Curvas Al Exito

Mientras la búsqueda de Ariel continuaba, Dana sabía que Ariel necesitaba un lugar seguro lejos de todos, un lugar donde pudiera pensar y sanar sin las constantes presiones y preocupaciones que la rodeaban. Con esa intención en mente, Dana decidió intervenir.

Dana encontró a Ariel en un pequeño parque, sentada en un banco, perdida en sus pensamientos y lágrimas. Se acercó a ella con cuidado, conmovida por la vulnerabilidad de su amiga.

Dana: (suavemente) Ariel, cariño, ven conmigo. No puedes quedarte aquí.

Ariel levantó la vista, sus ojos hinchados y rojos por el llanto. Sin decir una palabra, asintió y tomó la mano de Dana, dejándose guiar. Dana la llevó a su coche y condujeron en silencio hasta un pequeño apartamento en las afueras de la ciudad. Era un lugar que Dana había conseguido para momentos como este, un refugio secreto que nadie conocía.

Al llegar, Dana ayudó a Ariel a entrar y la acomodó en el sofá.

Dana: (con ternura) Aquí estarás segura. Nadie sabe de este lugar, así que puedes tomarte el tiempo que necesites para sanar.

Ariel: (susurrando) Gracias, Dana. No sé qué haría sin ti.

Dana: (abrazándola) Para eso están las amigas, Ariel. Estoy aquí para ti, pase lo que pase.

Ariel: (comenzó a llorar) Amiga el no me ama, todo fue mentira, solo jugo con mis sentimientos.

Dana: (molesta recordando lo que acababa de pasar) Esto no se quedará así yo misma iré a golpear a ese infeliz, hare lo que sea pero lo hundire.

Ariel: No Dana, no lo hagas, que se arrepienta, pero no lo dañes por favor.

Dana: No lo defiendas, él no se merece nada.

Ariel:( con sus últimas fuerzas antes de dormirse) no lo hagas y por favor avísale a mi padre que estoy aquí.

Esa noche Ariel lloraban mientras dormida, dejando a su amiga preocupada porque no sabía si ella se recuperaria pronto, pero hizo lo que ella le pidió y le aviso a Jorge que Ariel estaba con ella, pero que no le diga nada a Benjamín.

Durante los siguientes días, Dana se dedicó a cuidar de Ariel, asegurándose de que comiera y descansara. Ariel se sentía abrumada por el dolor y la traición, pero la presencia constante y el apoyo incondicional de Dana le brindaban un pequeño consuelo.

Una semana después, mientras tomaban té en el pequeño balcón del apartamento, Ariel decidió hablar sobre sus sentimientos.

Ariel: (con voz quebrada) Dana, me siento tan perdida. Todo lo que creía real se ha desmoronado. Y ahora, con el bebé que espero de él... no sé qué hacer.

Dana: (sorprendida con la revelación) Ariel, es normal sentirte así. Has pasado por una traición horrible, pero eres una mujer fuerte. Y ese bebé dentro de ti te necesita. Tómate el tiempo para procesar todo y recuerda que no estás sola, tu y mi sobrino en camino son muy amados.

Ariel: (con lágrimas en los ojos) Dana, estoy embarazada de tres meses. No sé cómo enfrentarlo. No puedo imaginar criar a este bebé sola.

Dana: (tomando sus manos) Ariel, esto es una bendición, aunque ahora te parezca difícil de ver. Tienes que pensar en ti y en tu bebé. Sé que Benjamín te ha lastimado, pero este niño es parte de ti, y serás una madre maravillosa y yo una tía consentidora.

Ariel: (suspirando) No sé si podré perdonarlo, Dana. ¿Cómo podría confiar en él de nuevo?

Dana: (firmemente) Nadie dice que tengas que decidir ahora. Lo más importante es que te cuides a ti misma y a él bebé. El tiempo y el amor verdadero siempre encuentran una manera de sanar las heridas más profundas y sino pues estamos en un mundo moderno y eres muy capaz de salir adelante, recuerda eres una Moretti.

Las palabras de Dana resonaron en el corazón de Ariel. Aunque aún se sentía herida y confusa, sabía que tenía a su amiga a su lado, y eso le daba fuerzas para seguir adelante.

Mientras tanto, Benjamín continuaba su búsqueda desesperada, sin saber que Ariel estaba a salvo en el refugio de Dana. La batalla por el amor y la redención estaba lejos de terminar, y cada paso que daba lo acercaba más a la verdad y a la posibilidad de una segunda oportunidad.

En el pequeño apartamento, la amistad entre Ariel y Dana se fortalecía, y con cada día que pasaba, Ariel encontraba un poco más de esperanza y claridad sobre su futuro, dispuesta a enfrentar lo que viniera con el apoyo incondicional de su mejor amiga.