No Seré La Patética Villana

En el palacio la emperatriz estaba en el jardín reunida con un grupo de señoras de la alta sociedad tomando el té y contando los chismes más reciente, hasta que una de estas se animó a preguntar.

— Emperatriz disculpe la pregunta pero ¿Es verdad lo que se dice de la familia Cortés?.

— No estoy enterada de ningún rumor, pero si me explica puede que las saque de dudas.

— Se dice que la princesa heredera encontró a su padre en una situación comprometedora con la señorita Marian, institutriz de sus hermanos adoptivos. Está se llenó de furia y golpeó salvajemente a la pobre muchacha hasta desfigurarla.

Justo en ese momento llegó la duquesa con su hija, puesto que la emperatriz también las había invitado, pero al parecer se les había hecho tarde.

—Ja,ja,ja,ja... Humm... disculpe emperatriz es que me pareció muy gracioso lo que acabo de escuchar.

¿Cómo estás madrina? Disculpa que se nos haya hecho tarde, pero es que los niños no querían quedarse solos, así que tuvimos que traerlos.

— Si Clariza disculpa. ¿Cómo están damas?

Las mujeres que se encontraban allí, estaban un poco molestas de ver lo cercanas que eran estás a la emperatriz y más por qué deseaban estar en su lugar.

— Saludos princesa heredera, saludos duquesa Cortés.

(se inclinaron mientras que veian como ellas tomaban asiento el la otra cabecera de la mesa)

— Tomen asiento por favor, no teníamos intención de interrumpir su plática. —Dijo la duquesa con una sonrisa en su rostro.

—Justo estábamos hablando del rumor que hay sobre ustedes.— Agregó la emperatriz.

— ¿Rumor? No estoy enterada de ningún rumor.

— Una de las damas aquí presente me a dicho que se rumorea de que tú has encontrado al duque junto con la institutriz de tus hermanos en una situación un tanto comprometedora y que de la furia agrediste a dicha señorita hasta desfigurarla.

— Ja,ja,ja. ¿Eso se dice? ja,ja,ja perdón es que me causa mucha gracia la imaginación de la gente .

— Ja,ja,ja cierto madre, pero permítame aclarar está situación madrina.

— Por supuesto mi niña.

— Primero que nada, voy aclarar está situación solo para que no se siga ensuciando el nombre de mi padre. Segundo yo no encontré a mi padre en ninguna situación con nadie, había ciertas actitudes de la "señorita Marian" que no me gustaban, como por ejemplo, que cuando los demás profesores entregaban informes de desempeño a mi madre, que es quien se encarga de la educación de mis hermanos, la señorita Marian pedía citas para ser atendida por mi padre y no solo eso, en los ratos que estaba en el ducado buscaba poder coincidir con mi padre.

Me pareció más que clara sus intenciones, así que la enfrente. Solo quería dale una advertencia de que no se acercará a mi padre, pero me respondió que mi padre pedía por ella, por su compañía y ahí la despedí por mentirosa y por andar buscando algo que nunca se le perdió. ¿Me siguen no?.

Agregó que según ella, mi padre no iba a permitir que yo la despidiera y ahí le dije la verdad, que un hombre como mi padre jamás se fijaría en ella por arribista y poca cosa, que él toda su vida huyó de mujeres así y que además, mi padre ama con locura a mi madre. No le gusto que le dijera sus verdades en la cara e intento agredirme y yo al ver sus intenciones fui más rápida y le di un golpe de puño cerrado en su rostro, y eso fue todo.

— ¿Esto es así? Ay mi niña, pero no te lastimaste tus lindas manos.— Mencionó Clariza levantándose de se asiendo y acercándose para revisar las manos de Elizabeth .

Las demás mujeres miraban en silencio toda la escena, pero en su mirada se podía notar la envidia que les tenían tanto a Elizabeth como a Lizbeth. Al ver esto la duquesa decidio decir una palabra para dejar sanjado el tema, así que, agregó.

