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Corona De Luciérnagas

Corona De Luciérnagas

Status: En proceso
Genre:Romance / Aventura / Amor a primera vista / Maltrato Emocional / Mundo mágico / Completas
Popularitas:7.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Someng

Tristán Firefly, es un esclavo que fue vendido a sus tres años de edad, siendo tratado de una forma cruel e inhumana. A sus ocho años continúa con esa vida, su único sueño es tener una familia propia con su pareja destinada, pidiendo una señal a su Dios. Encontrándose con ella un día después, pero tienen que separarse. Gracias a ello, vuelve a su vida normal, su amo casi lo mata y lo tira al bosque quitando toda evidencia para no ser acusado de asesinato. Todos los creen muerto ahora y con eso logra ser libre para hacer su nueva vida como quiera.
¿Logrará encontrarse de nuevo con Shahiem y ser felices juntos?

NovelToon tiene autorización de Someng para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO 1

La noche estaba envuelta en un silencio que solo el canto de los sapos rompía. Era un canto melancólico, como si el mundo entero compartiera su tristeza. Tristán siendo un niño, con su cabello oscuro y desaliñado, se encontraba tendido en el césped húmedo, inmóvil, contemplando la luna llena que se asomaba entre las nubes. Recordó su llegada a Azshik, un día sombrío en el que la lluvia caía sin compasión. Su madre, con su cabello rubio y sedoso, lo llevaba a cuestas, pero las palabras que salían de sus labios eran un veneno que se incrustaba en su corazón. "¡Eres un estorbo!", le gritaba, mientras él se aferraba a su espalda, sintiendo el frío calar en su piel.

Las imágenes de su madre, con esos ojos marrones que parecían perforarlo, lo atormentaban. Su padre, con su mirada azul, reflejaba el mismo desprecio. Era como si la lluvia que caía también arrastrara su infancia, dejándolo con la sensación de que nunca había sido verdaderamente amado. A los tres años, sus padres tomaron la decisión de venderlo. Aquella fue la primera vez que entendió lo que significaba la traición, aunque su mente infantil no pudiera asimilarlo del todo.

Azshik, un pueblo alejado del bullicio, prometía ser un refugio, pero para él fue un abismo. La lluvia lo empapó, pero el verdadero aguacero era el de las lágrimas que no podía derramar. En ese momento, se dio cuenta de que había perdido su hogar antes de siquiera haberlo encontrado.

A medida que la noche avanzaba, el sonido del río detrás de él se convirtió en un eco de sus propios pensamientos, una melodía que lo envolvía en una atmósfera de nostalgia. El frío del césped contrastaba con la calidez de la brisa primaveral, y en ese instante, la naturaleza parecía abrazarlo. Era una madre que nunca tuvo, y así, se sintió menos solo.

Su mente, aunque atormentada, comenzó a divagar hacia otros recuerdos. Las risas de los niños en el pueblo, la forma en que jugaban sin preocupación. Él, sin embargo, se había convertido en un espectador, un niño que observaba desde la distancia, incapaz de unirse a su alegría. El mundo a su alrededor continuaba girando, mientras él se sentía atrapado en un ciclo de dolor y soledad.

A medida que la luna se alzaba más alto en el cielo, su cuerpo, cansado por el trabajo diario y la carga emocional que llevaba, comenzó a ceder. A pesar de los recuerdos oscuros que lo atormentaban, la naturaleza le ofrecía un consuelo inesperado. El canto de los sapos, el murmullo del río, todo se unía en una sinfonía que lo arrullaba.

Finalmente, sus ojos azules se cerraron, y en ese momento de entrega, se entregó al sueño, dejando que la luna y la tierra lo abrazaran. El niño que había sido, el niño que aún era, se sumió en un profundo descanso, donde los recuerdos no podían alcanzarlo. En los brazos de la naturaleza, encontró un refugio, aunque solo por un instante.

****************

La noche anterior había sido un tormento. El aire denso y cargado de humedad se aferraba a su piel como una segunda capa, amplificando el dolor punzante en sus costillas y la quemazón en sus tobillos. Cada respiración era un recordatorio de la brutalidad que había soportado. El sueño, esquivo y fragmentado, solo le ofrecía breves respiros antes de ser asaltado por imágenes vívidas y sensaciones agónicas.

De repente, el crujir de la madera del suelo rompió el precario silencio. Un sonido grave, rítmico, cada vez más cercano. Pisadas. Pesadas. Inconfundibles. El corazón, que apenas latía con la calma forzada del simulacro, se disparó, golpeando contra su caja torácica como un pájaro atrapado. Abrió los ojos con lentitud, cada músculo protestando, buscando distinguir la forma en la penumbra. No era la bestia que su instinto le gritaba que esperara. Era él. Su amo. Y la expresión en su rostro, una máscara de furia contenida, confirmaba sus peores temores.

