En un mundo donde los dioses caminan entre mortales, un pequeño de siete años, que es mucho más de lo que parece, ha encontrado su propósito. Con un corazón puro y un amor inquebrantable, este dios cuida de su amigo, un joven alfa de 18 años marcado por el dolor y el desprecio de su propia madre. A pesar de las sombras que lo persiguen, el joven anhela la felicidad y la libertad que solo el amor puede ofrecer.
El pequeño dios, con su apariencia inocente, es un faro de luz en la vida del alfa, ayudándolo a enfrentar sus traumas y a encontrar la valentía dentro de sí mismo. Juntos, desafían las expectativas del mundo que los rodea, creando un vínculo que trasciende el tiempo y la edad.
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Cap 11: Enojados
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Después de comer, Sergei y Aitana se despidieron para ir a sus ocupaciones, mientras que los niños fueron a la biblioteca a repasar sus estudios.
— Príncipe, he notado que usted mira mucho al joven duque, le habla muy diferente a como le habla a los demás y también tiene contacto íntimo con él.— un poco inquieto por el menor.
— Liorán, ya te había dicho que no te entrometas en mis asuntos y prestes atención al estudio.— respondió mientras buscaba un libro en el estante.
— Pero, es que no es adecuado lo que usted hace con el joven duque. Usted es un niño aún y no puede estar tan cerca de los mayores.
— Sé lo que hago.
— P-Pero.
— Liorán, deja ya de molestarme y ocupa tu tiempo en estudiar y cuidarte de quienes te acosan.— respondió molesto por la insistencia del niño.
— y-yo, lo siento.
Después de disculparse, el niño salió del lugar llorando por cómo le había respondido su amigo.
— “tendré que crecer rápido para poder disciplinar a este niño y no hacer que se preocupe tanto por mí”.— pensaba el joven dios mientras iba en busca del niño.
Haim buscaba al niño por los pasillos y aulas pero no lo encontraba.
— Príncipe, lo he visto pasar por aquí varias veces, ¿Necesita algo?—dijo Aitana mientras leía un libro recostada en el césped del jardín.
— Princesa, ¿Ha visto a mi pequeño Liorán?
— No lo he visto, ¿Que le sucedió? ¿Lo volvieron a acosar? ¿Discutieron?
— Fui descuidado con mis palabras y lo he hecho entristecer.
— Entiendo, tu madurez mental y su pequeña inocencia pueden chocar.
— Se preocupa demasiado por mí y no se preocupa por su seguridad.
— Eres su único amigo, todo lo que tiene para sentirse querido y aceptado.
— Hablaré con él cuando lo encuentre.
— Está bien, búscalo en el dormitorio o en la parte más alejada de la academia. Debe estar escondido por ahí.
— Gracias, princesa.
El niño se despidió para seguir buscando a Liorán, mientras que Sergei llegó junto a su prima.
— ¿Qué te pasa?
— nada, estoy pensando en los niños. Al parecer se enojaron y el príncipe no encuentra a Liorán.
— Haim tiene un carácter extraño y parece un adulto en el cuerpo de un niño y su amigo es un niño bastante inocente y protector con él.
— ¿Crees que Liorán puede estar enamorado de su amiguito?
— No lo sé, pero se preocupa mucho por Haim y siempre lo está vigilando.
— Sería una hermosa historia de amor, dos niños enamorados desde la infancia, ayudándose mutuamente, enfrentando desafíos y dificultades, para finalmente casarse en la edad adulta y ser felices.
— en lugar de imaginar historias, repasa para los exámenes.
— Ya he repasado.
Sergei por un momento se perdió en sus pensamientos, recordando los pequeños momentos juntos al niño. El joven alfa recordaba como el jovencito le besó el dorso de la mano, como lo tomaba de la mano cuando tenía oportunidad y la dulce sonrisa que le brindaba.
— Es un niño muy dulce.
— ¿Estás hablando de Haim?—trayéndolo a la realidad
— No estoy hablando de nadie, sigue tu lectura.
Al no encontrar al niño y queriendo darle un poco de tiempo, Haim desapareció de la academia para ir junto a sus padres.
— Haim, cariño, has vuelto.— expresó con alegría Eros, viendo a su hijo entrar a la oficina.
— Buenas tardes, padre, ¿Cómo ha estado? ¿Mis hermanos se han portado bien?
— He estado muy bien, tus hermanos han estado traviesos haciéndole bromas a algunos soldados y sirvientes. ¿Cómo has estado? ¿Te han dado vacaciones?
— He estado muy bien, padre. Me he acercado al joven que amo, pero él solo me ve como un niño y mi pequeño hijo adoptivo está enojado conmigo.— sentándose frente al albino.
— Para acercarte al niño, debiste usar al menos una imagen de adolescente no un niño tan pequeño.
— Él no confía en nadie, por lo que era más seguro acercarme en forma de niño.
— Bueno, tú sabrás cómo manejas eso, solo no lo presiones o chantajes para que te acepte.
— No haré nada de eso, siempre lo respetaré y respetaré sus decisiones.
— Ok, ¿Cómo está eso de que has adoptado un niño?
— Es un niño de 9 años, su madre murió y su padre al volver a casarse lo ha hecho a un lado y lo envió a la academia para que lo “reformaran”. Allí ha sido acosado por los más grandes y ha sufrido mucho, por eso lo lleve a mi clase para cuidarlo y protegerlo como mi hijo.
— Hijo, debes ser coherente, no puedes llamarlo hijo cuando tú te ves pequeño que él.
— padre, ¿Que hago para hacerlo sentir bien ? Quiero que me perdone por alzarle la voz y reprenderlo de manera brusca.
— Habla con él, dile lo que no te gusta, explícale las cosas claramente, para que él no tenga malos entendidos. También puedes darle un pequeño obsequio.
— entiendo, gracias padre. Cuando tenga oportunidad le presentaré a su nieto.
— Cariño, aún soy muy joven para tener nietos.
— Cuando lo vea le gustará, es muy educado y amable. ¿Padre Apolo, dónde está?
— Está en una reunión de negocios con tu abuelo y tíos.
— entiendo, esta noche me quedaré a dormir.
— Claro que sí, haré que preparen tus platillos favoritos para cenar juntos.
— Gracias, padre.
Liorán por su parte, estaba en lo alto de una de las torres antiguas de la academia. El niño estaba sentado contra la pared llorando mientras abrazaba sus piernas.
— Mi padre tiene razón, no soy digno de tener a nadie que me quiera. Mi madre murió por mi culpa y ahora el príncipe no me quiere, siempre echo a perder todo. S-Solo debía hacer lo que dice el príncipe y no entrometerme en su vida, no soy un buen amigo, no soy bueno para nadie que esté cerca de mí.
Entre llantos y sollozos, el niño se quedó dormido en ese lugar oscuro y sucio. Sergei estaba en su habitación con algunas lágrimas bajando por sus mejillas, el joven alfa recordaba que cuando tenía 16 años, su madre lo insultó y golpeó frente a muchas personas en el centro de la capital.
— Eres un maldito error, debí deshacerme de ti hace mucho tiempo.—decia mientras lo golpeaba con furia.
— m-madre, por favor, y-yo soy su hijo, nunca he hecho nada para avergonzarlo, siempre lo he respetado.
— cierra la maldita boca, eres lo peor que pude hacer en mi vida.
— Madre, no diga eso, yo lo quiero.
creo que me perdí