— Espero que con esto que acaba de explicar mi hija se hayan aclarado sus dudas señora. Mi esposo jamás le prestó atención a esa señorita, mas que para ver la tarea de nuestro hijos. A diferencia de muchos esposos de esta sociedad que viven en casa de apuestas o en burdeles , mi esposo es devoto a sus hijos y a mí por supuesto.

Es entendible igualmente que hablen mal de alguien que no conocen, pero cuidado con lo que hablen señora, porque dónde mi esposo se entere no quiero imaginar que hara con esa pobre alma. Después de todo, no por nada tiene el título del duque más temido de todo el imperio Esmeralda .

Los damas presentes sintieron un pequeño escalofrío recorrer su espalda, por la clara amenaza de la duquesa. Luego de esa pequeña conversación y ya ninguna quiso hablar de ningún tema más, poco a poco se fueron retiraron de la fiesta y cuando por fin quedaron las tres solo se miraron y soltaron una gran carcajada.

— Ja,ja,ja Si que das miedo cuando te lo propones.

— Si mamá ¿viste con que cara de susto las dejaste? ja, ja,ja.

— ¿Qué? no dije nada que no fuera cierto, si tu padre se llega a enterar de esos rumores malintencionados se va a poner furioso.

Mientras ellas se seguían riendo de como esas mujeres huyeron prácticamente de la fiesta de té, el emperador juntos al Duque y sus hijos se encontraba en un salón privado compartiendo postres con los niños.

— ¿Díganme niños cuál de todos los postres les gustó más?

Tomy— El que tiene frutillas.

Lucas — A mí me gustaron todos.

Sofía — A mí me gustó ese, pero no sé como se llama lo que tiene .

– Nueces cariño.— Dijo el duque para luego acercarse a la niña y limpiar sus mejillas.

Sofía — Si ese y a ti Mía ¿cuál te gustó?.

Mía— El que está comiendo el emperador ese es mi favorito.

— Este también es mi favorito, pero por favor niños no me digan emperador pueden decirme tío. Sí... tío Fede, así quiero que me llamen.

— está bien tío Fede.

Sofía — Pero la Señora Lucrecia dice que es una falta de respeto no llamar a los emperadores por su título.

— Y tú maestra de etiqueta tiene razón, pero ahora es el emperador quién te está pidiendo que lo llames así.

— Claro solo tú y tus hermanos me pueden llamar así, nadie podrá decirte nada porque yo los estoy autorizado a que me llamen de esa forma.

Sofía— Está bien tío Fede.

El emperador sonrió ampliamente, pues en el poco tiempo que llevaba conociendo a los niños ya los quería como a sus sobrinos.

Los príncipes fueron avisados que la familia Cortés estaba el salón privado del emperador junto a su padre mientras esperaban que la fiesta del té de la emperatriz acabará. Así que en cuanto el príncipe Erick se desocupó de sus tareas, se dirigió al salón de su padre, tenía la esperanza de poder encontrarse con Elisabeth. Tocó la puerta y una vez el emperador autorizo su ingreso entro y se encontró con su hermano Sebastián que hacía unos minutos también había llegado, este estaba jugando en el piso con Mía, y los otros niños correteaban al rededor del salón. El duque y el emperador estaban cerca de uno de los grandes ventanales observando hacia el jardín y al ver esto Erick se acercó hasta su padre y habló.

— Hola padre, hola padrino, me informaron que habían venido y recién pude desocuparme, ¿Cómo han estado?

El duque se acercó y palmeando su espalda y contestó.

— Muy bien Erick , tuvimos que venir, ya que Mía no quería separarse de Liz y aunque los otros niños no dijeron nada tenían cara de que si no los llevaban con ellas Ibán a llorar también.

— Me imagino, se han apegando mucho a la duquesa.

— No solo a ella también a Elizabeth, debo confesarte que tengo un poco de miedo en cuatro días vuelven al instituto y Elisabeth aún no a recuperado sus memorias. A parte creo que los niños la van a extrañar mucho.

— No tienes que preocuparte Stefan, tanto Erick como Sebastián también regresan al instituto, ellos se van a encargar de cuidarla. ¿No es así hijo?

