Soy Marcela y jamás creí que algo así me sucedería a mí. fui víctima de traición entre mi novio y mi hermana, lo que me llevó a refugiarme en el alcohol y acostandome con quién menos pensé... mi vida dio un giro inesperado en menos de lo que se espera... Ven y se parte de mí historia...
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Una Salvacion
Los ojos de Raúl se posaron en Marcela con un brillo lascivo.
—Oh, ahí estás mi amor—me llamó de esa manera con una sonrisa depravada.
Sabía que debía mantenerme fuerte, que llorar solo le daría más placer a ese monstruo. Pero cuando finalmente reuní el valor para levantar mi vista y mirarlo, no pude contenerme y volví a dejar caer mis lágrimas sin control.
Raúl parecía disfrutar cada una de mis lágrimas derramadas por mi dolor, se relamió los labios de manera asquerosa y depravada mientras me desnudaba con su horripilante mirada.
—Bueno, comencemos esto— anunció la mujer de mi padre con frialdad, pues es de entender que yo no le importo en lo absoluto.
La desesperación me invadió en este momento, tanto así que corrí hasta los pies de mi padre en un último intento desesperado por qué no me entregará a ese hombre.
—¡Padre!—mi voz estaba rota y llena de angustia. —Por favor, lo lamento, pero no me hagas esto, por favor—
Mi padre ni siquiera me miró a pesar de mi llanto y súplicas desesperadas.
—Ya te dije que no puedo hacer nada por ti, cachorra— gruñó, como si mi súplica no le importara, al contrario. Le fastidiará. —Tu misma te buscaste este destino cuando decidiste acostarte con él y quedar embarazada. Deberíamos estar agradecidos todos de que él sea lo suficientemente generoso como para aceptar un engaño—
—¡Pero yo no engañe a nadie!— mi voz se quebró mientras intentaba contar mi versión de los hechos. —¡Elijah fue el que me engañó a mí con Lina!. Ellos dos han estado viéndose a escondidas durante mucho tiempo, yo los descubrí en su apartamento. ¡Por favor, créeme, papá!. Lina me llevo a un bar con la excusa de celebrar mi cumpleaños, ella me drogo colocando en mi bebida un afrodisíaco para luego llevarme a la habitación de Raúl. ¡Papá, Yo...!—
Mis palabras fueron interrumpidas por el sonido y dolor seco de un golpe.
Sentí el ardor en mi mejilla, y durante algunos segundos las luces danzaron en mi visión.
Mi madrastra me dio una bofetada con una brusquedad que me dejó aturdida.
—¿Cómo te atreves a acusar a mi hija y a tu novio de semejante traición?— grito con furia. —Antes de que vinieras con todas estas mentiras, ellos nos advirtieron primero que osarías de cualquier pretexto y mentira para excusar tu falta y salirte con la tuya—
Apenas tuve tiempo de recomponerme antes de volver a mirar a mi padre, con la única esperanza, aún que una débil, de que aún existiera algo de compasión en él, por mí.
—Papá, créeme por favor, tú bien sabes que yo nunca te he mentido— mi voz a esta altura ya era un susurro quebrado, lleno de la última gota de esperanza. —Créeme, por favor—
Me miro y suspiro.
—Todas las pruebas están en tu contra— su tono era inamovible y helado. —Lo que indica que estás mintiendo—
Estas últimas frases fue lo último que bastó para que toda mi esperanza quedara tirada a la basura por mi padre, el único hombre a quien admiraba y de quien esperaba comprensión y confianza.
Raúl se acercó a mí por mi espalda con una carcajada disfrutando de todo este momento.
—No llores, mi reina— susurro en mi oído con burla, al momento que alzó una mano grande y áspera para acariciar mi rostro.
Cerré los ojos y las náuseas se hicieron presente apenas mi mente registro lo que pretendía hacer. Instintivamente, me aparté de él no permitiéndole que me tocara. Jamás lo permitiría.
