Ecos Del Corazon

Ya pasaron los días desde que Mai invito a Sora para salir juntos el fin de semana, Para haber estado muy poco en el pueblo, para Sora pareciera que había estado años.

Temprano el sábado por la mañana, cuando el sol apenas se asomaba por las montañas, mostrando solo un poco de sus agradables rayos de luz, Sora despierta, se sentía entusiasmado por ver que le esperaba hoy en la salida con Mai.

Se levanta de la cama, corre la cortina y del ventanal qué da hacia el pequeño balcón, se ve cierta parte del pueblo, y las colinas, como el agua del lago y los pequeños arroyos a los alrededores del pueblo dejaban salir los vapores qué se iluminaban con el sol.

Dejando ver un paisaje de violetas y naranjas, con toques de azules y turquesas. Sora queda viendo el paisaje que se mostraba frente a él, luego reacciono y camino hacia su derecha.

Abrió un ropero, y se dispuso a elegir su ropa, al no poder decidir que usar, tiro todo en la cama, se dirigió al baño y se dio una ducha, se viste con ropa cómoda y luego agarra su mochila, en ella guarda un pequeño cuaderno y un portaminas.

Luego escucha, que en la planta baja alguien se había despertado, Sora sierra su mochila y baja para ver de quien se trataba. Su abuela, acostumbraba a levantarse temprano, más temprano de lo normal, pero Sora jamás se había percatado, ya que no se levantaba hasta dos horas después del medio día.

Sora se asoma a la cocina, allí su abuela se encontraba en el patio viendo su huerta, solo se escuchaba el ruido del vapor qué salía de la pava, los pájaros que hacían su canto por la mañana, y el relajante sonido del gotear del rocío por las mañanas.

"Buenos días, abuela", dijo Sora, doña Yuka se da la vuelta y mira a su nieto, que por primera vez desde que llego aquí se levantó temprano.

"Ah, Buenos días, niño", le dice Yuka, mientras se acercaba a la cocina para apagar la hornalla.

"Quieres que te prepare un poco de café", le dice su abuela, mientras preparaba las tazas, ella a los ojos de Sora parecía una persona tranquila, la cual desprendía una paz, que le calmaba su alma.

Sora mira a su abuela, "si por favor", le dice Sora, cuando Yuka le entrega su café, Él mira hacia afuera, el humo que desprendía el café caliente y el olor del mismo por las mañanas hacía que Sora se olvide de todo por un momento, "Gracias abuela, siempre me encantó... tus cafés por la mañana", le dice Sora mientras ve la taza y toma un sorbo.

"Ja, Ja, ja, ja, por lo que puedo ver te diviertes en el pueblo ¿no es así, Sora?, le pregunta su abuela, mientras que ella saca de su bolsillo un rollito de papel, el cual al mirar así nada más, Sora no supo diferenciar.

"Toma es para ti, espero te diviertas hoy", Le dice yuka, con una mirada inteligente y audaz.

"Pero abuela, no puedo aceptarlo, esto es lo que ganas con tu huerta", Le dice Sora, mirándola mientras ella toma café.

"Mi Sora, acepta lo que te doy no es mucho, además las verduras crecen de la tierra, si hay más de donde sale eso, puedo tener mucho más, quiero que te diviertas con tus amigos"

Sora se levanta de la silla, y da una vuelta acercándose a su abuela, le da un abrazo dándole las gracias. Luego caza la taza, "¡qué haces!", le pregunta Yuka.

"Voy a lavar la taza", le dice Sora sorprendido, "Solo ve, yo me encargo de lavarla", le dice yuka Mientras lo mandaba con la cabeza.

"Estás segura"

"Sí solo ve y diviértete", le dice Yuka, mientras toma un sorbo de café, y cerraba sus ojos.

Sora sube a su habitación, casa su mochila y se disponía a salir, pero al cruzar la puerta se ve desarreglado, pues nunca se había cambiado.

Vuelve a su pieza, y caza lo primero que ven sus ojos, se apura en cambiarse la ropa, se peina con las manos un poco mirándose al espejo y luego se perfuma lo suficiente, y sale disparado como rayo.

"Muchas gracias abuela, Te quiero", le dice mientras baja corriendo las escaleras y al abrir la puerta se va corriendo, "No deberías espiar a tu hijo", le dice Yuka a Eri, quien se encontraba de tras las paredes de la sala.

"No deberías consentirlo tanto Mamá", dice Eri mientras sigue viendo a la puerta, con una gran sonrisa, "ven te prepararé un café", le dice Yuka, y Eri se sienta en la silla con las manos en la mesa.

