Un Amor Inesperado

Sarah

Salimos de la casa entre bromas y comentarios tontos de Noah y Doruk. El sol estaba alto y el calor del mediodía se sentía, pero yo apenas lo notaba. Noah hablaba sin parar en el auto. Doruk conducía, haciendo comentarios sarcásticos cada tanto. Liam iba atrás conmigo, muy cerca. Tanto, que podía sentir el roce de su rodilla contra la mía. No decía nada. Pero tampoco necesitaba hablar. Su silencio ya me tocaba.

—Y tú, Sarah —preguntó Noah de pronto, girándose hacia atrás—. 1ienes algo que buscar hoy Ropa Maquillaje, O solo viniste a mirar vitrinas como buena alma perdida

Reí.

—Tal vez algo de maquillaje. Pero más por salir de la casa. Liam aprovechó para murmurar solo para mí:

—Yo vine por ti

Tuve que fingir que me reía de otra cosa. Miré hacia la ventana para que nadie viera cómo se me encendía la cara. Sentía a Liam muy cerca, su brazo rozando el mío de vez en cuando sin querer —o tal vez sí queriendo—. Cada roce me dejaba la piel un poco más sensible

—Ese vestido verde es nuevo, cierto —preguntó de pronto, sin mirarme directamente

Volteé hacia él, notando cómo fingía mirar el camino

—No solo que casi nunca lo uso

—Te queda bien. —Esta vez sí me miró, apenas un segundo pero lo suficiente para que el aire se sintiera más denso

Mi corazón dio un brinquito tonto. No sabía qué decir, así que solo sonreí, mirando hacia el frente. Al llegar al centro comercial todos nos bajamos rapidamente del auto con un Noah hablando calmadamente

—¿Vamos a comer primero o a las tiendas? —preguntó Noah desde atrás

— Comer —gritó Doruk—. Necesito energía para gastar dinero

Reímos todos y seguimos caminando. Pero la vibra entre Liam y yo ya había cambiado ago en esa mirada en su tono me decía que él también lo sentía Que no era solo yo

Y eso por más que intentara disimularlo me tenía volando

Liam :

El centro comercial estaba lleno, como siempre los fines de semana. Doruk y Noah caminaban delante, discutiendo sobre qué comida era mejor: hamburguesas dobles o sushi. Sarah y yo íbamos unos pasos atrás en silencio pero no era incómodo. Era ese tipo de silencio en el que todo se siente presente

—Voy a entrar a esta tienda rápido —dijo ella, señalando una boutique de accesorios— Solo quiero mirar algo

—Te acompaño —respondí sin pensarlo. Noah y Doruk siguieron caminando sin notar que nos deteníamos

Entramos el aire acondicionado nos envolvió y el murmullo de la música suave llenó el espacio. Sarah fue directo a una estantería con collares dorados y pulseritas delicadas. Yo la seguí con la mirada. No estaba haciendo nada especial solo mirando pero había algo en ella hoy que me tenía atado. Como si todo su movimiento me hablara

—Qué opinas —preguntó de pronto levantando un collar con una luna diminuta colgando

Me acerqué lo omó con una mano levantándolo frente a su cuello como probándolo. Mi mirada fue del collar a su clavícula a su rostro

—Te quedaría bien —murmuré

Ella bajó la mano y nuestras miradas se cruzaron. Por un segundo no hubo tienda ni gente ni música de fondo solo nosotros

—Liam -- dijo en voz baja.

—Mm

—Hoy me miraste distinto

No respondí enseguida quise hacerlo juro que sí, pero tenía miedo de que cualquier palabra soltara todo lo que venía conteniendo así que solo dije

—Hoy estás distinta

Ella sonrió no dijo nada más volvió a colgar el collar en su lugar como si no pasara nada pero pasó. Y yo lo supe

Volvimos a salir de la tienda, y nos encontramos con Noah y Doruk en la zona de comidas. Estaban peleando por quién pagaría las papas grandes, y nosotros fingimos integrarnos a la conversación pero seguíamos en nuestra propia burbuja. Mientras comíamos nuestras miradas se cruzaban cada tanto. Cortas. Rápidas. Como si nos costara disimular que algo había cambiado. Que algo estaba cambiando

Después de un rato Doruk anunció que quería ir a ver unas gorras y Noah lo siguió. Sarah y yo nos ofrecimos a esperarlos sentados en una banca cerca del pasillo principal. Nos quedamos en silencio otra vez. Pero era distinto. Cargado

Ella jugaba con el borde de su vestido y yo tenía las manos entrelazadas apretando para no hacer ninguna tontería. Hasta que la vi temblar apenas. Un gesto mínimo. Casi imperceptible. Y no lo pensé más

Llevé mi mano hasta la suya suave como si pidiera permiso en silencio. Ella no la quitó. Al contrario entrelazó sus dedos con los míos sin mirarme. Estuvimos así un rato. Sin hablar. Solo con nuestras manos juntas y el corazón latiendo demasiado fuerte como para fingir que no estaba pasando nada

—Nos pueden ver —susurró ella sin soltarme

La miré estaba nerviosa pero no se alejaba

—Lo se pero no quiero soltarte —respondí bajito casi con miedo a romper el momento

Sarah sonrió. No de forma escandalosa, no con dientes ni carcajadas. Fue una sonrisa pequeña. De esas que solo alguien que siente lo mismo entiende. Y ahí supe que no había vuelta atrás