El intento de hacerse el dormido era un acto desesperado, un último recurso ante la inminencia de una nueva tormenta. Las heridas de la jornada anterior aún supuraban, una sinfonía de dolor latente que él conocía demasiado bien. El amo, una mole imponente de ciento cincuenta kilos, una montaña de carne y resentimiento, se acercaba. Su calvicie relucía bajo la escasa luz, contrastando con la frondosa barba oscura que enmarcaba un rostro curtido. La piel morena clara, tensa por la ira, acentuaba la oscuridad penetrante de sus ojos. No tardó en llegar a su lado, su presencia llenando el pequeño espacio, sofocando el aire.

Aún vestía su pijama blanco, impecable, como si las pisadas en el lodo que cubrían sus pies descalzos fueran un detalle insignificante. Él, en cambio, solo portaba el burdo costal de tela, una vestimenta de humillación con tres agujeros estratégicamente colocados para la cabeza y los brazos, una burla a la dignidad humana. La diferencia entre ambos era un abismo, una cruda representación de su realidad: uno, el verdugo, el otro, la víctima. El amo se detuvo, su sombra proyectándose sobre él, un preludio del tormento que estaba por desatarse. El aire se volvió más pesado, cargado de la expectativa del dolor.

El grito desgarrador de su amo rasgó la quietud de la mañana, devolviéndolo a la cruda realidad con la fuerza de un latigazo.

-¡Levántate maldita escoria! -La voz, cargada de una hostilidad visceral, resonó en sus oídos como un eco de sus propios miedos. -¿Pensaste que nunca me enteraría verdad?- La pregunta, más una acusación velada, le heló la sangre.

Se incorporó de un salto, el cabello enmarañado con hojas y ramas, vestigios de una noche de tranquilidad. Se sacudió la cabeza, intentando despejar la confusión y el dolor. El amo, más furioso que nunca, era un torbellino de ira. Tristán repasó mentalmente sus últimos días, buscando algún desliz, algún error que pudiera haber provocado tal desmesura. Nada. Nada que justificara esa furia desatada.

Intentó articular una explicación, desentrañar los posibles malentendidos, pero la oportunidad le fue arrebatada antes de que pudiera pronunciar palabra. El puño de su amo se estrelló contra su rostro con una fuerza brutal, tirándole al suelo, dejándolo tendido sobre el césped, humillado y dolorido por una injusticia que no comprendía. El golpe, seco y demoledor, le robó el aliento y la poca resistencia que le quedaba.

-Maldito mocoso de mierda...- masculló el amo, sus gruesos brazos rodeando el cuello de Tristán, levantándolo del suelo como si fuera un muñeco insignificante. La presión aumentó, ahogando sus pulmones, robándole el aire. -¡Vuelves a decir que te maltrato aún siendo un mocoso y te arrancaré ese pedazo de carne al que llamas lengua!

La amenaza, pronunciada con una crueldad escalofriante, resonó en sus oídos mientras la visión se volvía borrosa. La mirada de su amo, fija en él, reflejaba un deleite perverso, una risa sorda que se escapaba de sus labios mientras el cuerpo de Tristán se convulsionaba en una lucha desesperada por la vida.

Cuando sintió que el movimiento cesaba, que la resistencia se extinguía, el amo lo soltó, dejándolo caer como un fardo inerte. Lo lanzó hacia el río, donde las rocas esperaban, amenazantes. Por un milagro del destino, o quizás por la torpeza del propio amo, no impactó directamente contra la cabeza. El impacto se sintió en la pierna izquierda, un crujido agudo que anunció la fractura, y el hombro derecho se dislocó con un chasquido doloroso. Había tenido suerte, una suerte amarga, pero suerte al fin. Sin quejarse, nadó hacia la orilla, donde su señor lo esperaba.

El amo, visiblemente decepcionado por su puntería fallida, esbozó una sonrisa que, por un instante, pareció genuina, la de un hombre bueno. Pero la máscara cayó rápidamente, revelando la misma crueldad subyacente.

-Escucha gusano,- comenzó, la risa burbujeando en su garganta.-solo por esta vez te perdonaré sin algunos castigos.- La carcajada se desató, sonora y despectiva, mientras Tristán yacía a sus pies, una basura insignificante y sin valor. -Acompáñame a celebrar el aniversario de mi negocio, sirve que te haces hombre al fin, mocoso.

