SOLO TE AMARÉ A TI.

... Esther.

¿Alguna vez han estado en el funeral de una persona cercana?

Me siento más triste que en uno. Las personas que tienen parientes enfermos me van a entender. Es horrible ver cómo se le acaba la vida a la persona que amas. Verlo tirado en una cama de hospital, vistiendo una bata, con el rostro pálido, sin cabello en la cabeza, me mata verlo así. Desearía ser yo la enferma. Desearía morir en su lugar, lo deseo por qué no se cómo podré vivir en un mundo sin el. ¿Cómo carajos voy a despertar y asimilar que el ya no está? Era más fácil pensarlo con otra mujer, era más fácil pensar que me engaño y se fue con otra. Ahora no sólo me siento culpable, me siento marchita, me siento sin ganas de nada.

— ¿Qué haces aquí? — Me encontré con la madre de Dylan. Ella siempre me ha odiado. Me odia por qué no soy de una familia poderosa, me odia por qué mis padres son inmigrantes, y en general me odia por todo.

— Vine a verlo.

— Aléjate de mi hijo. No le haces ningún bien. Mira cómo termino por tu culpa.

— Yo no le hice nada. — Me sentí tan frustrada que rompí a llorar. — Yo lo amo. Sólo quiero que se recupere. Quiero que viva.

— ¿Sabes lo que cuesta su tratamiento? — Negué. — Mucho, y tú no podrías pagarlo. Por su bien, déjalo en paz.

— ¿Qué está queriendo decir? — Más le vale que no sea lo que estoy pensando.

— Dejaré de pagar el tratamiento si no te alejas.

— ¿Qué clase de madre es usted? ¿Cómo puede siquiera pensar algo como eso? ¿Qué tiene en la cabeza? ¿le quitaron el corazón cuándo nació? ¿Por qué es tan cruel? Ni las perras son tan crueles como usted.

— Insolente. — Levanto su mano contra mi, sujete su brazo con fuerza.

— Escuche bien. No me alejaré de Dylan, no lo voy a dejar ni ahora, ni nunca. Más le vale no meterse entre nosotros. — La empujé y me fuí, tengo que conseguir dinero en caso de que a está bruja se le ocurra retirarle su apoyo.

Antes de ir a mi casa, pase por una iglesia, me arrodille y rece, rece más de lo que he rezado en toda mi vida. Le pedí a Dios un milagro. Le pedí que no me separara de la persona que amo. Qué le diera una oportunidad para vivir a mi lado. Incluso pedí que tomara mi vida en lugar de la suya.

Yo no puedo vivir sin el. Puedo vivir sabiendo que está con otra, pero no puedo vivir sabiendo que no está en el mismo plano terrenal. Eso me mata, mi corazón no ha dejado de sentir dolor. Me hice la fuerte con el, pero en realidad quería salir corriendo, quería irme y no volver a verlo en ese estado, no se cómo soportaré las visitas al hospital, a su madre siendo tan hostil, por suerte no he visto a su padre. El es peor todavía. No sé cómo unos seres tan malvados pudieron tener un hijo tan dulce y bondadoso.

... Nathan.

Me muevo de un lado al otro en mi oficina, por alguna razón estoy inquieto, no se que es exactamente, anoche lo pase bien con una de mis amantes. Pero no me quedé satisfecho. Mis ganas se calmaron, pero algo en mi interior se siente incómodo. Se siente pesado.

— ¿Puedo pasar? — Detuve mis pasos molestó. Lo que me faltaba, alguien irrumpiendo.

— Pasa. — Ella terminó de entrar, se mantuvo de pie caminando de un lado al otro. Su actuar me estaba cabreando. — ¿Vas a decirme lo que tienes que decir o te quedarás ahí dando vueltas?

— Necesito un préstamo. — Soltó por fin.

— ¿Razón?

— Tengo un familiar enfermo. No es mi madre o padre, así que el seguro no lo cubre. Además, el tratamiento es costoso, muy costoso. — Una idea maliciosa paso por mi mente, era mi oportunidad para por fin quitarme las ganas. Estás malditas ganas que tengo desde que la conocí. Tal vez sea por la naturaleza de cazador que tenemos los hombres, pero mientras más difícil es la presa, más rica es la carne, ya me estoy imaginando su sabor, sonreí al notarla vulnerable, de esa chica insolente que me golpeó, no quedaba ni el polvo.

— Siéntate. — Ella camino a la silla. Se sentó delicadamente, note que su maquillaje era más cargado que antes. Supongo que estaba preparada para seducirme. En caso de negarle el préstamo. — ¿Cuánto necesitas exactamente? — Ella puso una cantidad sobre la mesa. No me pareció demasiado, de hecho era una miseria, comparado a lo que tengo en mis cuentas, ésto no es un grado de arena.

— Pagaré cada centavo, lo prometo. Pueden ir descontando de mi sueldo.

— ¿Quién te asegura que trabajaras aquí el tiempo suficiente para pagar? — Se mordió el labio, eso me provocó algo en los pantalones. Mierda, ¿por qué se ve tan sexy?

— No se cuánto voy a trabajar, pero se que pagaré mi deuda.

— Quizás yo pueda hacerte un préstamo personal.

— ¿Lo haría? — Una gran sonrisa apareció en su cara. Me obligue a mantener la compostura.

— Claro que debe pagarme.

— Por supuesto. ¿Está bien si le pago en quincenas? — ¿Tenerla cada quince días? Eso no me agrada, incluso con las amantes que menos me han gustado pasó más de eso.

— Una vez a la semana.

— Bien. ¿Está bien si empiezo a pagar uno tres meses después de recibir el dinero?

— No está bien. — Yo quiero probarla cuándo antes.

— ¿Y cuándo entonces?

— Qué ansiosa. — Fuí donde ella me incline y vi sus hermosos ojos miel, ella cambio su expresión de agradecimiento a confusión. Me incliné un poco más, estando a punto de besarla me apartó.

— ¿Qué le pasa? — Se levantó molesta.

— ¿No acabas de aceptar un trato?

— No se de que está hablando.

— Ya no es necesario fingir. Sólo mírate. ¿Crees que no se lo que buscabas?

— No se de que habla.

— Hablo de ti, ofreciéndote para pagar tu deuda.

— No ofrecí mi cuerpo. Ofrecí mi salario.

— Eso no fue lo que yo entendí.

— Usted tiene la mente retorcida. — Ahí estaba la chica altanera. Necesitando de mi pero sin perder su insolencia.

— El trato es simple. Sexo a cambio de dinero. — Pude ver algo similar al odio pasar en sus rasgos, un fuego se estaba formando en esos ojos color miel, nunca vi algo similar en otra mujer, parecía le había hecho la propuesta más asquerosa en la historia de la humanidad.

— Mi cuerpo no está a la venta.

Salió furiosa, me sorprende que no estubiera echando humo por las orejas y fuego por los ojos. ¿En serio se indignó tanto? ¿O sólo estaba fingiendo para conseguir más? Esa mujer me desconcierta.

Investigare por mi cuenta.