Viviana es la menor de tres hermanas, su vida da un giro inesperado cuando se ve obligada a tomar el lugar de su segunda hermana para casarse con un Despiadado multimillonario y así poder salvar la vida de toda su familia, tras el matrimonio forzado Ares Grey la hace vivir un infierno por venganza... Acompáña a Viviana en esta historia desafortunada.
NovelToon tiene autorización de KeliindA RojanO C. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Un Apoyo
La señora Eva, la madre de Ares, entró en la habitación con una sonrisa en su rostro. Iba acompañada de una chica más joven, que me fue presentada como Lucia la hermana menor de ese hombre despiadado.
La chica me saludó con entusiasmo, sonriendo de oreja a oreja, —¡Estás preciosa!—, exclamó, mirándome de arriba a abajo.
—Me encanta el peinado y el maquillaje—. sonreí, intentando ser amable, a pesar de sentirme un poco incómoda con su entusiasmo.
La señora Eva también me elogió, diciendo que estaba hermosa y que su hijo se iba a sentir muy orgulloso de mí.
Luego, me invitaron a colocarme el vestido de novia, que ya estaba preparado en una percha.
Me sentí un poco nerviosa al pensar en ponerme el vestido, pero las mujeres me ayudaron a vestirme y a ajustarlo perfectamente. Cuando terminé de vestirme, me miré al espejo y me quedé sin aliento.
El vestido de novia era una obra maestra de elegancia y sofisticación. Era un diseño de encaje y seda, con un corte sirena que se ajustaba perfectamente a mis curvas.
La tela se deslizaba suavemente sobre mi piel, resaltando mi figura de manera sensual y femenina.
El vestido tenía un escote en forma de corazón que enmarcaba mi rostro y resaltaba mi cuello. La espalda era abierta, mostrando mi piel suave y muy blanca. La falda caía en cascada hasta el suelo, con un ligero vuelo que me hacía sentir como una princesa de cuento de hadas.
El encaje que adornaba el vestido era intrincado y delicado, con patrones florales que se entrelazaban en una danza de hilos y texturas. La seda brillaba suavemente bajo la luz, dándole al vestido un toque de glamour y sofisticación.
Cuando me miré al espejo, me sentí como una verdadera novia. El vestido me hacía sentir segura y hermosa, A pesar de mis reservas, el vestido me hacía sentir como si fuera a vivir un cuento de hadas dónde yo era la prisionera.
Salí del armario y entré en la habitación, y todas se quedaron sorprendidas. La señora Eva y Lucia me miraron con admiración, mientras que las mujeres que me habían ayudado a prepararme sonrieron con orgullo.
—Estás absolutamente hermosa—, dijo la señora Eva, acercándose a mí. —El vestido te queda perfecto—. Lucia asintió con entusiasmo, diciendo que era la novia más bella que había visto.
La puerta se abre y entra mi madre, con una sonrisa cálida en su rostro. Me acerco a ella y la abrazo con fuerza, sintiendo un alivio momentáneo con su presencia.
—Por favor, déjenme un momento a solas con mi madre—, les digo, y ellas salen de la habitación, cerrando la puerta detrás de ellas.
Mi madre me mira con ojos llenos de amor y preocupación, y yo me siento segura en sus brazos.
—¿Estás bien, hija?—, me pregunta, acariciando mi cabello. Yo asiento, pero las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos. Mi madre me abraza más fuerte, y yo me siento protegida en su abrazo.
—¿Qué pasa, mi amor?— me pregunta, notando mi angustia. —¿No te están tratando bien?— tomo una respiración profunda y trato de explicarle lo que siento.
—Mamá, no quiero hacer esto—, le digo, sintiendo una desesperación creciente. Mi madre me mira con compasión y me abraza más fuerte. —Lo sé, hija, lo sé—, me responde. —Pero no hay nada que podamos hacer. Tu padre está allá abajo esperándote—.
Me duele saber que mi padre está involucrado en esto, y que no hay escapatoria. —Tania no ha aparecido desde entonces—dijo.
—¿Y Esteban mamá? ¿Sabe algo de esto?—Mi madre niega con la cabeza. —No, mi amor. Aún no sabe nada. Ha ido varias veces a casa, pero tu padre solo le dijo que tuviste que irte de viaje—Me siento un poco aliviada de que Esteban no sepa nada, pero también me duele saber que no puedo estar con él.
