar de ser necesario, Federico y yo hablamos todos los días, el cómo siempre con sus bromas y a la vez con su coquetería que ya se volvió costumbre para mí.

Me encanta escuchar sus chistes tontos todos los días, también he visto a Bastian, su hijo, aunque no he podido interactuar con el, solo lo detallo desde lejos, y tal como dijo, es bastante celoso con su papá cuando las chicas del gimnasio intentan hablar con su padre más allá del entrenamiento, pero su hijo les disipa esa oportunidad, no les queda de otra que dar un paso atras.

Me ha insistido para ir a nuestra cita, pero cada vez que recuerdo a su niño, me retracto y me hecho para atrás, no quiero pasar un mal momento, es algo a lo que aún no estoy preparada para enfrentar, no es como si vaya a ser su madrastra, pero si surge algo entre el y yo, eventualmente tendré que tener contacto con el, y no quiero que me culpe por llegar a la vida de su padre e interferir en su relación, para mí es más importante que su relación se mantenga, no quiero ser una intrusa.

- Isabella, ya pasó un mes, y aún no has aceptado _ Federico venía detrás de mi, seguía insistiendo.

- Lo sé, pero entiéndeme, no me quiero ilusionar, se que solo es una cita, pero seamos sinceros, es evidente que me atraes, se que puede suceder algo entre nosotros si ambos lo permitimos, y no he aceptado no por qué no quiera..._ hice una breve pausa, di media vuelta y me paré frente a el, debía ser sincera _ de hecho me encantaría, pero no lo hago por qué no quiero ser una intrusa, he notado como es tu hijo, y no quiero ser yo quien llegue a dañar esa relación que ustedes tienen, el ya se acostumbro a que solo son ustedes dos, una tercera persona no encajaría en sus vidas, no quiero pasar por un mal momento, y no estoy dispuesta a que tú hijo esté incómodo por mi culpa _ solté todo lo que tenía.

- Eso no va a suceder, te lo aseguro, pero voy a solucionar eso, te lo prometo, y cuando todo esté bien, espero que no me rechaces _ dijo con seguridad.

- Eres bastante insistente, pero está bien, aceptaré sin poner peros, lo único que si te pido, es no forzar las cosas, si ves que lo mejor es seguir así, no dudes en dejarlo tal como está, no quiero incomodar a nadie y no aceptaré salir contigo si tuviste que pasar por encima de los deseos de tu hijo _ le advertí.

- Jamás lo haría, mi hijo es mi prioridad, pero también merezco ser feliz, así que no te preocupes, no será nada traumático, solo tendré una charla con mi pequeño, el es muy inteligente_ solo me restaba esperar y ver qué sucederá.