El silencio se extendió entre ellos, un silencio cargado de amenazas tácitas y recuerdos dolorosos. Tristán, con la piel aún erizada por la humillación y el dolor de la golpiza anterior, prefirió la estrategia del avestruz. Sabía perfectamente a qué se refería su amo con esa mirada lasciva y esa sonrisa torcida, pero hacerse el tonto era su único escudo contra una violencia que amenazaba con destrozarlo por completo. La última vez que había osado mostrar una pizca de intelecto superior, una chispa de pensamiento propio, las consecuencias habían sido degradantes y brutales. El recuerdo de lamer la suciedad de las botas del cuidador, un sirviente más en la jerarquía de la crueldad, le provocaba arcadas. Era un recuerdo que alimentaba el odio, un odio profundo y amargo hacia la vida misma, hacia su propia existencia.

-¡Vamos, gusano!, ¡No te quedes ahí parado como un tronco!- la voz del amo, áspera y burlona, rompió el tenso silencio.

Señaló con un gesto imperioso un trineo de metal, una monstruosidad equipada con una cuerda plagada de púas y agujas afiladas. La imagen era clara, la instrucción implícita: debía tirar de él, arrastrarlo colina arriba, como si fuera una bestia de carga, un animal despojado de cualquier atisbo de humanidad. Y Tristán no era un animal, era un niño, un niño torturado y humillado.

Con cada fibra de su ser luchando contra el miedo y el dolor, comenzó a tirar del trineo. Sus pequeñas manos, ya magulladas y sangrantes, se aferraron a la cuerda áspera. El amo, con una sonrisa de satisfacción perversa, se acomodó en el trineo, un peso muerto que aumentaba la carga. Caminaron en silencio por la ladera, el metal raspando contra la tierra. Pero al llegar al punto donde la pendiente se volvía desafiante, donde la subida exigía un esfuerzo sobrehumano, el amo desató su crueldad. El látigo silbó en el aire, mordiendo la piel de Tristán, incitándolo a avanzar con mayor celeridad.

Cada paso era una agonía. Las agujas del trineo se hundían en sus hombros y manos, perforando la piel con una profundidad aterradora. El dolor era insoportable, un ardor que se extendía por todo su cuerpo. Las púas, como dientes afilados, desgarraban su piel, dejándola al rojo vivo. La sangre manaba a borbotones, tiñendo la tierra de un rojo oscuro. A pesar del tormento, a pesar de la desesperación que amenazaba con consumirlo, Tristán logró avanzar siete pasos largos, un avance minúsculo pero heroico en medio de una tortura inimaginable. Cada uno de esos pasos era un grito silencioso de resistencia, una negación de la brutalidad que intentaba aniquilarlo.

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chayly
no entiendo tengo que volve a dios me perdi
Someng_Neri: ah el capítulo 1, 2 y 3 están hasta el final, para que te pongas en contexto
total 1 replies
chayly
a bueno yo no pero mientras mas joven jododes se hacen
chayly
bueno empezamos mal como la historia
chayly
es un amor y tambien una terrorista mujer eres muda habla hija de.la murralla
chayly
es muda la señora vengo por el patrocidador mujer vieja se mas indirecta
lolipop
mmmmm sospechoso,¿no les parece?
lolipop
dios mio, esq pobrecito, la verdad si sufre mucho el pobre
lolipop
yo tenia un perro de esa raza, si estan bien bonitos y peludos
lolipop
hayy pero la abuela es un amooooooor/Whimper/
lolipop
Tristán en ese momento : nmms casi me cago del susto
lolipop
omg! esq tu historia me atrapa cada vez más, no puedo dormir por querer saber lo que pasa despues /Whimper//Rose//Ok//Good//Plusone/
lolipop
nooo que injusticia
lolipop
me recordó a mi mamá cuando se enoja y me dice que no le responda y me pregunta algo, despues le contesto y se pone bipolar
Someng_Neri: jajaja 🤣
total 1 replies
lolipop
hayy si, la gente nadamas critica y no ayuda, son pocas las personas que se acomiden cuando ven al necesitado
Someng_Neri: si , la verdad
total 1 replies
lolipop
wow, es un muy buen inicio, la narracion es muy hermosa y espesifica, no puedo esperar por leer más de esta novela, la amo, nueva fan
Liliana Diaz
que salimos por favor que ya tritan se defienda que se de cuenta quien es y que es capaz de hacer
Liliana Diaz
cuanta maldad, verdaderamente no me explico como se pueden enseñar con unos niños indefensos
Dark Darian🌹
me gusta esta novela aunque es algo fuerte je
Rata de pared
Jajajja re feliz esta, que tierno
MarcosYD Figueroa
lindo
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