Quiero a mi novio, pero últimamente discutimos mucho y ya no sé que hacer. Ha metido a su ex novia a su casa pero él asegura que no pasa nada entre ellos. Mi sexto sentido me dice que algo va mal, aunque no tengo pruebas. Hace poco conocí a un niño y no paramos de tener infortunios. ¡Ahora soy su tutora! ¿Por qué no puedo sacarlo de mi mente?
NovelToon tiene autorización de HananFly para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Gran noticia
Las sesiones de estudios terminaron sin más. El chico se estiró con fuerza para recargar energías luego de varias horas practicando matemática elemental .
—Ah, ya era hora de que terminara. Sentía que iba a perder las pocas neuronas que me quedan—se quejó Leo soltando el lápiz sobre el cuaderno para girar en la silla.
—Apuesto que fue pan comido para ti. Se te da muy bien esto de los números.
—Créeme, me la has puesto difícil hoy. Tuve que pensar un poco—sonreí ante sus palabras.
—Al fin tengo una victoria, después de todo—hice una pausa—Pero hablando en serio. Estoy segura de que si continuas al ritmo que vas, obtendrás buenos resultados en el examen de admisión—confesé mientras recogía mis cosas y las guardaba en mi bolso.
—Eso es bueno, supongo—respondió no muy convencido—Oye...¿ya te irás?—le miré por un segundo. Estaba jugando con sus dedos sin apartar su vista de mí. Tenía la impresión de que quería decirme algo.
—¿Es sobre la universidad?
—No. Bueno, si. Quería consultarte algo.
—Soy toda oídos.
—Estuve investigando anoche sobre las carreras y encontré un par de opciones que tomaría en consideración, pero quiero tu opinión al respecto—Juraría que era la primera vez que se veía tan enfocado en algo referente a los estudios. Sacó de su cuaderno una hoja de rayas con algunas anotaciones y me la entregó. Desvió la mirada con un toque de vergüenza—No te vayas a reír de lo que he escogido.
En esa hoja habían tres opciones de carrera: Nutrición, Fisioterapia y Educación física.
—A mi parecer, cualquiera que escojas irá bien con lo que tienes en mente. Van acorde a lo que te quieres dedicar y estoy segura de que puedes llegar a agarrarle amor a alguna de ellas. ¿Has pensado cuál es la que verdaderamente te llama la atención?
—Nutrición. Siento que es un aspecto importante dentro del campo deportivo.
—Y si ya sabes qué es lo que quieres, ¿qué esperas que diga exactamente? Digo, porque mencionaste que querías mi opinión.
—Solo quería escuchar que pensabas. Es todo—me detuve un instante para pensar adecuadamente lo que iba a decirle.
—Pienso que es una buena decisión. Al menos puedo sentirme tranquila al saber que si estas tomando en serio tu futuro. Aun así, debemos seguir trabajando. Nutrición es una buena carrera, te lo aseguro, definitivamente podrás sacarle procecho en el futuro. ¿Algo más que quieras consultar?
—Si—dijo apresuradamente—Hmm. ¿Tienes algo que hacer más tarde?
—No exactamente, ¿Por qué?—Leo se levantó de la silla con prisa y corrió hasta un escaparate, y de allí sacó dos controles de consola.
—Vamos a jugar—sugirió entregándome uno de ellos.
Acepté la invitación. Ambos nos sentamos en la cama para estar más cómodos. Escogimos un juego de lucha. Tenía unas cuantas victorias, pero él tenía la delantera. Nos entretuvimos tanto qué sin darnos cuenta el tiempo pasó volando. Fue gracias a Iván, quien abrió la puerta de golpe y nos sorprendió, que hizo que volviéramos a la realidad.
—Leo. Esto va más allá de lo que pude imaginar. Papá está como loco.
—¿De qué estás hablando?
—¡De mamá, Leo! ¡Está embarazada!—él quedó petrificado en su sitio con la boca y los ojos bien abiertos. Leo no solía ser un chico muy expresivo, pero era obvio que la noticia le cayó como un balde de agua fría. Incluso para mi, que no tenía nada que ver. Estaba por alguna razón pálido como una vela.
De un brinco, se levantó de la cama y corrió con todas su fuerzas hasta la sala. Iván y yo fuimos detrás de él.
—¿Te has vuelto loca, mamá? Esto tiene que ser una broma—Tal y como lo sospeché: no reaccionó de buena manera.
—Hey, Leo. No le hables en ese tono a tu madre—saltó el padre para ponerlo en su lugar.
—¿Un hijo? ¿No les pasó por la mente que no era la mejor decisión?
—¿Por qué no lo sería, hijo? Un bebé es una bendición. Y aunque fue una sorpresa para mí y para tu papá, ambos estamos emocionados de su llagada.
—¡Mamá! !Tú ya no estas en edad para estas cosas! ¿Te parece normal tener otro bebé luego de dieciséis años? ¿No te bastan todos los problemas económicos que ya tenemos como para añadir una carga más a la familia?—la señora Hirma reaccionó antes su palabras y le estampó una bofetada en la mejilla.
—Jamás imaginé que pensaras de ese modo, Leo. Creí que te emocionaría la noticia de tener un hermano menor. Pero veo que no. Soy una mujer adulta qué sabe lo que hace. No necesito reclamos de tu parte como si fueras mi padre. Los problemas que tengamos en casa, no involucran en nada a una criatura que ni siquiera ha nacido. Tu papá y yo ya lo hemos hablado y poco a poco iremos mejorando la situación para hacerla propicia para el bebé. Nada de esto perturbará tu vida ni los estudios. Es tu decisión querer o no participar en todo lo relacionado con el embarazo. No te vamos a obligar, por muy triste y decepcionante que sea para mi. No planeo discutir contigo por esto. Después de todo no me hace bien. Ya tu papá me habló de lo que pasó hoy en el colegio. A partir de este momento, dejarás de llevar el celular al instituto durante dos semanas, como castigo por tu mala conducta—su madre volteó a verme con los ojos rojos, como a punto de llorar—Y qué pena contigo, Helen, de verdad. No tienes por qué estar presenciando discusiones de casa ajena.
—No pasa nada, señora. Al contrario quiero felicitarla y desearle todo lo mejor durante su gestación. Lo importante es que ese bebé nazca sano y salvo.
—Así es mi niña. ¿Ya te ibas a casa? Puedes decirle a Iván que te acompañe.
—No hace falta. Yo iré—saltó Leo de mal humor.
En silencio, regresé a su habitación para buscar mis cosas. Durante un buen tiempo no dijo ni una palabra por el camino hacia mi casa. Yo tampoco me atrevía a comentar algo que pudiera empeorar su humor. Pero al final, decidí arriesgarme.
—Hey. ¿Tienes planes para el sábado? Digamos que tengo un par de cosas que hacer y no quisiera estar sola, ¿te animas?
—Veré—respondió bruscamente.