MIO ANGELO (Omegaverse)

Cuando salieron de la tienda, Jerson se acercó rápidamente a Dante con la intención de concretar una cita para tomar las medidas de su traje, pero Dante habló antes.

"Señor Cárter, le enviaré las medidas para el traje con mi secretario, así que no se preocupe, se que esta ocupado y no quisiera molestarlo"

"No, no sería una molestia"

"No se preocupe, hasta luego Señor Cárter"

Antes de que Jerson pudiera refutar más, Dante entró a su auto seguido de su secretario y el auto se puso en marcha.

Jerson que se quedó quieto por un momento, se dio la vuelta y entró a la tienda, estaba molesto y al ver a Gael su ira creció más.

Cuando Gael lo vio entrar, guardó rápidamente la tarjeta y dio un paso hacia atrás.

"Gael, ven a mi oficina"

Gael asintió y fue detrás de Jerson, en la tienda todos tenían una mirada de preocupación.

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En el coche, el día parecía ser el más hermoso, Dante no dejaba de sonreir, mirando por la ventana, recordando al bello joven que bajaba la mirada mientras hablaba. El secretario Ricci que estaba a su lado, miró a Dante y no pudo evitar hablar.

"Creí que en cualquier momento lo sacarías por el brazo y lo llevarías al auto"

Dante que estaba mirando por la ventana, respondió al escuchar la voz del secretario.

"No haría nada que no quisiera, además parecía un poco asustado y quiero ser muy cuidadoso con él"

Recordando el rostro de Gael, el secretario Ricci suspiró.

"Si, hay algo que no me gusta de esa tienda"

Ambos podían hablar con confianza porque se conocían desde que fueron muy jóvenes.

"A pesar de que el Señor Pierce haya dicho como excusa que no tenía tiempo porque trabaja todo el día, no creo que sea mentira"

Cuanto más hablaba se sentía más molesto.

"Eso es explotación laboral"

Dante escuchaba en silencio, pronto la sonrisa que tenía en su rostro desapareció.

"Eso es algo que no podemos deducir fácilmente, sea verdad o no, no podemos saberlo, pero..."

Dante que estaba serio, volvió a sonreír.

"Quiero conocerlo mejor, y si hay algo que pueda hacer por Gael, lo haré"

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El día ya se había oscurecido, en la tienda la única persona limpiaba los pisos, como todos los días, Gael era el último en irse. Después de ser llamado por Jerson a su oficina, la situación se volvió peor para Gael, Jerson le advirtió que no se acercara a Dante y descontó su sueldo injustamente.

Al cerrar la tienda, Gael caminó por las frías calles cubriéndose del frío, el camino a casa era muy largo, como la tienda está en un lugar céntrico, el alquiler de los departamentos es realmente caro, algo que Gael no podía permitirse.

Vivía en un lugar más alejado, por lo que el viaje era de una hora, muchas veces tenía que tomar el metro abarrotado y era muy incómodo, a veces podía sentir el toque de algunas personas y eso lo hacía sentir enfermo, pero por las noches, como salía tarde del trabajo el metro no estaba tan lleno, por lo que sentía tranquilidad pero a la vez miedo, el viaje siempre era una odisea.

El pequeño departamento en el que vivía estaba en un edificio antiguo, vivía en el cuarto piso y todos los días subía y bajaba las escaleras, ya que no había un ascensor por lo que el alquiler era algo que podía pagar, un pequeño cuarto en el que solo había una cama, un rincón para la cocina, un pequeño closet y un baño compartido, eran su refugio.

Tan pronto como entró a su habitación, Gael se dejó caer sobre la cama, el cansancio de todo el día cayó sobre su cuerpo, cuando estaba a punto de quedarse dormido, tocó la tarjeta que estaba en su bolsillo.

Sacó la tarjeta de presentación con cuidado y la sostuvo con ambas manos, las letras estaban impresas pulcramente, el nombre de aquel hombre resaltaba claramente 'Dante Marchetti', y debajo había un número de contacto, Gael miró fijamente la tarjeta y se dio cuenta de que era una tarjeta personal.

Mientras sostenía la tarjeta, recordó el rostro de aquel hombre, con una sonrisa tan alegre y una voz amable, a pesar de ser un alfa no había soltado feromonas deliberadamente, lo cual era bueno para Gael.

Tocando la tarjeta, pensó un momento y sacó su teléfono para guardar el número, pero recordó las palabras de Jerson y volvió a guardar la tarjeta, se levantó, se dirigió hacia la estufa y sacó un huevo y un pan para cenar, aunque fuera tarde tenía que cenar para poder empezar otro día de trabajo mañana.