Odet y Dafne se conocen desde niñas, siempre fueron amigas hasta que cada una tomó su camino. Después de muchos años volvieron a encontrarse. Esta es una historia basada en hechos reales, los nombres y los personajes fueron creados para dar vida a esta historia. No todo lo que se escribe pasó de verdad. Sin embargo, algunas cosas sí pasaron.
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El dia tan esperado llegó
Monterrey, Nuevo León...
Odette seguía con su vida. Aunque, en el fondo seguía pensando en Javier.
Ella estaba dispuesta a no enamorarse nunca más. De pronto, a solas, lloraba en su cuarto por un amor que la había mandado a "freír espárragos", dicho vulgarmente.
Odette, quiero que pidas permiso para faltar al trabajo y a la escuela, tu padre necesita que te quedes con él esta noche. Yo necesito descansar, mañana llego temprano.
Sí, mamá, no te preocupes, yo me quedaré con él.
Por desgracia, a don Luis le tuvieron que amputar una pierna, ya que la tenía en muy mala condición. El azúcar que tenía en grandes cantidades había causado su amputación.
Odette se quedó con su padre en el hospital.
Al día siguiente llegó su madre, Odette decidió ir a su casa y bañarse. En la tarde se fue a la escuela.
Sus amigas ya la estaban esperando.
¿Cómo está tu papá, Odette?, preguntó Carmen.
Pues está bien dentro de lo que cabe, le han amputado una pierna.
Bueno, lo importante es que ya esté bien, vamos a seguir vendiendo.
De pronto, Carmen se sintió mal y decidió irse a su casa.
No te preocupes, amiga, entre Rosalba y yo venderemos todos los boletos. Ya verás.
Pues eso espero, gracias, amiga. Nos vemos.
Rosalba y Odette continuaron vendiendo boletos, hasta la fecha habían vendido más de 500.
De pronto, Odette escuchó una voz.
Ándale, cómprame los boletos para el cine, por favor, es para una buena causa.
Odette y Rosalba, inmediatamente voltearon hacia donde escucharon la voz.
Al instante que lo vio Odette sintió cosquillas en el estómago y punzadas en su corazón.
El chico, un tipo de mediana estatura, delgado, con el cabello chino, de tez morena, y muy guapo; cruzó por un instante la mirada con Odette.
Oye, ya flechaste al muchacho, dijo Rosalba con una sonrisa pícara.
No hombre, ¿cómo crees?
El chico se distrajo porque una de las chicas le habló.
¿Cuáles son las funciones de cine que va a haber?, dijo la chica.
Emmanuel 1 y 2 contestó el muchacho.
La chica siguiéndole la corriente dijo: Ay no, esas ya las vi.
Y entonces, el chico le dijo: Bueno, la 3 y la 4.
Odette que no perdía ni un segundo la plática sonrió para sus adentros.
Y Rosalba no perdía de vista a su amiga.
Órale sí que te lo has flechado y él también te flechó a ti.
Odette le dijo a su amiga: Este chico tiene que ser para mí.
Ay Odette, estás loca. Acabas de terminar una relación de varios meses con un hombre que te cortó y ahora, ¿quieres andar con otro que no conoces?
Rosalba, yo sé que eres mi mejor amiga, pero esto es algo más fuerte que yo, creo que fue amor a primera vista.
Ay amiga. Espero que no vayas a sufrir. Mira, el muchacho anda bien entretenido con aquellas chicas.
Luego, como si intuyera que estaban hablando de él el chico volteó a verlas, su mirada se clavó en Odette.
Hola, me llamo Azael, ¿y tú?, dijo acercándose a ellas.
Yo soy Odette, dijo ella sin más preámbulos.
¿De manera que estás vendiendo los boletos de Emmanuel tres y cuatro?, dijo ella.
Bueno, eso lo dije solo para vender los boletos, pero claro, no son esas películas, jajaja.
Ya lo sé, no tienes por qué explicármelo. No te había visto por aquí, ¿en qué turno estabas?