Mientras tanto, Sora corría colina abajo, ya eran las 9:00 de la mañana, y Sora no sabía como puede ser que la hora halla pasado tan rápido.

Al llegar a la esquina, la madre de Kaito cruza caminando con Taro, con bolsas en las manos, ya que habían ido a comprar, "Buenos días", les dicen ambos, Taro se notaba que quería hablar con él,"Sora", le grita con una sonrisa, "perdón Taro, Buenos días, señora Usami", les grita Sora cruzándoles como un rayo a su lado.

"Tengo algo de prisa perdón, luego hablamos", les grita Sora mientras les hace un gesto de, (adiós), y sigue su camino.

"Je, je, je, Pero que chico", dice Usami, mientras ve a Sora desaparecer cuando dobla en la esquina, "Vamos Taro", agrega luego.

Sora corre por todo el pueblo, bajando las colinas como si corriera por su vida, al otro lado del lago logra ver a Mai, parada de bajo un árbol esperándolo, Sora llega al puente que cruza el lago, y se para en el comienzo admirándola.

Mientras cruza el puente, la mirada de Mai se dirige a Sora, él no sabe como reaccionar y mira a todos lados, pero su mirada vuelve nuevamente dirigida hacia Mai.

Mai da una risa pequeña y chistosa, "Por poco, creí que no vendrías", dice Mai acercándose a Sora de manera inocente e incrustando su mirada en él.

"No, es que bueno desayune con mi abuela, pero si quieres podemos desayunar algo y luego nos vamos", le dice Sora rascándose la cabeza y con una sonrisa boba. "Aunque no conozco mucho, así que...", dice Sora mientras su sonrisa se agrandaba todavía más.

Sora se sintió un poco nervioso al ver a Mai Tan linda vestida. Mai se acercó a él con una sonrisa y Sora intentaba disimular.

"Que te parece mi vestido", le pregunta Mai, viendo con ojos grandes y brillantes, esperando su respuesta.

"Me encanta como te ves, me gusta combinas con el cielo", dice Sora algo nervioso. "Quieres desayunar algo antes de que salgamos?", preguntó Sora, tratando de sonar casual.

Mai asintió con la cabeza. "Sí, me encantaría. ¿Sabes a donde ir?

Sora asintió con la cabeza, "hay una panadería cerca de la costa, de este lado del lago. Mi abuela me dijo que hacen unos panes deliciosos, y el café es rico".

Mai sonrió. "Suena bien. Vamos ".

Sora y Mai caminaron juntos hacia la panadería, disfrutando del sol y del paisaje. Mientras caminaban, Sora no le quitaba los ojos de encima a Mai, quien parecía combinar bien con el paisaje.

Al llegar a la panadería, se sentaron en una mesa y pidieron café y unos panes, el lugar de la panadería combinaba un ambiente relajado y tranquilo.

El olor a café y pan casero, se apoderada del ambiente, la música clásica que se escuchaba de fondo era armoniosa y se mezclaba perfectamente en el lugar.

Mientras esperaban a que les sirvieran, Sora se sintió un poco ansioso, ya que era la primera vez que estaba con ella, ya que no se conocían por mucho tiempo.

Mai noto el comportamiento de Sora e intenta calmarlo, "No estés nervioso, solo se tu mismo ¿si?", dice Mai.

"¿Qué vamos a hacer hoy?", preguntó Sora interesado.

Mai sonrió. "Tengo algunas ideas. Quiero mostrarte algunos lugares especiales en el pueblo. ¿Te parece bien?"

Sora asintió con entusiasmo. "Sí, me encantaría".

La panadera les trajo sus pedidos, "Hola Mai tanto tiempo", le dice la señora Carla, quien es la panadera del lugar. "Hola señora, buenos dias", dice Mai, mientras que Sora confundido, preguntó si ya se conocían.

"Claro solía venir de vez en cuando con mis padres y también con...", la señora le interrumpió agregando ella la última frase, " y también con sus amigos, ellos eran inseparables"

Sora mira a Mai, y ella agacha un poco su mirada, " si también con ellos", dice con voz afligida.

"Bueno los dejo, que disfruten", dice la señora Carla. Sora y Mai se pusieron a disfrutar de su desayuno. Mientras comían, Sora se sentía cada vez más cómodo con Mai y comenzó a disfrutar de su compañía.

Después de desayunar, Sora y Mai salieron de la panadería y comenzaron su Cita por el pueblo.