NovelToon NovelToon
Amor Bajo Las Escamas Del Dragón De Hielo

Amor Bajo Las Escamas Del Dragón De Hielo

Status: En proceso
Genre:Amor prohibido / Amor a primera vista / Magia / Amantes del rey / Dragones
Popularitas:4.5k
Nilai: 5
nombre de autor: Mckasse

❄️En lo profundo de los bosques nevados de Noruega, oculto entre pinos milenarios y auroras heladas, existe un castillo blanco como la luna: silencioso, olvidado por el mundo, custodiado por un único dragón que ha vivido demasiado tiempo en soledad.

Sylarok Vemithor Frankford, un príncipe de sangre de dragón antiguo, parece un joven de veinticinco años... pero ha vivido más de dos siglos sin envejecer, sin amar, sin pertenecer. Su alma es fría como su aliento de hielo, su vida, una rutina congelada entre libros, armas y secretos.

Hasta que una muchacha cae inconsciente en su bosque, desmayada sobre la nieve como un copo a punto de morir.

Celeste, una nómada de mirada estrellada y corazón herido, huye de su pasado, de los bárbaros que arrasaron su familia, y del invierno que amenaza con consumirla.
Y Sylarok aprenderá que no hay armadura más frágil que el hielo cuando el calor del amor comienza a derretirlo.

NovelToon tiene autorización de Mckasse para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Acciones prohibidas.

La habitación junto al invernadero es cálida en comparación con el resto del castillo. A pesar de que hay un frío infernal afuera, el domo sobre el techo dejaba pasar la luz de las auroras y mantenía el ambiente a temperatura estable, gracias a un viejo hechizo de los Vemithor.

Sylarok dejó a la muchacha sobre la cama, encima de un colchón cubierto de pieles blancas. Se inclinó, observando su rostro pálido, los labios agrietados. Parecía más frágil que el búho que rescató hace décadas, aquel que apenas podía parpadear antes de quedarse dormido en su mano.

Notó cómo su ropa vieja, rota y empapada empezaba a congelarse, adhiriéndose a su piel.

—No puedes quedarte así —murmuró, más para sí mismo que para ella.

Miró hacia la puerta, como si esperara que Ryujin apareciera... pero no lo haría.

Con movimientos torpes, comenzó a quitarle las prendas mojadas, procurando no mirarla directamente. Sus dedos se movían con más nerviosismo que cuando limpiaba su rifle. Su corazón —ese bloque de hielo enterrado en siglos de soledad— latía con algo que no reconocía. Algo extraño, incómodo. Casi... cálido.

Tragó saliva.

—No es nada. Es... cuidado. Esto es cuidado. Es hermosa.(al final la vio por completo)

Fue al ala norte porque no puede dejarla simplemente desnuda bajo las mantas, es un lugar donde aún se guardaban ropas antiguas de su madre. Encontró un vestido de lana rosa claro, de bordes plateados, suave y sencillo. Lo eligió sin pensar demasiado, regresó y se lo colocó con torpeza, como quien viste una muñeca por primera vez.

Cuando terminó, retrocedió, respirando hondo, mientras hacía el gesto de limpiarse las manos.

Estaba hecha un desastre... pero parecía menos cerca de la muerte.

Justo en ese momento, la puerta se abrió.

Ryujin entró con una bandeja.

—Dije que no iba a ayudarte pero no dije que la dejaría morir de hambre —gruñó, entrando sin mirar al frente—. Le traje sopa de pollo con raíz de jengibre y pan caliente. Que coma y... —se detuvo de golpe.

La bandeja tembló en sus manos.

—¿Qué... demonios...? —Ryujin entrecerró los ojos—. ¿Le... cambiaste la ropa?

Sylarok asintió. Con cierto orgullo.

—Lo hice solo. No fue tan difícil. Escogí un vestido de madre. ¿Ves? No necesito tu ayuda para estas cosas.

—¿Sin nada debajo? —pregunta Ryujin, con voz de hielo al verle los pezones en el vestido casi transparente que dejaba poco a la imaginación. Aquello no era un vestido, era un babydoll que su madre usaba para reducir al rey.

—¿Se te fundió el cerebro? De tanta ropa ¿le pones eso?

—No tenía idea de qué más ponerle, es rosa, se supone que a las chicas les gusta ese color—respondió Sylarok encogiéndose de hombros—. ¿Qué tiene eso de malo?

Ryujin dejó la bandeja con cuidado. Casi con piedad.

—Tiene que marcharse en cuanto despierte.

Le dice al ver que a su amo le llama mucho la atención esa chica más que a sus mascotas, por la forma en que la ve.

—¿Qué?

—Lo que oíste. En cuanto pueda caminar, dale oro, comida y dile que desaparezca. Si despierta y lo primero que ve es que tú la desnudaste y vestiste con eso, tú, un extraño, un hombre... ¿Sabes cómo lo interpretará?

Sylarok frunció el ceño, desconcertado. Era un dragón de 250 años pero con la mente de un chico Inocente de 20.

—Pero la salvé. No... no hice nada indebido.

—Y eso lo sabes tú. Ella no. Ella puede pensar lo que sea, decir lo que quiera. Y tú pareces un joven de veinticinco años sin arrugas. ¿Sabes cómo llaman a eso los humanos? —se acercó más, hablando bajo— Un escándalo. Un pervertido.

Sylarok se quedó en silencio. Miró a la chica, dormida aún, respirando con más tranquilidad.

—Entonces... ¿debo hacer que se vaya?

Ryujin asintió.