—Mamá, ¿por qué me pasa esto a mí?—, le pregunto, sintiendo una mezcla de tristeza y desesperanza.
Mi madre me mira con ojos llenos de amor y me acaricia el cabello. —Tranquila, mi niña. Todo va a estar bien. Ahora ya no llores más. Nos están esperando—. Me da un beso en la frente y me abraza fuerte, tratando de calmarme. Pero yo sé que nada va a estar bien.
Sentí un nudo en la garganta al pensar en Esteban, mi verdadero amor.
Me hubiera gustado que este momento fuera con él, la idea de casarme con alguien sin darle una explicación a Esteban me dolía profundamente.
La puerta se abre y entra Dania, mi hermana mayor. Se veía radiante y hermosa, con una sonrisa cálida en su rostro. Al mirarme, sus ojos se llenan de compasión y ternura. —Ven aquí, mi pequeña— me dice, abriéndome los brazos.
Me acerco a ella y la abrazo con fuerza, sintiendo su abrazo sincero y cálido. Dania sabe exactamente lo que estoy pasando, ya que ella también pasó por la misma situación.
Nuestro padre la obligó también a casarse con un hombre rico sin conocerlo, y puedo ver la comprensión y la empatía en sus ojos.
—¿Cómo estás?—, me pregunta, acariciando mi cabello. Yo me encogí de hombros, sin saber qué decir.
Dania me mira con una sonrisa triste y me abraza más fuerte. —Lo sé, hermana. Sé cómo te sientes—. En ese momento, siento una conexión profunda con ella, y sé que puedo contar con su apoyo y comprensión.
—Dania, yo no quiero esto para mi vida—le digo, sintiendo una mezcla de frustración y desesperanza.
—Yo tenía planes, sueños y aspiraciones. No quiero casarme con alguien a quien no conozco, no quiero vivir una vida que no es la mía— Me siento abrumada por la sensación de que mi destino está siendo decidido por otros, sin que yo tenga voz ni voto.
Dania me mira con comprensión y me toma la mano. —Lo sé, hermana. Yo también tenía planes y sueños. Pero a veces la vida nos lleva por caminos que no esperamos. Tienes que encontrar una forma de hacer lo mejor de esta situación—. Sus palabras son calmadas y reflexivas, pero puedo ver la tristeza en sus ojos, y sé que ella también ha tenido que hacer sacrificios.
—No sé si yo pueda adaptarme a esto—, repito, con la cabeza baja y la voz apenas audible.
Dania me levanta la barbilla con suavidad y me mira a los ojos. —Tú puedes— me dice con convicción. —De todas nosotras tú eres la más fuerte y testaruda hermanita, —Ambas reímos, —Tienes que intentarlo—. Su mirada es cálida y comprensiva, y puedo sentir su apoyo y solidaridad.
Pero la duda y la incertidumbre siguen ahí, y no sé si podré encontrar la fuerza para seguir adelante.
Dania me sonríe y me vuelve a decir: —Todo va a estar bien, no te preocupes. Solo sé fuerte y valiente—.
—Mírame, ahora estoy tranquila y feliz, además de haber tenido una hermosa niña que es mi motor cada día—agrega y me mira con una sonrisa sincera, y puedo ver la paz y la serenidad en sus ojos.
Me doy cuenta de que ella ha encontrado una forma de adaptarse a su situación.
Me siento un poco más tranquila al verla así, y me doy cuenta de que tal vez yo también pueda encontrar una forma de hacer lo mismo.
Dania me abraza de nuevo y me susurra al oído: —Tú puedes hermana. se que lograras sacar algo positivo de todo esto, recuerda que siempre estaré aquí para ti—.
Sus palabras me dan un poco de consuelo y me hacen sentir menos sola en este momento difícil.
—Ya es hora de bajar hija— dice mi madre.
—Vamos hermana, te acompaño—mi madre me toma de un brazo y mi hermana Dania del otro brazo, las tres salimos de la habitación.
Me sentí como si estuviera caminando hacia mi destino, sin poder hacer nada para cambiarlo. La música y el murmullo de las personas que esperaban abajo me llegaban como un eco lejano, mientras mi mente seguía atrapada en el pensamiento de Esteban y en lo que estaba a punto de hacer.