Aunque en el fondo de mi corazón sabía y reconocía que no había una forma de cómo salir de este agujero. Un fuerte escalofrío de terror obsoleto recorrió mi cuerpo al sentir su leve roce.
»Me sentía en un abismo del que era inevitable caer«
Siempre intenté ver el lado positivo de todo lo que me rodeaba, mantenerme firme a pesar de las adversidades, pero mientras Raúl me veía y quería tocarme como si fuera mi dueño, comprendí que esté seria mi final, porque antes muerta que en manos de él, y así acabaría con tanto sufrimiento.
Las lágrimas brotaron nuevamente de mis ojos mientras la verdad me golpeaba sin piedad alguna.
Raúl me agarro con fuerza del abrazo, un estremecimiento y su contacto desapareció para ser remplazado por un gruñido de dolor. Abrí lentamente los ojos, temerosa de lo que encontraría. Pero cuando mi mirada se encontró con unos ojos azules y penetrantes, mi mente sin nada que procesar ni pensar.
Por un breve momento creí que estaba muerta y este era el cielo, que contemplaba el rostro de un ángel. O tal vez estaba teniendo una alucinación muy buena, está era una desesperada oportunidad de escapar de mi tormentosa y cruel realidad. Pero antes la voz firme y grave de ese hermoso ángel me trajo de vuelta a la realidad.
—¿Estás bien?—pregunto con mucha calma.
Asentí lentamente, aún me encontraba confundida por su presencia aquí en mi casa.
Mi mente aún se encontraba procesando todo lo que ocurre cuando veo a Leandro moverse con rapidez, una que solo un depredador como él tendría, y lo siguiente que se escucha es un alarido de Raúl y desplomarse al suelo.
—¿¡Quién te crees que eres!?— grito, sujetándome el brazo con el rostro contorsionado de dolor. —¡Me dislocaste el brazo!—
Leandro no le dirigió ni una pizca de atención. En cambio, se giró con absoluta serenidad emanando un aura de poder y peligro, hacia los desconcertantes ojos de mi padre.
Sus ojos también recorriendo todo el lugar antes de detenerse en un sobre en la pequeña mesa. Lo contempló por un momento antes de girarse a mi padre nuevamente.
—Mi nombre es Leandro— su voz salió más imponente de lo que solía ser. —Y soy el padre del hijo que Marcela lleva en el vientre—
En la habitación reinó un silencio asfixiante.
—¿¡Que está diciendo!?— bramó mi padre, en su rostro se veía reflejada la furia y la confusión. —Raúl dijo...—
—Es mentira— lo interrumpió Leandro con frialdad y odio.
—Él te dirá toda la verdad, y si no lo quiere hacer lo obligaré hacerlo, dislocándole todos sus miembros—
—Eso... Eso es cierto— jadeo. —Jamás me he acostado con Marcela. Pero siempre la he deseado, y la quiero conmigo sin importar que—
Sentí como el aire abandonaba mis pulmones ante su confesión.
—Ya lo han escuchado— sentenció Leandro, y más tranquilo. —Estoy aquí, porque yo asumiré mi responsabilidad, y me convertiré en el esposo de marcela—....
y si tiene que luchar para ser feliz qué haci sea ..excelente historia felicidades escritora
ella quiere tener un amor que sea para ella que la quieran a ella ..no le importo el dinero del príncipe ella solo quería una familia que estuviera ahí y darle un buen ejemplo a su hijo que trae en sj vientre ..
y si tienes razón ya no te dejes humillar por nadie quiere a ti misma y sal de ese infierno que estas viviendo ..
excelente historia..que destino le traerá la diosa de la luna ..
Aún está inconclusa, a ver cuándo la termina la escritora.
Éxito.
porque ella es la qur se cuesta con tu novio que ya no lo es ..
mujer abre los ojos por una vez en tu vida no seas tan ingenua...
excelente historia