—O asegúrate de que jamás diga una palabra. Lo cual es más difícil que matar un oso con cucharas.

Sylarok bajó la mirada. Apretó los labios.

—Cuando despierte, se lo diré. Pero no puedo dejarla morir. No pude.

Ryujin lo observa con una expresión mezcla de pesar y ternura.

—Tienes el corazón más blando que un melón dejado al sol. Si no fueras un Vemithor, diría que eres una falla genética.

—Gracias —dijo Sylarok, con sarcasmo seco.

El viejo dragón bufó y se giró hacia la puerta.

—Ah... y ponle ropa interior. En la cómoda hay. No me hagas explicarte para qué sirven ni cómo se la vas a poner.

La puerta se cerró.

Sylarok se sentó junto a la cama, cabizbajo. Observó el rostro dormido de la chica y murmuró:

—¿Quién eres tú... que me haces sentir tan... Extraño?

El no se atrevió a ponerle ropa interior, solo la dejó sobre la cama.

Horas después...

La primera sensación fue de calor. Un calor real, casi irreal. Algo no encajaba.

La segunda, fue el aroma a sopa caliente. ¿Desde cuándo el cielo tenía olor a ajo y gallina?

Celeste abrió los ojos con dificultad, con el cuerpo pesado como piedra. Lo primero que vio fue un techo traslúcido cubierto por copos de nieve. ¿Estaba... flotando?

Movió una mano. No estaba muerta. Su corazón latía. Lentamente, pero fuerte.

Entonces, giró el rostro y lo vio.

Un lobo blanco.

Gigante. Dormía hecho un ovillo sobre el pie de la cama cama.

Celeste abrió la boca para gritar, pero lo único que salió fue un croar reseco.

Instintivamente se incorporó con un sobresalto, ignorando el mareo. Su mirada se paseó por la habitación y su rostro palideció aún más.

El vestido...

¿Y su ropa?...

¿Dónde estaba su ropa?

Pero más importante...¿donde estaba ella?...

Se tiró de la cama y buscó el primer objeto contundente que encontró: un candelabro de cristal en forma de rama. Era precioso. Y pesado. Lo ideal para partirle la cabeza a alguien. El lobo levanta la cabeza curiosamente.

—¡¿Dónde estoy?! —exclamó, apuntando con el candelabro como si fuera una espada.

El lobo no responde obviamente.

Fue en ese preciso momento que Sylarok entró, cargando una bandeja con pan y fruta.

Sylarok se detuvo en seco al ver a Celeste en pie, temblorosa, envuelta apenas en una manta y empuñando el candelabro como si fuera una guerrera sin espada. Sus ojos grises, serenos como el hielo antiguo, parpadearon una vez con calma antes de posar la bandeja sobre una mesa cercana.

—Hola...

Era alto, aunque no tanto como un guerrero del norte. Su cuerpo no parecía el de un bruto musculoso, pero sí el de alguien que entrenaba con disciplina. Los músculos se insinuaban bajo la túnica oscura que llevaba, marcando hombros definidos y una postura que imponía sin amenazar.

Su cabello, plateado como la luna reflejada en un lago helado, caía suelto hasta la cintura, suave y liso como seda. Una mecha le cruzaba el rostro, dándole un aire descuidado, casi travieso. Su piel era clara, casi tanto como la nieve tras la ventana.

Pero lo que más llamaba la atención de Celeste eran sus labios ligeramente curvados en una sonrisa contenida… y los colmillos. Dos de ellos, apenas más largos que los otros dientes, asomaban con un toque encantador y peligroso a la vez.

—Estás a salvo —dijo con voz baja, cálida y suave como el fuego que crepitaba en la chimenea detrás de él—. Nadie va a hacerte daño aquí.

El lobo blanco se levantó lentamente y se acercó a Sylarok, frotando su enorme cabeza contra su costado. Celeste, aún jadeando, no bajó el candelabro.

—¿Quién eres? ¿Qué hiciste con mi ropa? ¿Qué… qué clase de sitio es este?

Sylarok la miró con atención. Sus ojos no perdían la calma. Era como si ya hubiera esperado esas preguntas.

1
María teresa Chirinos
/Proud/
María teresa Chirinos: atrapada en el primer capitulo
total 1 replies
eva quispe
es genial😊👏
Adela Arias Montoya
Excelente
Nina Divas
Que tierna 😍
Nina Divas
Me encanta esta trama ☺️
Nina Divas
Que emoción 🥰
Nina Divas
Jajaja impresionado el chico más tímido 🫣
nelida guzman
cinco estrellas por qué se las merece la mejor historia de romance antiguo q he leído me atrapó desde el principio la amo
Leyanis Guzman: siiiii
Mckasse Escritora: gracias por leer
total 2 replies
Nina Divas
Surgirá el amor entre ellos que hermoso me encantan estas historias ☺️
Nina Divas
Muy interesante historia 🤔
Paola Cordero
Muy buena trama espero pronto más capítulos 🙏🙏🙏🙏
Franshesca Acosta
la peor traición no viene de un enemigo 🤣🤣🤣🤣🤣
Mckasse Escritora: jajaja siiii
total 1 replies
eva quispe
amooooooooo
eva quispe
el alcahuete jajaja😂😂😂
Mckasse Escritora: metiche le decimos aquí en República Dominicana, también él pelo en la sopa, come boca, lleva vida, ect
total 1 replies
Adeilis Velázquez Mederos
Me gusta mucho la historia
bruja de la imaginación 👿😇
muy bonita la historia
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play