— Claro padrino, no tienes que preocuparte, cualquier cosa que necesite yo la ayudaré.

— Te agradezco muchacho.

Así siguieron la conversación hasta que vieron que las damas se iban retirando.

— Parece que ya terminó la reunión de las damas. ¿Niños vamos al jardín?

— <> dijeron todos al mismo tiempo y dejaron de hacer lo que estaban haciendo para poder ir al jardín junto a su madre y hermana.

Prácticamente salieron corriendo del salón y en cuanto llegaron al jardín y visualizarón a ambas mujeres corrieron hacia ellas y gritaron

— <>

—<>

— Vengan aquí niños, ya los extrañaba.— Mencionó Elizabeth mientras se agachaba a la altura de sus hermanos y tomaba en brazos a Lucas quien fue el primero en llegar con ella . Tomy había corrido hacia la duquesa y Mía venía en brazos del emperador junto a Sofía venía en brazos del duque.

— ¿No hay un abrazo para mí?— preguntó la emperatriz haciendo un puchero, a lo Tomy fue el primero en acercarse y le dió un abrazo, luego lo siguió Lucas .

Mía— Bájame tío Fede que voy a saludar a la emperatriz.

— A no, si a él le dicen tío Fede a mí me tienen que decir tía Clariz .

Stefan y Lizbeth solo reían de cómo se comportaban sus amigos. Mientras que todos estaban hablando y jugando con los niños Elizabeth decidió dar una vuelta por el jardín, Erick que no le sacaba la vista de encima la siguió.

La chica al ver la entrada del jardín de la emperatriz miraba todo maravillada, en la novela lo describían como un paraíso y no se equivocaban, era hermoso. Siguió un poco más el recorrido y encontró un sendero de tablones de madera a sus lados tenía árboles de cerezo, está se sintió tentada de entrar y descubrir a dónde guiaba ese camino. No sé lo pensó mucho y asegurándose miró hacia los lados y entró al sendero para ver a donde la llevaba ese camino. Elizabeth camino por unos diez minutos por el sendero hasta que escuchó sonido de agua .

Era como una especie de piscina privada hecha se rocas y una cascada natural que invitaba a cualquiera a entrar. La chica tocó el agua y al ver que estaba caliente se empezó a desvestir quedando completamente desnuda, ya que no queria mojar su ropa para no delatarse frente a la emperatriz, ya que en la novela se decia también que este lugar era solo de uso exclusivo de la realeza. Sin mas se metió al agua, pero antes de surmergirse vio como unos arbustos se movían y rápidamente se apresuró a tapar su desnudez y preguntó.

— ¿Quien está ahí? Hablé o gritó .

POV Erick.

La vi levantarse y mi cuerpo por si solo se levantó y mis pies empezaron a seguirla. Era como ver a un niña maravillada por cada detalle que encontraba, hasta que encontró el sendero a las aguas termales que tiene mi madre un su jardín secreto. Vi como dudaba si entraba o no hasta que se aseguró de que nadie la siguiera y en ese momento me escondí no quería asustarla. Al salir ví que ya había entrado y mientras ella iba maravillada por el paisaje yo no podía despegar la vista de ella, en este momento le doy la razón a Sebastián, la estoy espiando como un maldito pervertido. De un momento a otro veo como se empieza a desvestir, quería decirle que yo estaba ahí, pero también quería ver su hermosa piel de porcelana, sin duda es una diosa, su hermosa cabellera cae en cascada por encima de su redondo trasero, y sus pechos no son grandes, pero tampoco son pequeños para mí son perfectos. Dios que estoy haciendo tengo que irme antes de que me vea.

Narrador omnisciente

Erick se había apoyado en unos arbustos mientras contemplaba la belleza de Elizabeth, pero al momento de querer retirarse, estos se empezaron a sacudir alertando a Elizabeth de su presencia. El joven príncipe pensaba irse lo más rápido posible del lugar, pero de pronto Elizabeth habló.

—¿Quién está ahí? Hablé o gritó.