Reencarné En La ¿Villana?

AMBER:

Abro los ojos en un nuevo día y me quedo varios minutos en la cama mirando el techo.

¿Cuál será mi siguiente paso?

Pienso detenidamente y de pronto las puertas de mi habitación es abierta y por ella entra Letia haciendo una reverencia.

—Mi señorita, su padre desea hablar con usted en privado.

—De acuerdo, ayúdame a elegir un vestido cómodo, yo iré a bañarme.

Me levanto de la cama y Letia asiente caminando hacia mi closet, pero se detiene.

—Mi señorita, déjeme prepararle el baño.

Dice sin que me dé tiempo de protestar y se dirige al baño.

Yo me encojo de hombros y me dirijo a la ventana para ver el hermoso día que está comenzando.

Cuándo Letia termina de preparar el baño, yo entro y me tomo una relajante ducha muy rica y luego camino hacia mi habitación para colocarme el vestido que escogió Letia para mí.

Ya lista me miro al espejo y no dejo de admirar lo hermoso que es este cuerpo, aunque sus intensos ojos rojos dan un poquito de miedo.

—Vamos donde está mi padre Letia, por cierto ¿Dónde se encuentra?

Le pregunto comenzando a caminar fuera de mi habitación.

—Está en su jardín privado, mi señorita.

—Bien, guíame hasta allá.

Ella asiente y camina por varios pasillos hasta abrir una enorme puerta caoba.

—Su padre la espera mi señorita, si necesitas cualquier cosa me lo dejas saber.

—De acuerdo.

Murmuro para luego entrar por la puerta y ver el enorme y hermoso jardín de mi padre.

—Esto es muy hermoso.

Murmuro mirando todo el lugar con admiración.

A lo lejos observo a mi padre en un hermoso kiosco y camino hacia él.

Al llegar mi padre se coloca en pies y yo hago una reverencia.

—Me alegra que me haya invitado a su jardín privado padre.

Hablo con agradecimiento y él asiente mientras hala una silla para mí.

—Me alegra que hayas venido hija mía, antes te había hecho la invitación, pero siempre te negabas.

Menciona con una sonrisa no muy feliz y yo sonrío de manera forzada.

—Era muy estúpida en ese tiempo, lamento ese mal comportamiento de antes.

Mi padre sonríe y comienza a servir el té.

—Eso está en el pasado, vamos, bebé té conmigo.

Dice y yo asiento comenzando a tomar ese rico té con las deliciosas galletas de la mesa.

—Amber, quiero hablar de algo muy importante contigo.

La mirada sería de mi progenitor me hace detener y mirarlo atenta.

—¿Qué deseas hablar padre?

—Es sobre tu compromiso Amber, sé que no te expliqué los motivos al comprometerte con el archiduque... Fue mi error de mi parte y de verdad lo lamento.

—Descuide padre, además el archiduque ya me cae bien, me quiero casar con él.

Le sonrío y mi padre me mira con el ceño fruncido por algunos segundos, pero no dice nada.

—Espero que sea como dices, no quiero que estés detrás de ese principito bueno para nada.

—No volveré a andar detrás de él, lo prometo padre.

—Mmm, me alivia escuchar eso... Amber, hay algo más que debo decirte, no sé cómo vayas a tomar esto, pero quiero que sepas, que todo lo hago para protegerte.

Lo miro atenta sin decir nada y mi padre continúa hablando.

—La verdadera razón de comprometerte con el archiduque, es para protegerte Amber.

Lo miro extrañada.

—¿Protegerme de qué?

Mi padre suspira y pone el rostro más serio y preocupado de ser posible.

—Hace un tiempo... Tu magia despertó, no lo recuerdas por la razón de que con ayuda de un viejo amigo lo hemos sellado y borrado tus recuerdos...

—Espera, espera.

Lo interrumpo.

—¿Me estás diciendo que tengo magia?

Pregunto con sorpresa y con emoción a la misma vez.

—Así es... Hija, sé que no te he explicado nada, pero prometo responder a todas tus dudas y preguntas…

—¿Qué clase de magia tengo? ¿Puedo volar?

Pregunto sintiendo mucha emoción en mi sistema.

—¿Volar? ¡No! Amber, esto es serio ¿Cómo se te ocurre preguntar tal barbaridad?

—No es barbaridad, bueno no lo entenderías, pero sigamos... ¿Qué clase de magia tengo?

—Hasta ahora fuego... No podemos arriesgarnos a investigar otro tipo de magia.

—¿Por qué no puedes arriesgarte? Hasta donde tengo entendido la magia no está prohibida padre.

—No lo está, pero todo aquel que posee magia está condenado a servir al emperador de por vida, y eso es algo que jamás voy a permitir.

El rostro de mi padre se vuelve más serio de ser posible y observo como aprieta sus puños.