Yo estoy en la noche, pero estoy en el grupo de los contadores, ¿y tú?
Yo voy a ser secretaria bilingüe.
Pues bueno, aquí andamos.
Rosalba se había ido muy despistada sin hacer ruido.
Y Odette se fue a la parada del camión, tenía que regresar a su casa.
Los amigos de Azael se burlaban de él y le dijeron: Síguela, ¿qué no ves que te está esperando? Mira hasta se va despacio, alcánzala, rápido.
Azael hizo caso de sus amigos y alcanzó a Odette y se subió con ella al camión.
Deja te acompaño a tu casa para que no te vayas sola.
Gracias, pero no es necesario el camión me deja justo en la esquina de mi casa.
Bueno, nos vemos mañana en la escuela.
Azael se bajó en la próxima parada y ahí tomó otro camión para su casa.
El semblante de Odette había cambiado por completo se sintió enamorada de nuevo.
Así lo sintió ella, fue amor a primera vista y creo que por parte de los dos.
Los días que siguieron fueron de bastante movilización de los graduandos. Los boletos se vendían como pan caliente y se iba juntando el dinero para pagar todo lo necesario.
Varios meses después todo estaba listo para el gran día.
Odette separó cuatro platillos. Su papá, su mamá, su hermano y ella.
Durante varias semanas estuvieron ensayando el vals que iban a bailar en el salón.
Todos se acomodaban en pares y luego, se tomaban de las manos y entraban a salón bailando.
En fin, ya estaba todo listo para el gran día de graduación.
Ya estaban todos en la iglesia cuando Azael se acercó a Odette y a sus padres.
Hola, soy Azael, dijo él con toda calma.
Los padres, educados saludaron, hola.
Eso fue todo lo que dijeron. Luego, una de las maestras los invitó a pasar a todos a la iglesia.
La misa se celebró sin ningún incidente.
Después, de ahí se fueron al salón que habían rentado con el trabajo de todos los muchachos que habían hecho lo posible para tal celebración.
Cuando ya estaban sentados don Luis se empezó a sentir mal, pero no dijo nada porque los chicos ya estaban acomodados para entrar al salón.
Odette estaba en el lugar número 5 y Carmen estaba justo delante de ella.
Cuando iban a entrar, Azael contó 1, 2, 3, 4, 5, y se metió a la fila.
Pero con tan mala suerte que contó mal y le tocó bailar con Carmen, ya no hubo nada que hacer.
Cuando estaban adentro Odette le pidió, por favor, cambiar la pareja, ya que ella quería bailar con Azael.
Pero Carmen le dio un rotundo no.
Odette ya no insistió le tocó bailar con un gordito y después con otro y se perdía entre ellos, ya que ella estaba muy delgadita.
Odette volteaba para todos lados, pero por más que buscaba no lograba ver a Azael como eran muchos los que estaban bailando en la pista.
Después terminó el vals y la maestra los invitó a sentarse porque se les iba a servir la comida.
El papá de Odette empezó a quejarse, que si no les daban agua, que si hacía mucha calor, que el señor que estaba al lado fumaba mucho como tren, etc.
Total que el señor ya se quería ir.
En un rato más nos vamos ya nos van a servir la comida espérese un rato, decía Odette.
Pero el Señor ya no estaba a gusto; dije que ya nos vamos.
Papá, por favor, ya nos van a traer la comida. Yo me puedo ir más tarde, usted no se preocupe, me iré en un taxi.
¿Acaso no entiendes el idioma?, dije que ya nos vamos y se acabó.
Odette quería hacer tiempo, necesitaba ver a Azael para pasarle su número porque apenas estaban quedando y no sabía nada de él.
Desgraciadamente, ya no lo vio, ni a Rosalba, ni a Carmen, ni a ninguno de sus compañeros.
Cuando acordó su padre ya iba en la puerta y no le quedó más remedio que alcanzarlo.