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Dime Que Me Odias

Dime Que Me Odias

Status: En proceso
Genre:Romance / Posesivo / Amor-odio / Triángulo amoroso / Enfermizo
Popularitas:1.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Miguel Antonio Alba La O(bluelight)

Dany es un adolescente nerd con una vida común. Lo único que desea en esta vida es lo que todo ser humano normal aspira y estima: paz.
Pero pareciera que nunca la tendría con Marcos dando vueltas: despiado, altivo, arrogante...
Porque Marcos era el típico macho de la escuela que jugaba fútbol. Ese tipo de chico que miraba a las personas como Dany como insectos.
No había manera de escapar de lo que se le venía encima o acaso si podría domar a la bestia.

NovelToon tiene autorización de Miguel Antonio Alba La O(bluelight) para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Secuestro Consentido

El McDonalds se siente como una Zona de Peligro.

El aire de repente que me envuelve está demasiado caliente y mis palpitaciones ascienden a un límite, en el cual creo que todos los allí sentados, están escuchando el latido frenético del órgano en mi pecho.

Tonto. Tonto. Tonto . Sabes que si fuera por lógica deberías correr lejos de lo que representa. Pero cuando te mira como si fueras su mundo, su espejo, su todo... Terminas cediendo

En un segundo me digo todo eso, pero como podrían todos saberlo, incluyéndolo a èl.

Mis papas fritas se quedan suspendidas a medio camino entre la mesa y mi boca cuando Marcos Rojas se levanta de su escondite y camina hacia nosotros con esa sonrisa de "soy el rey de este lugar" que tanto odio (y que tanto me acelera el corazón).

—Hola, princesa —dice, tirando su McFlurry de M&M's frente a mí—. Te traje esto. Por si la mezcla de papas con helado no te dio suficiente diarrea.

Vale casi escupe su Coca-Cola. Es muy sobrepotectora conmigo y que Rojas me diga así hace que su radio de indignación aumente un poco.

—¿Princesa? —repite, arqueando una ceja.

Ambos mi mejor amiga y èl se dirigen una sonrisa ácida y una mirada electrizante cargada de veneno. Se puede escuchar el tosido de Sebas que quiere de todo, menos una pelea verbal entre Vale y Marcos.

No terminaría bien. Vale tiene la manía de dir la verdad aunque la entierren viva.

—Es un insulto —miento, tomando el helado como si no me importara (mentira: lo guardo como si fuera oro líquido).

Ella me mira como si me hubieran crecido cuatro cabezas. Yo solo me río bajito a pesar de estar tan nervioso, que creo que a este paso, el sudor de mis manos creará un río.

Marcos se sienta demasiado cerca, su rodilla rozando la mía bajo la mesa. Renata y Sebas intercambian una mirada que grita "película romántica mala". No es por cuestionar los métodos de Rojas pero me he dado cuenta que en material de afecto es muy llamativo el aspecto de sus pequeños toques sentimentales.

Son como refuerzos y afirmaciones silenciosas de: pueden estar todos aquí... Pero yo basto para tí

—Necesito que vengas conmigo —dice Marcos, en un tono que no admite discusión.

Yo me ofusco con su tono. No me puedo imaginar obedeciendo de esa forma a un cromañón. Mi lado rebelde reluce y todos en la mesa quedan boquiabiertos cuando digo:

—¿Ahora? —pongo los ojos en blanco—. ¿O es una orden de tu club de fans de "Soy Un Idiota Con Buenos Pectorales"?

Hasta la quijada de Martina cae a la mesa. Debo decir, que soy atrevido a veces o tiento a la suerte con alevosía, porque Marcos sonríe. Conozco esa sonrisa: sádica y con ganas de querer algo a cambio.

Él no se inmuta. Saca su teléfono y me muestra una foto: Es mi hoodie de Totoro, el que él dejó en mi casa, colgado en la rama de un árbol al lado de un río que conozco demasiado bien.

Mis primeros encuentros con èl fueron ahí. Bueno con èl y su grupito mientras me golpeaban, me quitaban el dinero o rompían mis dibujos.

—Nuestro lugar —susurra, y mi estómago da un vuelco.

Cuando Val escucha esa frase que digo de le arruga el ceño. Ella misma me había curada esas veces después de las palizas que me daban los amigos de Rojas.

—No puede irse —protesta Vale, agarrando mi brazo—. *Estamos en medio de una misión épica. (Nota: La "misión" era ver quién podía comer más nuggets sin vomitar).

Marcos alza una ceja y algo en su ojo donde no tiene nada elevado hace tic. Lo estaban cabreando y a nadie le gustaría verlo explotar.

—Lo devolveré en una hora —dice Marcos, como si estuviera pidiendo prestado un libro y no a mí.

—¿Y si no lo hace? —pregunta Sebas, sospechoso.

Marcos lo fulminó con la vista y Sebas hizo un puchero abrazando a su novia.

—Entonces pueden denunciarme por secuestro —responde Marcos, completamente serio.

Renata chasquea la lengua. Ella es compasiva y bondadosa pero está vez mira a mí "bully" con fiereza.

—Danny, corre. Este tipo es más intenso que mi tía en Navidad — todos se destornillan de la risa.

—¡Traición! —grita Vale, pero suelta mi brazo—. Pero si no vuelves, twittearé que te convertiste en un súcubo del lado oscuro.

Mi mente insinuó por un momento a qué mi amiga pensó que íbamos a hacer cosas sucias. Me sonrojè sin remedio.

Marcos no esperó más. Me agarró de la muñeca sacándome del McDonalds mientras mis amigos hacen falsos sollozos de despedida.

El "lugar especial" no es más que un claro junto al río donde, en tercer año, Marcos y sus amigos me tiraron al agua (con ropa y todo). Ya sabía yo muy bien a qué se refería.

Ahora, mi hoodie de Totoro cuelga de un árbol como una bandera de tregua.

—¿Secuestrarme para traerme aquí? —pregunto, cruzando los brazos—. ¿Estás recreando tus traumas infantiles?

Algo en su expresión me avisa de lo que va a hacer.

—Algo así —admite, quitándose la sudadera para mostrar esa camiseta ajustada que tanto me distrae.¡El muy cabrón!—. Pensé que podríamos... hablar. Sin tus payasos alrededor.

—Son mis amigos— defiendo mis vìnculos con lealtad y el no parece sorprendido por mi actitud.

—Y te miran demasiado — por un momento mi radar detectó una anomalía. La forma en que lo dijo era casi como...

Ahí están los celos: crudos, infantiles, deliciosos.

Me acerco y le arranco el hoodie de Totoro de la rama.

—¿Viniste solo para esto? — ruedo mis ojos con valentía aunque lo que quería era salir corriendo.

—No —se acerca, pisando mis Converse sin querer—. Vine porque...

Se interrumpe, sus ojos caen a mis labios y noto el momento exacto en que sus pupilas se dilatan.

—Porque odio cuando sonríes por otros — lo dice con tanta convicción que termino por creer que todo lo que pasa es un sueño.

El aire se espesa. El río suena más fuerte, como si quisiera tapar lo siguiente que pasaría a continuación. Estoy cerca de èl pero no le toco... no hago nada

—¿Y ahora? —pregunto, desafiante — ante esa pregunta sus pupilas se iluminan como conteniendo estrellas

—Ahora esto.

Y por fin, por fin me besa. Sus labios para mí aunque suene poético para algunos, saben a disculpas no dichas.

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Maru Sevilla
Un capítulo interesante, engancha para seguir leyendo /Ok/
Blue Light: 😊😁✒️Me alegra que le guste la novela.
total 1 replies
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